Saldo blanco, incluso podemos pensar que fue positivo: no hubo ninguna polémica en lo que consideramos el “reencuentro” de América del Norte, esta cumbre de líderes de la región que no se realizaba desde hace cinco años. Imágenes del saludo y de intercambio de ideas que ayudan a fraternizar y estrechar las relaciones entre México, Estados Unidos y Canadá. Acaso el momento más tenso fue cuando López Obrador hizo un llamado a los otros dos mandatarios, ahí, frente a ellos: “Deben de hacerse a un lado mitos y prejuicios, por ejemplo, dejar de rechazar a migrantes, cuando para crecer se necesita fuerza de trabajo que, en realidad, no se tiene con suficiencia en Estados Unidos y Canadá, por qué no estudiar la demanda de mano de obra y abrir ordenadamente el flujo migratorio”, pero fuera de esto, todo fue cordialidad y fotos, muchas fotos. Las comitivas que integraron e hicieron posible este encuentro, habrán regresado satisfechas a casa.
Era necesario y evidente que este encuentro iba a realizarse. Una negativa del presidente mexicano para no viajar a Estados Unidos, por ejemplo, habría podido entenderse como una provocación, dado el antecedente de que sí viajó para encontrarse con Donald Trump en 2020. Por otro lado, en el entendido de que la mejor política exterior es la interior, la doméstica, de los tres mandatarios, Andrés Manuel López Obrador es quien tiene mayores posibilidades de darse el lujo de poner sus condiciones.
Joe Biden no lleva ni un año en el poder, pero su popularidad ha caído tanto que, según FiveThirtyEight, sólo es aprobado por 4 de cada 10 estadunidenses. La retirada de las tropas de Afganistán, la división al interior de su propio partido que impide el avance de sus reformas e incluso la sombra de Donald Trump, quien, aunque sin redes sociales aún es una voz activa, han entorpecido y afectado el mandato del demócrata.
Lo mismo ocurre con Justin Trudeau, él quien hace unos años fue uno de los rostros más frescos en la política internacional, por su juventud, empatía con varias causas sociales y por la manera en que atajaba las dificultades, ha visto cómo cae su curva de popularidad. Escándalos de corrupción al interior de su gobierno, polémicas por fotografías tomadas en sus años de juventud y que la corrección política ya no perdona… Sus activos apenas alcanzaron para que ganara la elección de hace unos meses, pero sus opositores le dieron un susto. Así que el primer ministro canadiense empata en positivos con los números del presidente de Estados Unidos.
Y de los tres, la diferencia la hace López Obrador. Ya en la mitad de su sexenio, y aún con los tantos, tantísimos pendientes que hay en cuestiones de salud, de seguridad, de incertidumbre económica y hasta de los alcances que puede tener el diálogo, el presidente mexicano es aprobado por seis de cada 10 mexicanos, según datos de Oraculus. Así que si se observa con esta en perspectiva, la IX Cumbre de Líderes de América del Norte tenía en esas figuras el primer y más inmediato objetivo: esas fotos que le dicen al mundo que, por supuesto, que la región está firme, pero más aun, da un mensaje de certeza al interior de cada país, que para nuestro caso es tan necesario.
Addendum
Por cierto, qué bueno ver al presidente López Obrador portando cubrebocas.
Columna Nudo Gordiano de Yuriria Sierra en Excelsior
Foto twitter AMLO
clh