El Grupo Monterrey cada día está más molesto con el actuar de Andrés Manuel López Obrador. Son uno de los sectores que más está resintiendo las políticas públicas del presidente.
Ya sea en Palacio Nacional o en la casa de Alfonso Romo en Garza García, han escuchado en buena lid al tabasqueño, quien por lo visto les habla de dientes para afuera: les dice una cosa y hace otra.
Las últimas decisiones que muestran a un López Obrador cada vez más radicalizado, han llevado a los regios a echarse para atrás, pero para tomar vuelo: el choque de trenes con la 4T parece ya inminente.
Ayer un nuevo escarceo: el Presidente arremetió contra Oxxo al asegurar en su conferencia matutina que la filial de FEMSA pagaba menos luz que una familia de clase popular o media, lo que fue desmentido.
Los asesores políticos de los regios han tratado de convencerlos que no conviene caer en provocaciones y que harían muy mal en reeditar el pleito que hace 45 años los enfrentó con Luis Echeverría.
Armando Garza Sada de Grupo Alfa, Rogelio Zambrano de Cemex, Juan Antonio González Moreno de Gruma y Sergio Gutiérrez Muguerza de DeAcero, son los integrantes más moderados de este clan.
En el otro extremo José Antonio Fernández Carbajal, mandamás de FEMSA, líder moral del grupo y crítico del exjefe de la Oficina de la Presidencia, Romo, y de la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier.
Ese enojo y frustración del Grupo Monterrey hacia todo lo que huela a López Obrador ya encontró un reducto: las elecciones intermedias del 6 de junio para renovar la gubernatura del estado de Nuevo León.
Los empresarios ya echaron a andar la misma maquinaria que hace seis años llevó al gobierno a Jaime Rodríguez, El Bronco. Quieren un voto útil del panismo a favor del candidato del PRI, Adrián de la Garza.
Incluso se le ve ya en espectaculares vestido de azul, por aquello de que fue policía, oficio que lo llevó a ser Procurador General de Justicia. La señal al candidato panista, Fernando Larrazábal, es clara.
El Grupo de los 10 está aceitando el aparato. Le reiteramos lo que aquí publicamos la primer semana de enero: Nuevo León y su centro neurálgico, Monterrey, no serán territorio de AMLO, de la 4T o de Morena.
Van echar toda la carne al asador para que en los hechos la alianza PRI-PAN se concrete, a pesar del sabotaje de los liderazgos locales blanquiazules de Zeferino Salgado, Raúl Gracia y Víctor Pérez.
Este último, por cierto, a punto de entregarse a los brazos de la abanderada de Morena, la expriísta Clara Luz Flores, que aventaja en las encuestas electorales a De la Garza y a Larrazábal.
El Grupo de los 10 lo integran oficialmente los dueños de FEMSA, Cemex, Alfa, Proeza, Xigniux, Frisa, DeAcero, Llamosa, Softtek y Soriana. Y atrás también están los de Vitro, CYDSA, Arca y Gruma.
Liderado por Fernández Carbajal, este mismo grupo terminó mal con el entonces gobernador Rodrigo Medina y el PRI, al grado de que desbarrancaron a su candidata, Ivonne Álvarez, e impusieron al Bronco.
Seis años después, con toda la animadversión hacia López Obrador, operan políticamente para recertarle la misma dosis a Clara Luz. ¿Lo conseguirán?
SEMANA HISTÓRICA PARA jueces, magistrados y abogados. Nunca antes un Presidente había utilizado todo el aparato de Estado para atacarlos, ni nunca buena parte del poder judicial había cerrado filas como lo vimos desde el lunes, cuando Andrés Manuel López Obrador inició la cacería de Juan Pablo Gómez Fierro, titular del juzgado que ayer terminó otorgando suspensiones definitivas que pararon en seco la nueva Ley de la Industria Eléctrica, la misma que el tabasqueño ordenó no moverle ni una coma. En esta jornada inédita la abogacía mexicana, que un par de semanas antes fue acusada por el mismo López Obrador de “traidores a la patria”, dio un manotazo en la mesa. Pero no va quedar en declaraciones y cartas abiertas. Los despachos mexicanos están fortaleciendo alianzas y corresponsalías con bufetes internacionales para, desde el extranjero, litigar asuntos que impliquen atropellos de la 4T.
Arturo Zaldívar y Andrés Manuel López Obrador.
EL QUE NO salió bien librado de este primer round fue Arturo Zaldívar, que de Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia para muchos de sus colegas terminó de chalán de oficialía de partes del Poder Ejecutivo. En el Consejo de la Judicatura Federal saben muy bien cómo opera Zaldívar a través de esa instancia. No se pelea ni confronta directamente con nadie, pero sabe qué hay que hacer para doblar a jueces y magistrados. El ministro ejerce su fuerza y presión por la vía de infundirles temor de que no tienen estabilidad laboral. ¿Cómo?, decidiendo las adscripciones para cada uno de ellos. Aunque se supone que se determinan de manera colegiada, Zaldívar tiene la última palabra cuando de mover funcionarios se trata.
Carlos Salazar y Antonio Del Valle.
LA PETICIÓN VINO de Alejandro Ramírez para jugarle una trastada a las dos principales televisoras del país, Televisa de Emilio Azcárraga y TV Azteca de Ricardo Salinas. El dueño de Cinépolis fue el artífice del posicionamiento del Consejo Coordinador Empresarial en contra de la iniciativa de la Ley Federal de Cinematografía y el Audiovisual. Ramírez pidió al presidente del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), Antonio del Valle Perochena, interceder ante Carlos Salazar para criticar de inconstitucional y violatoria de acuerdos internacionales la iniciativa del senador morenista Ricardo Monreal. Televisa y TV Azteca, como industria de la radiodifusión, están a favor de esa ley.
NO HAY QUE perder de vista el caso Interjet. En los próximos días se va reactivar y no precisamente porque sus aviones retornen a los cielos, sino porque se avivará la disputa entre Miguel Alemán Magnani y Alejandro del Valle. El primero cedió al segundo desde el año pasado 90 por ciento de la aerolínea. Sin embargo, ahora que el nuevo accionista de control consiguió fondeadores y desde Palacio Nacional salió la instrucción para reestructurar su pesado pasivo ordenadamente por la vía de un Concurso Mercantil, los Alemán pretenden arrebatarle la empresa utilizando como ariete al líder charro de la Sección 15, Francisco Joaquín del Olmo.
Carlos Noriega Romero
NO HAY DIFERENCIA entre ser el hombre invisible o director del Bancomext. En la era de la 4T el banquero del gobierno debe tener como principal atributo moverse a escondidas de Andrés Manuel López Obrador para poder prestar dinero a empresarios. No hagan olas: que no se enteren en Palacio Nacional porque el Presidente se enoja si andan de prestalones. Claro, con Epigmenio Ibarra es otro cantar. La revelación del crédito de 150 millones de pesos al de Argos hecho por LatinUs, debió calar hondo a Carlos Noriega Romero, que recién dejó la dirección para buscar una diputación plurinominal por Morena en Hidalgo.
Columna de Darío Celis en El Financiero
Fotografía archivom
clh