Huauchinango, Pue.- Las despensas para los damnificados de Huauchinango por Earl se quedan en casas de algunos vecinos de la calle Nigromante, en la colonia La Cumbre, así lo denunciaron pobladores quienes lamentaron que la ayuda no llega para todos de manera equitativa.
Por crecida de río, están alertas 3 municipios de la Sierra NegraExplicaron que los víveres se quedan en esas casas y que posteriormente se reparten entre todos los afectados, sin embargo, en ciertos casos los dueños se apoderan de paquetes, o bien, los entregan incompletos.
Ejemplificaron dicha situación con el dicho: "unos a la pena y otros a la pepena", con lo que condenaron los abusos.
Vecinos de la calle Nigromante se concentraron en una casa para comer y recibir apoyos que llegan de personas altruistas, pero relatan con notable molestia que no se les entregan completos.
En la vialidad se puede ver a algunos colonos escogiendo ropa, especialmente para niños, otros más platican de sus problemas en común y sobre la desinformación acerca de la ayuda de los distintos niveles de gobierno.
En esta avenida que forma parte de una de las colonias más antiguas de la cabecera municipal, hay quienes lo perdieron todo y otros estarían a punto de perderlo pues construyeron sus viviendas al filo de la barranca que colinda con el Camino a Cuacuila, lugar en donde varias personas perdieron la vida al ser cubiertas por un alud.
El lado sur de la arteria, desde la calle Francisco P. Mariel hasta unos 200 metros adelante del campo de fútbol, está considerado como de alto riesgo. En la barranca con la que colindan se rescataron a tres personas, dos con vida y una muerta. Otras que desaparecieron fueron encontradas en las compuertas de la presa de Tenango y continúan buscando a dos más.
Les piden documentos pero no les informan para qué
También acusaron que existe desinformación sobre los apoyos federales; no saben si de la Secretaría de Desarrollo Social en el estado (SEDESO) o la misma del rango federal (SEDESOL), la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) o las dependencias que van a instrumentar los programas y los apoyos derivados de la declaración de zona de desastre natural.
La gente se confunde porque mientras afuera de una casa de la misma calle, una mujer joven sentada en una silla de madera atrás de una mesita les pide datos personales, en otro módulo improvisado en las instalaciones deportivas propiedad del sindicato petrolero, un par de jóvenes reciben documentación personal, pero no saben explicar para qué dependencia es el trámite, qué apoyos se entregarán o si se trata del padrón de damnificados.
En la primera mesa, la joven dice que no se trata de apuntarse para recibir un apoyo, sino para tener un censo de vecinos damnificados, en el segundo módulo, uno de los varones que atiende a la gente se confunde al decir que la recepción de documentos personales son para la SEDESO o SEDESOL, pero refuerza diciendo que no es apoyo para la vivienda sino para empleo temporal.
Los afectados no saben dónde ni con quién ir a preguntar sobre la ayuda que demandan, mientras que en la casa donde se concentran para esperar noticias de los desaparecidos en el alud, comen chicharrón en salsa verde y unos frijoles refritos, platillos cocinados con ingredientes que ellos mismos aportan.
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