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Sábado, 20 de Abril de 2024

¿Te quieres casar conmigo?

1 Noviembre, 2016

Por Alejandro

Las ganas de casarse y formar una familia no se remite a las parejas heterosexuales. Yo también tuve ganas de tener un hogar y así fue. Hace casi dos años mi esposo y yo decidimos casarnos en la Ciudad de México, recuerdo que fue en el marco del quinto aniversario del Matrimonio igualitario. Una boda colectiva realizada el 4 de marzo de 2015, donde 21 parejas de diferentes estados de la república y de Colombia, decidimos unir nuestras vidas ante la ley del hombre. Hasta ese momento, ya éramos más de cinco mil personas homosexuales que habíamos optado por hacer valer uno de nuestros derechos, el derecho a la familia.

La decisión de casarnos surgió simplemente por amor, ¡sí, por amor! Aunque no parezca, nosotros también nos enamoramos, planeamos y decidimos qué íbamos a hacer con nuestras vidas. 

Llegó el momento de firmar el acta de matrimonio y de tener como testigo de honor al Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa. Una ceremonia llena de cámaras, medios de comunicación y de parejas que fueron con el único objetivo de unir sus vidas para llevar una vida como cualquier otra persona.

Así ha transcurrido el tiempo, nos juramos amor, estar juntos en las buenas y en las malas y hasta que la muerte nos separe. Pero ahora, surgió un grupo denominado “Frente por la familia” que busca promover la discriminación y la intolerancia a la diversidad sexual. Muchos de los integrantes de este movimiento no saben qué defender, ni cuál es la razón de la lucha. Piden la protección de la familia constituida por un hombre y una mujer, pero algunos dicen que están ahí porque quieren que sus hijos crezcan en un “ambiente sano”, otros afirman que están ahí porque el matrimonio es hombre, mujer e hijos naturales y otros más reproducen monocordemente lo que han escuchado, pero buscan defender sus “derechos” pisoteando los nuestros. Mientras ellos no saben por qué marchan, nosotros sabemos perfectamente que estamos juntos porque estamos convencidos que estamos formando una familia con valores, principios y con bases que le van a permitir a nuestros hijos futuros ser seres humanos competitivos, libres y tolerantes.

Aún falta mucho por hacer en materia de diversidad sexual, pero gracias al valor de tantos que hemos decidido vivir libres y de muchos más que siguen luchando por hacer frente a grupos que buscan destruir a las minorías, es que nosotros estamos aquí, casados, con una casa, con trabajo y con objetivos conjuntos que nos caracterizan como hombres de bien.

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