*
Viernes, 29 de Marzo de 2024

Para que no se extinga tradición, Cirila enseña tejido con telar de cintura

“Quiero seguir enseñando, si me pierdo, me pierdo yo, pero mi trabajo se quedará”, dice la mujer que vive en Huauchinango.
Viernes, 23 de Junio de 2017 17:45

Huauchinango, Pue.- A Cirila Florentino Rosalino no le importa perderse en el ánimo de la gente, lo que le importa es que la tradición perdure, por eso dedica parte de su tiempo a enseñar el tejido con telar de cintura con el que se elaboran distintas prendas. “Quiero seguir enseñando, si me pierdo, me pierdo yo, pero mi trabajo se quedará”, dice

Si es sábado y usted se pasea por las escalinatas de la calle Mina, al pie del muro que sostiene las antiguas paredes de la Casa de Cultura municipal, en el zócalo del Pueblo Mágico de Huauchinango, seguro se topará con un grupo de mujeres y hombres que se funden con una base de madera de la que penden decenas de hilos multicolores.

Desde hace un mes y medio, iniciaron las clases que imparte la mujer indígena nahua, Cirila Florentino Rosalino, originaria de la comunidad de Papatlatla, ubicada a orillas de la presa de Nexapa.

Es joven, tiene apenas 44 años, pero al platicar con ella pareciera que quiere, en pocas palabras, explicar lo que sabe sobre el telar de cintura y el bordado de pepenado. Quisiera que la plática no terminara para hablar y hablar de lo que sabe.

Está de sobra decir que no habita en su persona el egoísmo en su saber. Disfruta enseñando.

A este medio de comunicación le compartió que lleva 32 años aprendiendo, que desde los 12 años decidió no alejarse de su abuela hasta agarrarle bien la habilidad en los bordados.

Más tarde se percató que no a todas las mujeres de la comunidad de Papatlatla les gustaba lo mismo: “unas decían que esta tradición ya es antigua y que ellas preferían algo moderno”, por eso son muy pocas las personas que saben de los bordados.

A Cirila Florentino Rosalino la convocó la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) para enseñar las técnicas de sus tejidos, para que “no se pierda esta cultura. En mi comunidad sólo hay cuatro personas que les gusta bordar”, las demás argumentan que es difícil y poco apreciado, pues a la hora de vender siempre hay regateo.

Ella muestra paciencia, comenta que para aprender se necesita tiempo. “Primero, cuando empiezas te queda arrugadito, pero es normal. Poco a poco va saliendo mejor y se va avanzando”, expresa de sus alumnos que, en medio del sol, se plantan en las escalinatas.

Cirila “consuela” a sus alumnos diciéndoles que ese trabajo bajo el sol no se debe de sufrir, sino disfrutar: “es como si salieran al campo a trabajar, allá también se asolea uno, pero es mejor que quedarse en la casa sin hacer nada”.

Con su habilidad, la madre de cinco hijos manufactura quexquemetl, blusas, chalinas, camisas, fajas y para ella, las prendas deben ser originales, “porque las que tienen aplicaciones de los bordados, ya son modernos y no son lo mismo”.

Compartió que para tejer un quexquemetl se tarda unos cuatro días, por eso los tiene que dar en 450 pesos; una chalina la termina de tejer en ocho días y su precio es de 700 pesos, una blusa bordada le vende en 500 pesos, “por eso a la gente se le hace caro, pero es lo que vale”, justificó.

Para la artesana no es necesario contar con un local comercial en la cabecera municipal o en su pueblo natal, pues con la gente que tiene como clientela es suficiente. “Me compran lo que hago. Después ellas se las ponen y las personas que se las ven, les preguntan y ya les pasan mi teléfono. Me hacen pedidos. Yo me ayudo de otra compañera o de mis hijas y vamos sacando el trabajo”, platica Cirila, mientras se agachaba para dar indicaciones a una de sus alumnas.

Cirila Florentino Rosalino recordó que el 27 de septiembre del 2014 ganó el segundo lugar en el Primer Concurso Regional de Artesanos en la categoría de textiles bordados en chaquira, lo que le dio más prestigio.

No se le deja de iluminar el rostro cuando se expresa: “Me da orgullo enseñar, porque las cosas se dan con amor. Se van muriendo las abuelitas y las muchachas ya no quieren aprender porque ya todo se va modernizando. Quiero seguir enseñando, si me pierdo, me pierdo yo, pero mi trabajo se quedará”, termina.

Vistas: 3128