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Miércoles, 24 de Abril de 2024

Hablar español es sinónimo de ataque racista en Estados Unidos

26 Julio, 2019
Érika Nieto

A tal grado están llegando los ataques a personas que hablan español en cualquier parte de territorio norteamericano, que las familias cuyo origen es latino pero que nacieron en Estados Unidos ya viven con temor por la seguridad de sus hijos, familia o por su propia integridad mientras visitan restaurantes, la escuela, parques, centros comerciales o de diversión.

Lamentablemente ya es muy común que mientras las personas cuyo primer o segundo idioma es el español están platicando ya sea en la fila de algún restaurant, del transporte público o en la calle, aunque sea en “espanglish”, otros ciudadanos, en su mayoría anglosajones ofendan y hasta los corran de “su país”.

Lo peor es que en algunos casos estas personas llegan hasta la agresión física, incluso en su propio vecindario.

Es obvio que la nueva retórica del Presidente Donald Trump en contra de las Congresistas Demócratas, que tienen su origen natal o familiar en otros países, está permeando socialmente. La frase “regresen al país del que salieron” está aumentando considerablemente los actos racistas en contra de quien se atreve a hablar en español.

Lo anterior, muy a pesar de que algunos aspirantes a ocupar la silla presidencial rumbo al 2020, están empeñados en hablar en español para ganar los votos de los ciudadanos hispanoparlantes y mostrar así una imagen incluyente. Lo mismo hizo el Gobernador de California, Gavin Newson, quien aprendió a hablar en español para comunicarse con toda la comunidad migrante.

Las cifras no son pequeñas pues más de 40 millones de personas en la Unión Americana hablan español y en las urnas las cifras no tienen desperdicio.

La ironía es que Estados Unidos es un país que, históricamente, se ha destacado por arropar a ciudadanos de todo el mundo, junto con su lengua y sus tradiciones, eso lo hacía un país abierto a la multiculturalidad, sin embargo, a partir del discurso de odio que promueve la Casa Blanca esta apertura y esta paz social penden de un hilo muy delgado.

Las represalias de Estados Unidos

El rotundo rechazo del gobierno de Guatemala respecto a la petición de Estados Unidos para que se convierta en “Tercer País Seguro” provocó, no solo la molestia de su Presidente Donald Trump sino también de una serie de amenazas sobre la aplicación de aranceles y otras medidas económico-comerciales que presionen a ese país. Entre ellos, aumentar los impuestos a sus remesas.

El enojo del mandatario norteamericano es tan grande, que está considerando negar la entrada de ciudadanos guatemaltecos a Estados Unidos.

Sin duda, Donald Trump encontró en México, un país dispuesto a cumplir con sus mandatos migratorios y comerciales, muy a pesar de que los paisanos mexicanos vivan bajo presión constante de ser detenidos por la autoridad migratoria o abandonados con la disminución de personal en las oficinas mexicanas. Trump está contento y hasta mandó una felicitación al canciller mexicano por su actuación.

Por lo pronto, México está a salvo de nuevas amenazas, aunque no de la imposición de aranceles ni la deportación de cientos de mexicanos.

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