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Jueves, 18 de Abril de 2024

Fe y devoción al paso de la Antorcha Guadalupana por Huauchinango

La travesía desde México a Nueva York durará 83 días; atravesará 10 entidades del país.
Jueves, 16 de Octubre de 2014 21:54

Huauchinango, Pue.- Una danza de mujeres con blusas bordadas y coronadas con flores de plástico abre paso al enorme cuadro de repujado con la imagen de Guadalupe-Tonantzin, “nuestra madre la tierra”, que preside la carrera de relevos de los migrantes que además del mensaje de fe y el fuego de su antorcha, cargan con recados para los que están del otro lado.

Las mujeres llevan canastas de carrizo llenas de pétalos de flores, estos sí de a de veras, que lanzan a los costados y desperdigan sobre el pavimento para que pase la virgen seguida por San Juan Diego. Caminan y danzan frente a las imágenes.

Adelante los carros de la Radio Brigada y otros cuerpos de socorro anuncian a los peregrinos que cantan a ratos “Perdón oh Dios mío” mientras una voz, por un ronco altoparlante, da instrucciones. Otro más, entonan “La Guadalupana”. Los que se quedan en medio avanzan más rápido y cantan el perdón, se atrasan un poquito y cantan a la virgen.

Casi al final van quienes ya se cansaron. Aquellos que acompañan a la imagen con sus chismes, chistes, quejas y maledicencias. Junto con ellos otros, que no cantan, no hablan, no rezan, sólo caminan acompañando a la imagen.

Además de las imágenes de la Virgen de Guadalupe y San Juan Diego los corredores de relevos de la antorcha Guadalupana tienen la misión de llevar un buzón con cientos de mensajes de cariño, y nostalgia por su ausencia, que envían los familiares de los “mojados”, porque además de un acto de fe, los portadores de las imágenes aprovechan que la imagen de Tonantzin “no necesita pasaporte ni visa para ir de México al norte. Basta sólo la creencia para estar del otro lado”.

La travesía desde México a Nueva York durará 83 días. Atravesará 10 entidades del país. En Huauchinango cientos de personas los recibieron en las colonias y en comunidades como Cuacuila, la primera en expulsar a sus jóvenes hacia Estados Unidos por la falta de trabajo hace unos 20 años.

La iglesia del poblado es una muestra de la mezcla cultural y de los efectos de la migración: por un lado en el enorme atrio se encuentra el blanquísimo y viejo templo que data del siglo XVI, con sus paredes de adobe y su torre inclinada y junto a ella la moderna iglesia construida con los dineros que mandaron los que se fueron a Phoenix a trabajar. Ellos también instituyeron una competencia deportiva entre las mujeres indígenas.

En la comunidad cada vez hay menos hombres y aunque las mujeres no dejaron de bordar el pepenado y hacer tamales para vender, mientras realizan sus labores, muelen en el metate o lavan las hojas de papatla para envolver sus suculentos guisos, se comunican con sus familiares por medio de una video cámara instalada en una pantalla gigante que domina la sala de sus humildes viviendas.

También los une su devoción por la Virgen de Guadalupe que ha servido para lograr el entendimiento y comunión con la sociedad, con las familias, con comunidades y los pueblos y es un llamado a los indígenas para no avergonzarse de lo que son, aunque haya algunas personas que no los entiendan, porque no entienden su lengua ni sus costumbres.

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