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Domingo, 2 de Febrero de 2025

El amor está en el aire

En el Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador quedó demostrado que amor con amor se paga
Domingo, 5 de Septiembre de 2021 05:59
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Municipios Puebla

En el Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador quedó demostrado que amor con amor se paga. En primerísima fila se encontraba la muy sonriente jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Llegar ahí y ser la consentida no ha sido fácil, ha tenido que ceder poder, claudicar a su función de gobernante y soportar que le digan que vive a la sombra del tabasqueño o que se convirtió en una regenta —en referencia al nombramiento que hasta 1997 hacía el Presidente y, por lo tanto, tenía una función supeditada al Ejecutivo—.

Con sarcasmo, el gobernador de Jalisco critica la ayuda de AMLOEl desaliento de vivir en MéxicoPero la primera fila era la culminación de una serie de eventos, en los que el mandatario demostró que si hoy tuviera que elegir a su sucesor, optaría sin duda por la funcionaria capitalina. La química acompañó al Presidente en la gira que hizo a Chiapas en la última semana de agosto, ¿por qué?, se preguntaron propios y extraños y la respuesta es muy simple, ¿por qué no?, el Presidente quiso y eso es suficiente.

Sheinbaum también estuvo presente en el abanderamiento de las delegaciones mexicanas que participaron en los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos en Tokio; fue en la Ciudad de México donde arrancó las operaciones la empresa pública Gas Bienestar y el mandatario le ha quitado toda la presión de la tragedia de la Línea 12 del Metro.

La estrategia que ha seguido la funcionaria capitalina es muy clara, no le importa quedar bien con las capillitas si está bien con la catedral; parece decidida a enviar el mensaje a los seguidores del Presidente de que ella es la única que podría dar continuidad a sus políticas y su visión de gobierno. Sabe que aun cuando esto no sea tan popular en la Ciudad de México, donde la mitad de los habitantes le ha dado la espalda a Morena, en el resto de la República sí funciona.

Sin embargo, hoy no se está eligiendo al sucesor de López Obrador y Sheinbaum 

sabe que el reto no es llegar, sino mantenerse. Los últimos cambios en el gabinete del Presidente dejan claro que su amor no es eterno y que, en el amor, como en el futbol, hay que saber tirar y al consejero jurídico Julio Scherer le fallaron los tiros. Lo mismo le pasó a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien sintió en carne propia que cuando no hay amor ni las cobijas calientan. Nunca cuajó, nunca llenó la silla no sólo por sus deficiencias, sino porque el Presidente no la dejó ser.

La jefa de Gobierno sabe que hay otros jugadores con quien tiene que medirse: el presidente del Senado, Ricardo Monreal, el canciller Marcelo Ebrard y el nuevo chico del barrio, Adán Augusto López, secretario de Gobernación.

Monreal ha jugado a ser el rebelde, el enfant terrible, pero al mismo tiempo es un operador eficaz que ha conseguido lealtades a prueba de balas. La relación entre el senador y el Ejecutivo parece canción de mariachi del tipo “podrás no amarme, pero me necesitas y eso es peor”. Eso debe caerle en la punta del hígado a López Obrador, pues le gusta decir que no le debe nada a nadie. Tener que pedirle una operación al zacatecano debe ser más horrible que reconocerle algo a Felipe Calderón.

Por su parte, el secretario de Relaciones Exteriores tiene algo que Monreal y Sheinbaum deberían envidiar: le cae bien a morenistas y detractores. Muchos sectores que rechazan a Morena ven con buenos ojos a Ebrard, pues no sólo ha demostrado eficacia para resolver, sino también pragmatismo cuando fue jefe de Gobierno. Habla el idioma fifí y ha sabido mantenerse agazapado esperando el mejor momento para saltar.

A mitad del sexenio del Presidente las fichas siguen moviéndose, habrá otros reacomodos y cambios, todos saben que en la guerra y en el amor todo se vale, y están dispuestos a morir en la raya para no dejársela fácil a nadie.

 

Columna de Vianey Esquinca

Excélsior

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cdch

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