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Sábado, 20 de Abril de 2024

Calles llenas de colores reciben al Santo Entierro en Huauchinango

Una extensa y colorida alfombra enmarca la visita del Santo Patrono de este Pueblo Mágico al lugar donde se realiza una misa pública.
Viernes, 17 de Marzo de 2017 20:12

Huauchinango, Pue.- Un danzante de los abanicos que resguarda el rostro de Jesucristo en su Santo Entierro, una Virgen de Guadalupe, el cerro Zempoala, pero preponderantemente el tema de la familia heteroparental llenaron los cuadros de la tradicional alfombra de aserrín que año con año realizan los vecinos de la calle Agustín Cravioto en Huauchinango.

Cada tercer viernes de cuaresma, en coordinación con la Parroquia de Santa María de la Asunción, los habitantes de la “calle del Panteón”, como se conoce popularmente a la vía, crean una extensa y colorida alfombra para enmarcar la visita del Santo Patrono de este Pueblo Mágico al lugar donde se realiza una misa pública.

Cientos de kilos de aserrín, de anilinas de todos los colores son adquiridos con anticipación a la celebración religiosa que se ha convertido en una tradición más de la festividad de los huauchinanguenses, instituida en estas fechas en la segunda mitad de la década de los 40 del siglo pasado, luego de que la profesora Ofelia Cuevas de Rodríguez realizara la primera exposición de la emblemática flor de azálea.

Desde un día antes empiezan los preparativos para la colocación de la alfombra. Los vecinos, casi siempre con ayuda de los Bomberos municipales, lavan el arroyo vehicular, esperan a que seque y empiezan el trazo de las figuras que irán rellenando con el desecho de la madera que previamente ha sido coloreado.

Los temas de las alfombras han sido variados, aunque siempre hay representaciones de las imágenes religiosas, se escoge algún tópico central para los cuadros que se elaborarán.

Muchos recuerdan aquél año célebre en que la alfombra estuvo dedicada al desorden que había en la administración municipal 2005-2008. Los cuadros iniciaban con una plegaria trazada en la esquina de las calles Agustín Cravioto y Santos Degollado en la que encarecidamente se pedía: “Señor líbranos de la corrupción”

Poco a poco la técnica de los vecinos ha ido mejorando y ahora hacen figuras en tercera dimensión y han incorporado otros materiales, como flores diversas y de todos colores.

Este año el adorno principió con un Danzante de los Abanicos, cuya escultura colocada en el Aniversario de la Ciudad al final del puente vehicular Huauchinango en lugar del monumento Mover a México del gobierno de Enrique Peña Nieto, frente al templo católico,  generó polémica entre los habitantes de la cabecera municipal: por algunos elementos que se incorporaron como una sonaja, el tamaño del abanico que ciñe la cabeza de los bailadores, entre otras razones.

El danzante custodia el rostro de Jesucristo en su Santo Entierro o Santo Entierrito, como cariñosamente le llama el pueblo y a quien se dedica la fiesta religiosa y que hace una semana inició su peregrinaje por las calles que la gente adorna con flores y velas, y papel o plástico picado, para marcar con arte, el paso de la milagrosa imagen, en un ritual de espera por la resurrección, por la vida que renacerá al finalizar la Semana Santa.

Dicen que la imagen llegó a Huauchinango hace más de 400 años en una caja de madera cargada en el lomo de la mula de un arriero para suplir la fiesta dedicada a la antigua patrona venerada desde la época de la cristianización: la virgen de La Asunción, que era festejada desde los primeros tiempos en que predicaba en mexicano, totonaco y otomí el religioso agustino Fray Juan Bautista de Moya.

Pero el tema central de las alfombras en este 2017 fue la familia heteroparental retomado, quizá, por la polémica surgida entre diversos sectores religiosos, luego de la propuesta del gobierno de Enrique Peña Nieto de reformar el artículo 4 de la Constitución para reconocer legalmente al matrimonio igualitario.

Colmado de orquídeas rosablancas recién cortadas de los jardines y macetas de sus fieles que se disputan el honor de regalárselas, llegó el nicho con la imagen del Santo Entierro a un improvisado altar colocado justo a la entrada del Panteón Municipal.

De aquí recorrerá otras calles del centro donde, además de rezarle se reparten a sus fieles café, atole, tamales y molletes.

Aquí no importa si está lloviendo, si hay neblina o chipi chipi o hay un sol esplendoroso, la devoción y la creencia saltan esos obstáculos.

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