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Jueves, 25 de Abril de 2024

Noche de copas, noche loca

5 Mayo, 2016

Willy Budib

Una noche de antro parece ser el plan perfecto para muchos jóvenes que esperan ansiosos el fin de semana. Las noches de fiesta siempre prometen, porque cuando en ellas se piensa, la diversión y la borrachera es lo único que está en mente. Pero lo que está en juego, es otra cosa.

Héctor termina de hablar por celular con Armando, su amigo, con quien comparte la mayoría de sus salidas a los bares de Cholula y de quien dice nunca abandonarlo cuando de jarra se trata. Quedan para salir como cualquier viernes.

Dejan el coche en el mismo estacionamiento de siempre, donde dos chavos les cobran 35 pesos por cuidárselos hasta las cuatro de la mañana, y entran en el bar de su agrado, donde comienzan a tomar sus chupes: “pedimos cubas de litro, o litros, con varias madres adentro que te saben tan dulce que el alcohol ni lo sientes (…) también intentamos pedir botella para evitar que las bebidas estén adulteradas, pero no siempre, porque no hay dinero que rinda”, comparte Héctor.

El alcohol adulterado o licor de garrafa es un licor o una bebida espirituosa adulterada de manera intencionada, generalmente nociva para el consumo. De acuerdo con estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo existen 2 millones de discapacitados superficiales y graves por el consumo de alcohol adulterado.

Las bebidas adulteradas se dividen en dos rubros: las naturales y las artificiales, que se logran adhiriendo compuestos químicos que, con posibilidades máximas, agravian la salud del ser humano, pues las soluciones que se agregan de forma ilegal son de muy bajo costo.

Los efectos van desde excesivos mareos y alteraciones visuales, hasta daños en el cerebro e hígado. El factor tiempo y el factor dosis marcan por lo general la diferencia: pueden pasar tres días y la víctima apenas comienza a percibir ronchas y picazón en el cuerpo, otros, antes de la hora, ya presentan cuadros de intoxicación por alcohol metílico.

Se estima que hasta 30 por ciento de las bebidas alcohólicas producidas en México son adulteradas —tres de cada diez botellas—,  y aunque para 2012 la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios decomisó bebidas adulteradas en 300 por ciento más que en 2011, el negocio ilegal del adulterio etílico parece propagarse indefinidamente.

Pudieron haber sido 321 mil botellas retiradas y confiscadas en 2012, pero el número oficial total cerró en 320 mil botellas. Esa “una” sobrante, fue una de las miles en libertad que cayó en chisguetes, dentro del vaso de a litro de Héctor aquel mismo viernes: “Armando pidió ron y yo un litro dulcísimo, pero que siempre pedía porque tiene tequila… y me gustaba la combinación de todo”, dice el joven, quien fue víctima de una copa con alcohol adulterado aquella noche.

“El litro ese, con dizque tequila y no sé otras cosas, se le subió rápido y tuve que llevármelo al coche”, explica Armando, quien era el único que podía hacer algo por su amigo en ese momento, pero que, como suele suceder, el tema para él era desconocido.

De acuerdo con datos del sector, las bebidas que más se adulteran son el tequila y el ron, y le siguen el brandy, el coñac y el whisky. Cabe destacar que la industria tequilera es una de las más importantes del país, anualmente genera 30 mil empleos y es el número uno en el marco nacional de consumo con 31 por ciento, según datos de la Cámara Nacional de la Industria del Tequila.

“Alguien que ingirió una bebida adulterada debe recibir medicación indicada, a tiempo suficiente para evitar daños irreparables como lo son la ceguera inclusive la muerte”, apunta el doctor Juan Elías Viquez Guerrero, médico adscrito al Servicio de Toxicología del Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS.

Parece ser que percatarse de haber bebido alcohol adulterado es cuestión, la mayoría de las veces, de 30 minutos, suficientes para que la víctima ya haya ingerido una cantidad razonable: “dos onzas pueden ser mortales para un joven o un adulto”, advierte Javier Martínez Durán, coordinador de urgencias del Hospital Universitario de Santander, en la página oficial del propio instituto, en el apartado de Consecuencias del Alcohol Adulterado. Ahí mismo, señala también la importancia de que, quienes acompañan al damnificado “lleven con el profesional, una muestra del trago que estaba consumiendo y que anoten la hora aproximada en  la que lo bebió”.

En entrevista para Reporte 98.5 (emisora Distrito Federal) con Martín Espinosa, el diputado federal Agustín Torres, quien se dedicó en 2012 de manera coordinada con la Secretaría de Salud a lanzar un programa de visitas a establecimientos que se dedican a la venta exclusiva de alcohol para evitar la comercialización de productos adulterados, comentó que el problema de bebidas adulteradas “va creciendo y es un agraviante que, pese a ser recurrente, no siempre se refleja en los ingresos a hospitales o clínicas de la Secretaría de Salud, por lo que se puede suponer que el conflicto es mayor, pero que efectivamente ahí se presentan los casos más complicados  y conocidos”.

En entrevista exclusiva para el diario colombiano El País, Jorge Quiñonez, coordinador de la línea toxicológica de la Secretaría de salud de Cali expone que “ante síntomas de vómito, dolor de cabeza y visión borrosa, es necesario que el afectado acuda de inmediato a un hospital puesto que, entre más rápido sea atendida la persona que ha ingerido licor adulterado las  consecuencias van a ser menores”.

Armando arrancó el coche decidido a llevar a su amigo a que lo atendieran en el hospital. Minutos antes ya había hablado con su mamá, quien agobiada, tardó apenas quince minutos en llegar al destino. Ahí, en Urgencias, la enfermera corroboró lo que ya se veía venir: “parece ser que el joven, efectivamente, presenta una intoxicación alcohólica”, indicó sin titubeos. Luego,  minutos de espera que parecían horas.

Héctor fue dado de alta a la mañana siguiente: “ese sábado estuve fuera (…) si me preguntas qué paso, la neta es que no me acuerdo. Tenía un dolor en el pecho como si fuera gastritis, pero más fuerte… y la cabeza, sentía que me explotaba. Pero cómo pasó todo, ni idea. Me pusieron suero y también me hicieron un lavado de estómago”, narra el joven a un año de aquella oscura  velada.

El toxicólogo Jorge Quiñonez, como medidas de prevención, recomienda “comprar el licor en lugares certificados, exigir en bares y clubes nocturnos que la botella se destape en presencia del consumidor, destruir el frasco para evitar que sean reutilizados, revisar bien las botellas, sus etiquetas y tapas, y regresarlas si se ven deterioradas, las mismas etiquetas, al frotarse, no deben soltar tinta, y evitar consumir bebidas alcohólicas a precio demasiado bajo, pues son las que más se falsifican”.

Armando sigue pasando por Héctor para ir de fiesta, todos los viernes, casi "de chaleco". Algunos sábados, también lo hacen en compañía de otros amigos. “De nuestra bola, al único que le ha pasado algo así, ha sido a él. Pero después de lo que vi con mi amigo, sé que a cualquiera le puede pasar”, finaliza Armando.

Una noche de cubas es el plan ideal para los universitarios. Muchos esperan el fin de semana con sed desesperada. Nunca advierten que, entre cajas y cajas de botellas, una de estas podrá no ser legal. Nunca suponen que, entre miles de chavos y bares, el local que frecuentan puede ser el malo… y el afectado ¿quién?

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