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Sábado, 20 de Abril de 2024

Regidores de Amozoc, bajo la lupa de la FGE por la protección a huachicoleros

Una tercera posibilidad es que los policías estaban coludidos con la mafia del huachicol y un regidor es el cabecilla
Miércoles, 20 de Junio de 2018 09:11
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Redacción

En la medida que van avanzando las investigaciones en torno al múltiple homicidio de policías de Amozoc –ocurrido el viernes pasado– se va poniendo al descubierto un fuerte entramado de protección a las redes de robo de combustible desde el ayuntamiento de ese municipio. Por esa razón, varios de los regidores del gobierno de dicha localidad están bajo la lupa de la Fiscalía General del Estado (FGE) por la sospecha de ser quienes permitían un manto de impunidad a las bandas de huachicoleros de la región.

Un primer resultado de las indagatorias, de acuerdo a fuentes informativas de alto nivel, echa abajo la primera versión que surgió luego de que se conoció la noticia de la ejecución de seis policías de Amozoc. Al inicio se propalaron dos explicaciones de los hechos:

Uno: que los uniformados se habían topado, enfrentado, con una banda dedicada al hurto de hidrocarburos y que los policías, al carecer de armamento, habían sido presa fácil de los delincuentes que los ultimaron.

Dos: que esos agentes días antes habían denunciado ante la FGE y la Contraloría del ayuntamiento a sus superiores, entre ellos Javier Rojas Alonso, el comisario de la Policía Municipal, por dar protección a los grupos dedicados al robo de gasolina y gas lp.

Las primeras investigaciones plantean que las cosas ocurrieron al revés.

Por un lado se tiene la sospecha de que los agentes asesinados habrían sido parte de la red de protección de huachicoleros y que previo al múltiple homicidio, habrían tenido una fuerte discusión con algún grupo delictivo.

Al no llegarse un acuerdo o salirse de control la discusión, el grupo delincuencial habría optado por amagar y ejecutar a los policías, quienes no registraban huellas de haber participado en un enfrentamiento, ya que todos tenían intactas sus ropas y si presentaban cada uno el tiro de gracia.

Y la queja que los policías caídos habían presentado –ente la Contraloría Municipal– no parecía ser una manifestación de honradez y conducta ética, por lo que habían decidido denunciar la colusión de sus jefes con los huachicoleros.

De lo que se quejaron los agentes de seguridad pública era por la rotación de tareas y áreas de trabajo, que era una conducta que calificaban de abusiva y carente de justificación.

Parecería que el malestar de los uniformados es porque habían dado la orden de retirarlos de la vigilancia de las áreas por donde pasan los ductos de Pemex y operan los huachicoleros.

Explicado de una manera coloquial: les habría molestado que los sacaran de la zona donde se hacían “los negocios”. O mejor dicho, las extorsiones, los arreglos con los mafiosos.

Este asunto no inicia y se termina con los integrantes de la Policía Municipal, sino es solamente parte de un entramado de complicidades, de protección, de impunidad, que había o sigue existiendo desde el ayuntamiento de Amozoc.

El multihomicidio de la colonia Signoret, perteneciente a la junta auxiliar de Chachapa, es la punta del iceberg de la infiltración que el crimen organizado tiene en los ayuntamientos de la zona denominada como “el triángulo rojo”, que es donde se ha concentrado el robo de combustibles en las redes de traslado de Petróleos Mexicanos.

Por eso mientras más se rasca en este asunto, las sospechas de que la protección oficial hacia los grupos criminales podría estar encabezada por algunos regidores de Amozoc.

Se sabe que en los próximos días se llamará a declarar a la plana mayor del ayuntamiento de Amozoc, entre ellos el alcalde José Cruz Sánchez, de quien se antoja poco creíble que no supiera –tal como él ya lo habría manifestado– que desde su gobierno se protegía a la fructífera actividad del huachicol.

Lo de Amozoc es una muestra de cómo el crimen organizado funciona bien si tiene el respaldo del poder político.

También ejemplifica el alto grado de penetración del crimen organizado en los ayuntamientos del “triángulo rojo”.

O lo vulnerables que son los alcaldes frente al tema de la actividad criminal y quedan atrapados en la clásica definición: “O cooperas o plomo”.

Por Fermín Alejandro García, columna Cuitlatlán de La Jornada de Oriente

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