“Sinaloa y su futuro”. Es el título de un interesante artículo de Manuel J. Clouthier en El Universal. Empiezo citando el último párrafo de tal escrito: “Philip Korter en su libro Marketing places nos dice que los lugares deben ser, vivibles, visitables e invertibles; hay mucho que hacer en Sinaloa para lograrlo. Sobre todo, por los rezagos acumulados que generaron los malos gobiernos que hemos tenido”.
Sin duda tiene razón el señor Korter: debemos aspirar a que nuestras ciudades y pueblos sean vivibles, visitables e invertibles. No lo es —a juicio de Clouthier— el estado que empieza a gobernar Rubén Rocha Moya, militante de Morena.
De ahí la pregunta que se hace Manuel Clouthier: “¿Cuál será el sello de este incipiente gobierno de izquierda?”.
El gobernador Rocha tiene todo para hacer un buen trabajo: “Cuenta con el control de 70 % del congreso estatal, también 17 de los 18 municipios son gobernados por personajes electos por Morena o partidos afines”.
Clouthier piensa que a la administración del gobernador Rocha —recién nacida, por cierto— “le falta rumbo y sello”. ¿No es demasiado pronto para llegar a una conclusión tan drástica? En fin, veamos qué tan vivibles, visitables e invertibles son algunas regiones de México.
Los Cabos
Es quizá el destino turístico más visitable e invertible de México, pero no parece muy vivible. En Los Cabos, por ejemplo, es triste ver a pocos kilómetros de lujosísimos hoteles tantas colonias marginadas y sin servicios públicos básicos.
Ahora San José del Cabo y Cabo San Lucas son lugares relativamente tranquilos, pero el comercio de drogas ilegales es visible no solo en las calles solitarias y oscuras, sino inclusive en las playas más importantes a cualquier hora. El riesgo de descomposición, entonces, es enorme.
Espero que el nuevo gobernador de Baja California Sur, Víctor Castro, apriete lo que tenga que apretar para que la seguridad no se salga de control y dedique mucho de su esfuerzo y presupuesto a mejorar las condiciones de tantos barrios evidentemente abandonados por anteriores administraciones públicas.
Acapulco
Esta ciudad cumplía las tres características mencionadas por Clouthier, pero hoy difícilmente pasa tales pruebas. Acapulco en más de un sentido ya no es vivible, a pasos más que acelerados está dejando de ser visitable y por lo tanto ya no es invertible.
Este mes se celebrará el Abierto Mexicano de Tenis en el que participarán los finalistas del reciente Abierto de Australia. Se trata de uno de los más importantes eventos internacionales de nuestro país. Los visitantes llegarán, algunos, en vuelos privados; unos pocos más en vuelos comerciales —no operan tantos en el aeropuerto acapulqueño— y un número grande de personas arribarán en automóvil desde la no tan lejana Ciudad de México.
La duda es si estos últimos visitantes, los de coche, podrán trasladarse con tranquilidad, es decir, si no habrá bloqueos en la carretera o violencia en las casetas de cobro. Ojalá no haya demasiados problemas en el trayecto, pero las probabilidades estén en contra.
Supongo que en una ciudad tan violenta como Acapulco la Guardia Nacional pondrá especial cuidado para mantener a las pandillas lejos de los turistas. Es lo esperable.
Sería terrible que ese torneo de tenis dejara de ser viable. Ya abandonó Acapulco —ha dejado de ser su única sede— el Tianguis Turístico. Si se va el Abierto, terminará de morir una de las grandes marcas mexicanas en el mundo.
Cancún
Se acapulquiza a gran velocidad. Sigue siendo visitable, invertible y vivible, pero con tanta violencia lo es cada día menos. Merece un análisis aparte.
La Sultana del Norte
La Zona Metropolitana de Monterrey —donde la sociedad, no sus gobiernos, ha logrado mantener más o menos controlado al narcotráfico— no ha dejado de ser vivible e invertible, pero es visitable solo por gente de negocios: por placer difícilmente se viaje a la, para mí, maravillosa Sultana del Norte. Ya hablaré con más detalles acerca de lo que ahí ocurre.
Zihuatanejo
Este lugar de playa apareció en el Top 5 de la clasificación del New York Times de los destinos turísticos más importantes del mundo. Ojalá ello le ayude a ser un lugar más invertible y más vivible.
Nuevo Nayarit
Así desea el gobernador Miguel Ángel Navarro que se conozca a Nuevo Vallarta. El hecho es que Nuevo Nayarit es un destino visitable e invertible, pero para ser realmente vivible necesita muchos más proyectos de apoyo social y de mejoramiento urbano en sus colonias pobres. Es enorme el reto para el gobernador Navarro, quien tiene lo principal para no fracasar: es honesto y eficiente. Lo que sigue es que saque adelante sus proyectos. Ojalá las cosas se le den; mucho dependerá de que los inversionistas —locales, capitalinos y extranjeros— ayuden y no estorben.
La Ciudad de México
Antes de ser gobernada por la izquierda, la capital de nuestro país tenía muy mal prestigio. En el territorio nacional, fuera de la megalópolis, sobre todo en el norte, se decía como broma macabra, pero de alguna manera en serio, “haz patria, mata un chilango”. En el extranjero, la CDMX tenía justificada fama de insegura.
Su colonia más visitada por personas de otras naciones —Polanco, donde se localizan los más grandes hoteles— no era caminable después de ciertas hora. Me consta: viví ahí muchos años, desde 1997, cuando empecé a construir la revista y el periódico Milenio, cuyas oficinas originales se ubicaban en la calle Tennyson, a menos de cien metros del Parque Lincoln, prácticamente en lo que se conoce como Polanquito. Vi llegar reporteros lastimados porque se les había asaltado por ahí.
Una vez acudió a la sede de Milenio el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, cuando empezaba su periodo como jefe de gobierno de la capital. Le pregunté qué pensaba hacer para eliminar la inseguridad en esa zona. Contestó con tres palabras: “Resolver el problema”. Lo hizo, sin duda.
Ese trabajo lo continuó con toda responsabilidad su sucesor, Andrés Manuel López Obrador, quien realizó lo más importante y de efectos de largo plazo: aplicar sólidos programas sociales para alejar a la juventud de la delincuencia.
El tercer gobernante de izquierda de esta ciudad, Marcelo Ebrard, no dejó que las tuercas de la seguridad se desapretaran y así se mantuvo cierta calma benéfica para todos. Desgraciadamente algo se aflojó con Miguel Ángel Mancera, pero no se llegó a una crisis porque ahora Claudia Sheinbaum recuperó lo controles en lo relacionado con hacer más eficiente a la policía y, sobre todo, reforzando la atención en las zonas económicamente más necesitadas de apoyo.
Ha mejorado mucho la marca de la CDMX, cada día más visitable. La Ciudad de México es, sin duda, el mejor lugar para comer bien en el mundo, además de contar con muchos otros atractivos culturales y hasta arqueológicos. Creo que no es exagerado decir que esta es la metrópoli más vivible de nuestro país y, por supuesto, una ciudad invertible como ninguna en Latinoamérica y en esta materia a la altura de muchas de las más representativas en el mundo.
El hecho es que la marca Ciudad de México ha mejorado bastante y, por lo mismo, se ha vuelto más valiosa. Falta mucho por hacer y ojalá se haga. Lo cierto es que la izquierda ha hecho la tarea.
Sinaloa
Para Manuel Clouthier, el gobernador Rubén Rocha Moya tiene “todo” para salir adelante, pero, como se dijo antes aquí, en opinión del hijo del recordado Maquío, a la nueva administración “le falta rumbo y sello”.
Creo que Clouthier se equivoca: el proyecto del gobernador Rocha sí tiene rumbo y sí tiene sello. ¿El rumbo? Abatir la desigualdad y mejorar la marca del estado, sobre todo la de sus destinos turísticos, que deberían estar entre los más apreciados del mundo. ¿El sello? El de la CDMX de izquierda que, pese a la magnitud de sus problemas, ha logrado ser cada día más vivible, más visitable y más invertible.
Dice Clouthier que Sinaloa “tiene que planear y actuar basado en sus fortalezas”, y es verdad. Anticipándome a lo que digan los expertos acerca de las fortalezas de la entidad sinaloense, veo una obvia: el turismo. Sus playas son perfectamente comparables como las de Los Cabos, Puerto Vallarta y Nuevo Nayarit. ¿Qué necesita esta actividad para despegar? Un trabajo sobre la marca del estado. Ser conocido como la tierra del Chapo no ayuda. Tampoco es de utilidad que su principal empresa sea abonera, como el grupo de tiendas Coppel, o de plano ande en algo parecido a la usura, como BanCoppel. Un buen proyecto para cambiar tal percepción debe hacerse. La Ciudad de México lo hizo con gobernantes de la ideología de Rubén Rocha. Este hombre podrá, por supuesto que sí.
La prioridad del gobernador Rocha, como dice Clouthier, debe ser la de aplicar programas sociales para “cerrar la brecha de la desigualdad”. Pero es un trabajo que debe acompañarse de un cambio en la imagen de todas sus ciudades y sobre todo de todas sus playas. Mucho ayudarán líderes de opinión como el hijo de Maquío sí orientan sus críticas a subrayar lo positivo del Estado —desde luego sin hacer a un lado lo negativo, pero sin exagerarlo y proponiendo soluciones—. No creo que sea mucho pedir, don Manuel, ¿o sí?
Columna de Federico Arreola en SDP Noticias
Foto SDP
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