El ‘pueblo sabio’ no lo fue tanto. A pesar de los tardíos llamados hechos por el presidente López Obrador y por otras autoridades, en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se lanzó a las calles para realizar sus compras de fin de año, sin importar la pandemia y el resultado fue un crecimiento exponencial de la enfermedad, que desbordó a los hospitales.
La ocupación hospitalaria en la Ciudad de México, de acuerdo con la Secretaría de Salud, llegó al 80 por ciento, lo cual significa en términos prácticos que los hospitales que cuentan con infraestructura real para atender el covid-19 están completamente saturados.
En la semana 37 del año, que corresponde a la de las fiestas patrias, hubo 6 mil 339 nuevos casos en la capital. En la semana 49 la cifra fue de 24 mil 608. El incremento fue de 288 por ciento en el plazo de tres meses.
Uno de los factores que ha incidido en los contagios es el incremento en la movilidad en la ciudad.
Por ejemplo, el número de pasajeros en el Metro se duplicó en diciembre respecto a los niveles que se tuvieron en mayo. En el caso del Metrobús, el crecimiento en el mismo lapso fue de 130 por ciento.
En el caso del tráfico vehicular, se triplicó en ese mismo periodo, de acuerdo con los reportes del gobierno de la ciudad. En delegaciones como Iztapalapa, Tlalpan, Venustiano Carranza, Azcapotzalco, Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta, el tráfico ya superó los niveles de referencia prepandemia.
Pero no sólo se incrementó la movilidad, sino que se relajó el cumplimiento de las reglas sanitarias, como el uso del cubrebocas o la sana distancia.
Los ambiguos mensajes enviados a la gente por el presidente López Obrador y la falta de decisión del gobierno de la Ciudad de México para tomar medidas restrictivas con mayor antelación dieron lugar a esta situación de crisis en la que hoy estamos.
Es inevitable que las mayores restricciones impuestas en la CDMX vayan a afectar la actividad económica.
¿De qué magnitud será la afectación a la economía de la ciudad?
Una referencia es lo que sucedió con el comercio minorista en abril en la CDMX, cuando se estableció el primer confinamiento. La caída respecto al nivel de febrero, antes de que empezaran a notarse los efectos de la pandemia fue de 33 por ciento.
Aunque el plazo inicial fijado por la autoridad es de 22 días, se trata de un mes en el que tradicionalmente hay ventas elevadas porque la gente tiene más recursos derivados del pago de aguinaldo.
Así que el tropezón económico va a ser inevitable.
El plazo establecido deliberadamente cubrió las fiestas decembrinas y de Reyes. La apuesta es que sea suficiente para frenar los contagios y con ello, desahogar la capacidad hospitalaria.
Vamos empezando, pero lo que pudo observarse este fin de semana es que el cumplimiento del cierre es muy relativo, ya que una buena parte de la economía informal siguió con su actividad.
Estamos nuevamente en una situación de incertidumbre, ya que la posibilidad de bajar contagios depende por entero de la reducción de la movilidad. Pero si, por presiones económicas, el sector informal mantiene su actividad relativamente estable, quizá la baja sea sustancialmente menor que en el confinamiento anterior.
Y, si en los primeros días de enero no bajan los contagios, no sería nada remoto que se tuviera que extender por algunas semanas más el semáforo rojo en la ZMVM.
No se puede dejar de mencionar que la ZMVM es el área que más aporta al PIB y al empleo, así que esta nueva circunstancia podría afectar al desempeño de toda la economía del país el próximo año.
Sin embargo, no se preocupe, la autoridad sigue diciendo que ha sido un éxito la gestión de la pandemia. Seguramente, ellos tienen otros datos.
La realidad, quizá tarde, pero va a imponerse. Mientras tanto, hay que cuidarse.
Coordenadas, columna de Enrique Quintana en El Financiero
Fotografía archivoe
clh