Buenos Aires, Argentina.- Un reportaje emitido por Telenoche (Canal 13) en Argentina reveló los abusos sexuales y psicológicos del sacerdote Manuel Pascual en contra de al menos tres monjas que denunciaron al religioso por violarlas.
“Mi vocación era ser religiosa, y no ser denunciante. La vocación es algo sagrado, que no se toca. Y esta persona nos tocó en lo más profundo del ser”, relata una de ellas.
De acuerdo con sus testimonios, ni las monjas superioras de la congregación de las hermanas de San José en Buenos Aires ni ninguna otra autoridad religiosa quiso hacer nada para detener los abusos.
Finalmente, las hermanas tomaron la decisión de denunciar a “El Santito”, como se conocía al clérigo, quien podría enfrentar hasta 40 años de prisión.
“Manuel Pascual era el sacerdote fundador de la comunidad (…) también era mi confesor, porque yo no me podía ir a confesar con otro sacerdote” relata una de las religiosas. “Era quien nos guiaba espiritualmente. Era todo”, relató otra de las monjas sobre los abusos cometidos durante cinco años.
De acuerdo a sus testimonios, el sacerdote les hablaba de la “absolución” del dolor y les hacía propuestas de goce antes de violarlas con el hábito puesto y después confesarlas, pues tenían prohibido ir con otro clérigo.
“En los primeros meses de formación pasaban cosas, como que yo veía o abrazos cariñosos o algunos gestos que él tenía hacia algunas hermanas”, dice una de las monjas. “Lo hablé con él, y él me decía que ellas estaban locas o, que estaban faltas de cariño… que tenía que entenderlas, que él acompañaba esos procesos”.
Más que acompañar, provocaba situaciones incómodas, que “me confundían, me cuestionaban, creía que era yo la que provocaba eso”, apunta otras .
“Tenía palabras como ‘yo quisiera verte desnudita’, o una cosa así, cuando yo le decía que eso no correspondía, que me hacía mal, me decía ‘vos tenés que desnudar tu alma, porque vos estás muy cerrada’. Siempre el problema era yo”, narró una de sus víctimas.
La mayoría de los abusos ocurrieron en “La ermita”, una propiedad en el campo donde la congregación realizaba ejercicios espirituales y donde El Santito abusaba de las religiosas.
“A mí me tocó ir en septiembre de 2016. A la noche me invitó a cerrar la tranquera de la casa, estaba todo oscuro… en un momento determinado me tomó tan fuerte de la mano que no pude soltarme. Sentí mucho miedo… sin sospechar nada aún”, mencionó otra en su relato.
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aj