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Viernes, 29 de Marzo de 2024

COP-26: entre compromisos y realidades

15 Noviembre, 2021
Ricardo Monreal

Del 31 de octubre al 12 de noviembre de 2021 se llevó a cabo, en la ciudad de Glasgow, Escocia, la 26.ª reunión de la Conferencia de las Partes (COP26). Se trata de la cumbre que cada año realizan los países, incluido México, que son parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). En ella participan jefas y jefes de Estado y de Gobierno, para adoptar decisiones, a fin de combatir el cambio climático.

El fenómeno del cambio climático es ya uno de los temas de la agenda internacional que ningún gobierno o país puede obviar, debido a que afecta y afectará tanto a países desarrollados como a los menos desarrollados. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) ha plasmado en su informe Cambio Climático que la acción humana ha aumentado la temperatura de la atmósfera, del océano y de la tierra.

Actualmente, el planeta es ya 1.1 ºC más cálido de lo que era antes de la Revolución Industrial. Entre los objetivos que se han adoptado a nivel mundial para combatir ese fenómeno se encuentra el establecido en el Acuerdo de París para limitar el incremento de la temperatura de la Tierra por debajo de los 2 ºC, y seguir con los esfuerzos para contenerla a 1.5 ºC respecto a niveles preindustriales.

De continuar el incremento de gases de efecto invernadero (GEI), como por ejemplo el dióxido de carbono (CO2) o el metano (CH4), se estima que, de acuerdo con el informe del IPCC, se llegaría a un aumento de la temperatura planetaria de 4.4 ºC para finales de siglo; ello multiplicaría la frecuencia y la intensidad de fenómenos naturales extremos, como sequías, inundaciones y huracanes, e incrementaría el nivel de los océanos, entre otros efectos.

Cabe recordar que algunos de los principales emisores de GEI fueron, en 2019, China, con un 27 por ciento del total a nivel planetario; Estados Unidos, con el 11 por ciento; India, con el 6.6 por ciento, y la Unión Europea (UE), con un 6.4 por ciento[1].

 

 

En 2020, durante la pandemia, las emisiones de CO2 disminuyeron en un 5.4 por ciento debido a la ralentización económica y a los confinamientos mundiales. Sin embargo, de acuerdo con la organización Proyecto de Carbono Global (Global Carbon Project, por su traducción al inglés), se ha previsto un repunte de CO2 del 4.9 por ciento en 2021, para acercarse a su nivel antes de la crisis sanitaria[2].

En este contexto, la COP26, pospuesta en 2020 debido a la pandemia, tuvo como propósito principal tomar medidas para limitar el calentamiento mundial a 1.5 ºC para finales de este siglo. Asimismo, se contemplaron temas paralelos relacionados con este objetivo, como detener la deforestación de los bosques, reducir las emisiones de metano, disminuir el uso del carbón, la no inversión pública internacional a combustibles fósiles, y la cooperación multilateral hacia terceros países, entre otros.

Cabe recordar que el Acuerdo de París establece el compromiso de movilizar 100 mil millones de dólares estadounidenses anuales, desde 2020 y hasta 2025, para ayudar a países en desarrollo en sus esfuerzos por reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, así como para mitigar y adaptarse a los impactos hostiles del cambio climático.

A pesar de esto y de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2020 sólo se lograron reunir 79 mil 600 millones de dólares estadounidenses de los 100 mil contemplados para ese año. El mismo organismo ha dejado ver que no será fácil cerrar la brecha de financiamiento hasta 2023.

 

No obstante lo anterior, durante el desarrollo de la COP26 se han podido lograr algunos acuerdos voluntarios que es oportuno conocer.

 

Uno de ellos es la Declaración de los Líderes de Glasgow sobre Bosques y Uso de la Tierra, la cual fue firmada por más de cien dirigentes de países cuyos territorios abarcan más del 85 por ciento de los bosques del planeta, a fin de revertir y detener la deforestación planetaria para 2030. El compromiso también protege a las comunidades indígenas y su custodia de la naturaleza.

 

 

Entre los suscribientes se encuentran México, el Reino Unido, Estados Unidos, China, Brasil, Rusia, Colombia, la República Democrática del Congo y la UE. Los gobiernos signatarios deberán sumar 20 mil millones de dólares estadounidenses para ayudar a las naciones en desarrollo a reducir la deforestación, rehabilitar tierras degradadas y combatir los incendios forestales.

Cabe recordar, sin embargo, que en 2014 se firmó la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, con la cual, también de manera voluntaria, se pretendía terminar con la mitad de la deforestación mundial para 2020 y detenerla categóricamente para 2030. Lejos de cumplirse esto, la deforestación aumentó en los últimos años. A pesar de que 40 gobiernos se adhirieron a este pacto, algunos de ellos, como Brasil y Rusia —dos países clave en este ámbito— no lo suscribieron, a diferencia de lo sucedido ahora en el marco de la COP26 con el acuerdo para combatir la deforestación.

En cuanto a la reducción de las emisiones de metano, alrededor de 130 países, entre los que se encuentra el nuestro, se comprometieron a disminuir para 2030 las emisiones de metano en un 30 por ciento, por medio del Compromiso Global de Metano, un plan internacional para controlar las emisiones de este gas, el cual, de acuerdo con el informe del IPCC, es el responsable del 25 por ciento del incremento de la temperatura mundial registrado en el planeta desde antes de la Revolución Industrial.

En este sentido, si bien el Compromiso Global de Metano busca reducir las emisiones de este gas en el planeta, y ha sido suscrito por países y regiones como Estados Unidos y la UE, respectivamente, cabe destacar la ausencia de otros grandes emisores de metano, como Rusia, China e India.

Respecto al uso del carbón como fuente de energía, más de 70 países se comprometieron a disminuir su dependencia respecto de este recurso, por medio de la adhesión a la Declaración de Transición Global del Carbón a la Energía Limpia, la cual fue promovida por el Reino Unido y Canadá.

 

 

No obstante esto, algunas de las naciones que más usan carbón, como Australia, Estados Unidos, India y China, que además cuentan con alrededor de la mitad de las plantas de carbón[3] que operan en el planeta, no suscribieron ese compromiso. En cualquier caso, el Gobierno del Reino Unido ha señalado que este acuerdo sigue abierto para quien desee adherirse ahora o en el futuro.

Por otro lado, alrededor de 25 países, junto con algunas instituciones financieras del sector público, suscribieron una declaración conjunta en la que se comprometen a concluir con el apoyo público internacional al sector energético de los combustibles fósiles para finales del siguiente año. Asimismo, darán prioridad al fortalecimiento de la denominada transición energética limpia.

En cuanto a la cooperación multilateral hacia terceros países, se acordó el compromiso de Estados Unidos, Francia, UE, el Reino Unido y Alemania de dar 8 mil 500 millones de dólares estadounidenses a Sudáfrica durante los siguientes cinco años. La mayor parte de estos recursos serán en forma de créditos, para acelerar la transición del carbón a energías limpias.

Otro de los temas abordados en esta cumbre climática fue el de la denominada Alianza Financiera de Glasgow hacia las Cero Emisiones Netas, la cual consiste en la asociación de 500 grandes empresas financieras y bancos para gestionar 130 billones de dólares estadounidenses (alrededor del 40 por ciento de los activos financieros del planeta) a fines climáticos, vinculados con el Acuerdo de París, entre los que se encuentra la limitación del calentamiento mundial a 1.5 ºC.

Lo anterior significa que la variable del impacto climático será integrada en la toma de decisiones de estas empresas financieras y bancos, lo cual implica ajustar sus modelos de hacer negocio, el desarrollo de planes y proyectos verosímiles para la transición energética, y su puesta en práctica.

 

 

Por otro lado y también durante la COP26, se han establecido acuerdos individuales y multilaterales por parte de algunos países. Por ejemplo, el primer ministro de la India, Narendra Modi, se comprometió a que su nación aumentará en 2030 hasta el 50 por ciento de su capacidad para generar electricidad con energías limpias, así como alcanzar la neutralidad de emisiones en 2070.

 

Brasil y Vietnam se comprometieron a cero emisiones netas para 2070.

 

Otros 40 países, incluyendo al Reino Unido, Estados Unidos, India, China y Turquía, anunciaron su apoyo a las tecnologías limpias, a fin de hacerlas más asequibles en todo el planeta, enfocándose en el rubro de la energía, el transporte terrestre, el hidrógeno y la agricultura.

Asimismo, fue suscrito el Acuerdo de Glasgow sobre vehículos de emisiones cero por parte de más de 100 entidades, entre las que se encuentran países, fabricantes de automóviles de todo el planeta, ciudades y regiones, entre otros.

El acuerdo busca eliminar progresivamente a los vehículos de gasolina y diésel, y sustituirlos por unidades vehiculares de cero emisiones para el año 2035 en mercados clave.

Por otra parte, China y Estados Unidos se han comprometido a trabajar para apresurar durante esta década el combate contra el cambio climático. China presentará durante el próximo año un plan de acción nacional de reducción de sus emisiones de metano, a pesar de no haber firmado el Compromiso Global de Metano.

Estados Unidos ha establecido el compromiso de alcanzar el 100 por ciento de generación de electricidad libre de contaminación por carbono para 2035.

Asimismo, Dinamarca y Costa Rica impulsaron la iniciativa Alianza Más Allá del Petróleo, con la cual se busca poner fin, de manera conjunta con los países que se han adherido a ella, a la concesión de nuevas licencias para la exploración y explotación de petróleo y de gas en los territorios bajo su jurisdicción, en el marco de una transición energética justa y bien gestionada.

Ahora bien, a pesar de estos compromisos, alianzas y acuerdos explorados y discutidos en la COP26, existen otros temas que no fueron abordados, como la migración climática o el modelo de desarrollo económico productivista prevalente en el mundo, cuyo impacto en la depredación de los recursos naturales y en el clima es indudable.

En relación con la migración climática, cabe señalar que, al ritmo actual y de acuerdo con datos del Banco Mundial, el cambio climático planetario provocará, para 2050, 143 millones de migrantes en las regiones del sudeste asiático, América Latina y África subsahariana.

En 2020, en Centroamérica, el huracán Eta devastó grandes zonas costeras con lluvias torrenciales e inundaciones, mientras que quince días después el huracán Iota agravó la destrucción de diversos lugares en esa misma región. Esto se sumó a la crisis económica provocada por la pandemia, y orilló a miles de personas a migrar hacia el norte del continente. Es importante recordar que el año pasado se registraron alrededor de 130 millones de personas desplazadas por el cambio climático en el mundo.

Para la Organización Internacional de las Migraciones, los factores ambientales requieren incorporarse en todas las áreas de gestión de la migración, entre éstos se encuentran la prevención, preparación y respuesta al desplazamiento, la gestión de fronteras, la migración laboral y la integración, el retorno y la reintegración[4].

 

 

El fenómeno de la migración climática requiere atención de parte de todos los gobiernos para buscar evitar este tipo de desplazamiento, así como para proteger a todas las personas que se encuentran en esta categoría, por medio de un estatus jurídico seguro.

Llama también la atención que no se haya discutido o cuestionado el tema del actual modelo de desarrollo económico productivista que prevalece en gran parte del mundo, es decir, el neoliberalismo, y que, como lo refirió el presidente López Obrador durante su reciente participación ante el Consejo de Seguridad de la ONU, “(…) socializa pérdidas, privatiza ganancias y alienta el saqueo de recursos naturales y de los bienes de los pueblos y naciones”.

En tal sentido, foros como la COP26 deben ser espacios en los que verdaderamente se transforme a fondo la realidad planetaria para bien, y no en donde se busque preservar el statu quo económico y político de ciertos grupos o países, para que todo siga prácticamente igual.

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Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

 

Fuentes

[1] “COP26: las 11 claves de la cumbre del clima en Glasgow”. El País (1 de noviembre de 2021), sec. Internacional [En línea]: https://bit.ly/3EUXhzA [Consulta: 6 de noviembre de 2021].

[2] Le Monde, “COP26, jour 4: plusieurs engagements sur les énergies fossiles, principales causes du réchauffement climatique”. Le Monde (4 de noviembre de 2021), sec. Internacional [En línea]: https://bit.ly/3wuqq1J [Consulta: 6 de noviembre de 2021].

[3] En México, la Comisión Federal de Electricidad cuenta únicamente con tres carboeléctricas.

[4] “Migración y cambio climático”. OIM (2021), sec. Nuestro trabajo [En línea]: https://bit.ly/3kzE9zN [Consulta: 7 de noviembre de 2021].

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