Más allá de lo contradictoria y ofensiva que en sí misma resultó la presencia del dictador y presunto genocida Miguel Díaz-Canel en los festejos por el 211 aniversario del inicio de la gesta libertaria, el discurso que previo al inicio de la tradicional parada militar alentó su presencia en su anfitrión Andrés Manuel López Obrador constituyó, a su vez, no sólo un despropósito político, sino también un grave desliz diplomático cuyas consecuencias no tardaremos en conocer y perdón, más aún en lamentar.
Y esto, no sólo por la utilización del mensaje central de las fiestas patrias para criticar al gobierno estadunidense, al presidente Joe Biden en particular, por mantener el bloqueo económico contra la isla cuando ningún estado tiene derecho a someter a otro pueblo y que, sostuvo, provoca tal situación de precariedad en Cuba que alienta la oposición de la población contra el régimen opresor, heredero de los también dictadores y asesinos hermanos Fidel y Raúl Castro.
Ello, además de invitar a la Casa Blanca, a su principal inquilino, se entiende, a actuar con una grandeza similar a la que, dijo, exhibió su antecesor Jimmy Carter cuando, en septiembre de 1977, “supo entenderse con el (también dictador) general Omar Torrijos para devolver a Panamá el canal y su soberanía luego que, en su oportunidad, su incómodo invitado destacara que Cuba enfrenta ahora “una agresiva campaña de odio, desinformación, manipulación y mentiras montadas por plataformas digitales –no hablaba de México, que conste– que desconocen los límites de la ética” y le agradeciera la ayuda recibida en insumos médicos y alimentos para paliar efectos combinados del acoso económico y la pandemia.
Sólo faltó al tabasqueño hacer un elogio puntual de los inexistentes alcances libertarios y democráticos de un gobierno que, amén de enfrentar a cubanos contra cubanos, impide la existencia de partidos opositores, elecciones libres, medios independientes, la abierta manifestación de ideas y hasta el conocimiento de información vía redes sociales…
Triste y contradictoria jornada libertaria e independentista pues la de ayer en que, lejos de exaltar los valores que en ese ámbito caracterizan al pueblo mexicano y avanzar propuestas para consolidar y/o ampliar los mismos, la autoridad se concentra en defender un régimen represor ¡aun a riesgo de asumir costos altísimos!
ASTERISCOS
* Difícil, a la vista de los excesos cometidos durante el festejo del Grito la asignación del premio Lamebotas 2021 aunque, a decir verdad, la puja está entre la impresentable cónsul en Estambul, Isabel Arvide, que agregó a YSQ a los héroes patrios; la fracasada Layda Sansores, aue sumó la 4T y la edil de Iztapalapa, Clara Brugada, que, futurista, subió a la regenta. Todas de Morena, sí.
* Debió ser una diputada del partido del gobierno, ella sí indígena, Inés Parra Juárez, la que repudiara la “reubicación caprichosa” de la estatua de Cristóbal Colón en Reforma para sustituirla por una escultura de una mujer indígena. “Representaría un daño al patrimonio cultural urbano del siglo XIX” y nada aliviaría el daño que en su época se hizo a las culturas originarias. Upsss.
Veámonos el domingo con otro asunto De naturaleza política
Columna De Naturaleza Política de Enrique Aranda en Excelsior
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