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Martes, 23 de Abril de 2024

Ruth Bader Ginsburg: la batalla por la igualdad

23 Septiembre, 2020
Ricardo Monreal

¿Siempre quisiste ser jueza de la Corte Suprema? Para Ruth Bader Ginsburg, la pregunta que con toda naturalidad le planteaban los chicos y las chicas que la visitaban en la Corte era, en sí, una señal del cambio. Cuando en 1956 ingresó a la universidad para estudiar Derecho, sólo el tres por ciento de profesionales de la abogacía en Estados Unidos de América eran mujeres; hoy son más del treinta por ciento.

La segunda ministra en la Corte Suprema de la Unión Americana murió el pasado fin de semana a la edad de 87 años, y es considerada por millones de jóvenes como un ícono cultural. Su imagen en tatuajes y camisetas representa un grito por la certeza de que la igualdad SÍ SE PUEDE.

Su madre no pudo. Hija de inmigrantes judíos y poseedora de una gran inteligencia, tuvo que sacrificar su deseo de ir a la universidad para ceder ese lugar a su hermano. Cuando Bader Ginsburg prestó juramento como jueza de la Corte Suprema, la recordó: «Hago votos por ser todo lo que mi madre hubiera sido, si hubiera vivido en una época en la que hombres y mujeres por igual pueden aspirar y lograr, y en la que a las hijas se les valora igual que a los hijos».

Su misión en la vida fue liberar a las personas de los roles que la sociedad les había asignado; entendió que la discriminación con base en el género lastimaba por igual a hombres y a mujeres. Por eso, para ella el caso de un viudo que buscaba el apoyo de la seguridad social para poder cuidar de su bebé se convirtió en paradigmático para hacer conscientes a los jueces de que cuidar a un hijo o hija no era un papel reservado para las mujeres.

Maestra de corazón, RBG, como se le conoció, entendió que si la primera reacción de los jueces frente a casos de discriminación de género era: «pero si yo trato muy bien a mi esposa y a mis hijas», ella tenía el deber de educarlos. Puso su mira en las leyes que buscaban proteger a las mujeres estereotipando sus habilidades y necesidades, para mostrar que justo podían tener el efecto contrario, y se enfocó en las barreras constitucionales que discriminaban con base en el género.

Siempre se sintió afortunada por haber podido empujar con éxito, en congresos y cortes, la igualdad entre mujeres y hombres como un principio constitucional fundamental.

Batallas similares han librado en México mujeres como Elvia Carrillo Puerto, Hermila Galindo, Marcela Lagarde, y muchas otras que hoy lo siguen haciendo desde el Congreso.

Con la muerte de Ruth Bader Ginsburg,  a unas semanas de la elección presidencial en los Estados Unidos de América, iniciará una dura batalla entre republicanos y demócratas por su remplazo, y por profundizar o matizar la influencia de las fuerzas conservadoras en la Corte Suprema de ese país.

 

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