Estimados lectores, los amantes de la comida, como es el caso que nos atañe, siempre pensamos que caldo acompañará mejor la comida, nada como un buen vino que resalte los sabores de un platillo y que nos permita tener una experiencia gastronómica en toda regla.
Así amanece el dólar este 23de eneroEl paciente y los rumoresEn fechas recientes los vinos biodinámicos, que no son lo mismo que los vinos orgánicos, ya hablaremos de esto más adelante, se han puesto de moda entre la gente, son una novedad, pero ¿a qué se debe?, antes de responder a esa pregunta vayamos al principio, ¿qué es el vino?
A muy grandes rasgos podemos decir que el vino es un “feliz accidente”, la historia del vino es tan antigua como la humanidad, fue durante el neolítico que la producción de vino hace su aparición, en la región que hoy ocupan países como Irak e Irán. Esto gracias al descubrimiento de arqueólogos de una vasija con una antigüedad de 5400 años antes de Cristo.
Sin embargo, hallazgos recientes sitúan en la República de Georgia una bodega de vino de fecha 8000 antes de Cristo. O sea, el vino tiene muchísimos años entre nosotros.
Entonces ¿qué son los vinos biodinámicos?, ¿son lo mismo que los vinos orgánicos? No, son dos conceptos diferentes. En el caso del vino orgánico estamos hablando principalmente de las uvas, para que un viñedo sea considerado orgánico debe carecer totalmente de tratamientos con pesticidas, herbicidas, fertilizantes, antibióticos y cualquier otro producto sintético y/o tóxico. También está prohibido utilizar máquinas cosechadoras y tractores que dañen la planta o el fruto y en su elaboración se permiten algunos procesos como el calentamiento, el uso de levaduras comerciales, la adición de goma, ácidos, taninos, clarificadores, sólo por mencionar algunos.
En cambio, en el caso de los vinos biodinámicos, estamos ante una cuestión mucho más profunda, pues prescinden en todo momento de procesos industriales, todos los fertilizantes son de origen mineral y vegetal, además de utilizarse el calendario astronómico, el cual rige la época de siembra, de la cura y de la cosecha de la uva.
Este método de agricultura ecológica o biodinámica se basa en las teorías del padre de la antroposofía Rudolf Steiner, la cual es una filosofía espiritual orientada hacia el ser humano, que refleja y responde a las preguntas espirituales básicas de la humanidad, a nuestras necesidades artísticas básicas, a la necesidad de relacionarse con el mundo desde una actitud científica de la mente, y a la necesidad de desarrollar una relación con el mundo en total libertad y basada en juicios y decisiones totalmente individuales.
Para su elaboración el uso del calendario biodinámico es fundamental, el cual sostiene que las constelaciones tienen una gran influencia sobre los 4 principales elementos: aire, fuego, tierra y agua. Esa influencia es mayor en algunas partes de las plantas. Así, las constelaciones pueden dividirse en 4 grandes grupos:
Capricornio, Tauro y Virgo son constelaciones de raíz
Piscis, Cáncer y Escorpio son constelaciones de hojas
Aries, Sagitario y Leo son constelaciones de frutos
Libra, Géminis y Acuario son constelaciones de flores.
El proceso para elaborar el vino, en realidad no difiere mucho de uno tradicional u orgánico, la diferencia más grande la encontramos en la forma como se cultivan los viñedos, la forma en la que se almacena el vino, las bodegas carecen de esquinas, se utiliza paja y pasto para recubrir las paredes, siendo importante la energía solar.
Por supuesto, para la fermentación del vino se utilizan elementos naturales, como azufre, dientes de león, cuerno de vaca.
Actualmente son 50 los países del mundo en los que se practica la agricultura biodinámica. La principal agencia que certifica estos métodos para jardines y granjas es Demeter International.
Aprovechamos esta columna para invitarles a probar un vino biodinámico, ahora que saben de qué se trata, el caldo sugerido es Cyclo 2015, de la Bodega española Finca Torremilanos, ubicada en el corazón de la Ribera del Duero, este vino tiene 21 meses de crianza en barricas de roble francés 90 por ciento y americano 10 por ciento.
Elaborado con uvas 3 por ciento Garnacha Tinta, 95 por ciento Tempranillo, 2 por ciento Tempranillo Blanco; tipo de botella bordelesa, el enólogo encargado es Ricardo Peñalba. A la vista tiene un hermoso color rojo picota con ribetes apuntando al rojo rubí. En nariz es elegante destacando el aroma a frutos negros, pero también se encuentran especias como el clavo, la pimienta y el laurel, para finalizar con toques a tabaco, todo en perfecta armonía. En boca tiene buena estructura, acompañada de matices florales, el tanino es suave con una importante sensación de mineralidad.
Columna de Cat Soumeillera
Foto: Especial
cdch
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