En la rama el expuesto cadáver se pudría,
como un horrible fruto colgante junto al tallo,
rindiendo testimonio de inverosímil fallo
y con ritmo de péndola oscilando en la vía.
La desnudez impúdica, la lengua que salía
y alto mechón en forma de una cresta de gallo,
dábanle aspecto bufo; y al pie de mi caballo
un grupo de arrapiezos holgábase y reía.
Y el fúnebre despojo, con la cabeza gacha,
escandaloso y tumido en el verde patíbulo
desparramaba hedores en brisa como racha.
Mecido con solemnes compases de Turíbulo.
Y el sol iba en ascenso por un azul sin tacha,
y el campo era figura de una canción de Tíbulo.
SALVADOR DÍAZ MIRÓN
Los hechos
Primero, la intimidad de los niños y las niñas es sagrada. En un Estado de derecho es delito, y debería castigarse con severidad, acosar a menores de edad. Ni la población infantil ni la adolescente debería de ser molestada o violentada de ninguna manera.
Segundo, alguien cercano al hijo menor de edad del presidente de México les tomó una foto a ambos en un juego de beisbol al que no tenía acceso al público. ¿Quién fue el fotógrafo? Las opciones son pocas: (i) algún asistente de AMLO, (ii) otro beisbolista y (iii) un amigo que pudo haber acompañado al hijo de López Obrador. Destaquemos un hecho: es sabido que, por muy correctas razones de seguridad, en todas las reuniones a las que asiste AMLO se les quita el celular a quienes le acompañan. Hay excepciones, desde luego: dos o tres personas del círculo más cercano, es decir, los encargados de la seguridad, los amigos en quienes se confía y la familia.
Tercero, la foto circuló desde días antes de que se hiciera el escándalo. Leí en alguna de las ya muy numerosas redes sociales que la fotografía había circulado en grupos de WhatsApp sin comentarios de ningún tipo.
Cuarto, fueron políticos relevantes de la 4T quienes desataron el alboroto, que sobre todo en Twitter fue muy fuerte y sin duda ofensivo con el menor. Menciono cuatro, pero fueron muchos más: el ministro presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar; el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, y el dirigente de Morena, Mario Delgado.
Quinto, si políticos tan cercanos al presidente López Obrador se hubieran quedado callados, el menor de edad habría sido mucho menos insultado en redes sociales. ¿Es tan difícil de entender que al defenderlo de ataques que no tenían mucha importancia, por la influencia que tienen lo que hicieron fue provocar que las agresiones crecieran?
Sexto, el presidente —y sobre todo la madre del menor, Beatriz— si van a buscar al culpable deberán hacerlo en su círculo cercano. Creo que será sencillo saber quién tomo la foto y, a partir de ahí, llamarle enérgicamente la atención a quien la compartió. Después, exigir que ya no se metan en lo que no les importa al presidente de la Corte, a la jefa de gobierno, al canciller y al líder del partido de izquierda. Como mínimo decirles un “no me defiendas compadre”.
Séptimo, la gente encargada de la seguridad del presidente debe ser mucho más cuidadosa ya que no es la primera vez que circulan fotos del menos de edad que debieron haberse quedado en el ámbito de su intimidad.
¿El objetivo?
No es posible saber quién ordenó —si es que alguien lo hizo— defender a lo tonto al menor de edad, o si se trató de una acción espontánea. Menos aún podemos conocer la razón por la que se hizo algo evidentemente iba a terminar por dañar al hijo del presidente. Así que ellos, los políticos que generaron el escándalo, nos obligan a especular.
Un primer objetivo de la defensa de hijo del presidente pudo ser el de buscar la unidad perdida en la 4T, en la que los grupos están divididos y cada uno apoya a su candidato o candidata presidencial. En efecto, que todos vuelvan a unirse a torno a la causa que los llevó al poder. Solidarizarse con el papá, más que con el hijo. No era la manera de buscar la unidad, que este domingo volvería a hacerse pedazos cuando haya duelo de porras: las a favor de Adán Augusto, las a favor de Claudia… por su covid ignoro si asistirá Marcelo.
Un segundo objetivo pudo ser, simplemente, lambisconear al presidente. Es decir, alguien importante en la 4T vio la foto en algún lado y decidió que era su obligación defenderlo. En temporada de enfrentamiento por la candidatura presidencial los otros no quisieron quedarse atrás. Insisto, solo consiguieron excitar a la masa tuitera que se lanzó con todo contra el hijo del presidente. ¿Por qué? Porque la masa es irracional. Hay muchos estudios sobre el fenómeno, como el de Canetti. Los políticos cercanos a AMLO deberían leer a ese autor y a otros y dejarse de provocar a la gente.
Un tercer objetivo es más perverso —perdón, pero nos obligan a ser malpensados—. ¿Y si lo hicieron para distraer a la opinión pública justamente indignada por tantos problemas sin solución en el país? Sería terrible que eso haya sido el fin de la provocación a la gente que opina en redes sociales.
Lo triste
Lo verdaderamente lamentable, además de los ataques a Jesús Ernesto —que por ningún motivo tienen justificación—, es la falta de empatía e inacción de las autoridades cuando se trata de defender a menores de edad en México en lo general. Los niños que padecen cáncer, las niñas que son obligadas a casarse en Guerrero y otras partes de la República, los y las pequeños/as que hace más de año venían pidiendo su vacunación contra el covid.
También son hechos muy tristes —y que nadie en el gobierno parece atender— la ola de violencia que azota el país, el asesinato de dos sacerdotes jesuitas, la procuración de justicia entregada a alguien que viola constantemente la ley, el nuevo incremento en los contagios por covid, la toma de poblados enteros por el crimen organizado, el feminicidio del Suntory o la situación que se considere.
Son tan graves los problemas de México que, por favor, no habrá subterfugio o pretexto para mirar hacia otro lado.
¿Ya olvidamos lo que pasó en el Metro? Tampoco se nos va de la mente que hace un año López Obrador dio su palabra de que este sábado 25 la Línea 12 del Metro de la CDMX ya estaría operando. Y nada nos impide recordar que también se dijo que se castigaría a los responsables de la tragedia y, hasta donde se sabe, eso no ha ocurrido.
Los otros niños, las otras niñas
Es cierto: nadie debe acosar al hijo menor de edad del presidente de México —a los otros, los mayores, sí debe juzgarlos la opinión pública si realizan acciones inconvenientes—. ¡Pero ello parte del principio de que todo niño y toda niña tienen o deberían tener derecho a la salud, a una educación de calidad y a un país sin violencia!
Todos los niños y todas las niñas que enfermaron de cáncer que fallecieron por falta de medicinas. Los que murieron de Covid porque un año después es cuando apenas se ponen las vacunas a los más pequeños. Aquellos pequeños que su futuro fue cercenado tan solo por vivir en zonas llenas de violencia. A todos ellos, a todas ellas ¿quién les defiende? Ciertamente no el presidente Andrés Manuel; tampoco su equipo de trabajo. ¿Claudia y Marcelo? No está en sus prioridades que se reducen al 2024. ¿Quién se ha acordado públicamente de ellos?
¿Cuándo ha alzado su voz Arturo Zaldívar, presidente de la SCJN, para quejarse de la pornografía infantil en nuestro país? ¿O para exigir las medicinas para los menores de edad enfermos? ¿Ya prepara Zaldívar un documental sobre los niños y las niñas que no han tenido acceso a las medicinas porque la 4T resultó un desastre administrativo, por decir lo menos?
Lo mismo se puede decir de todos los cuatroteros que se desgañitaron en redes, culpando a los conservadores, solidarizándose con López Obrador (pocos con Beatriz y solo Ricardo Monreal de manera directa con Jesús Ernesto).
Escandaloso recurso
Inadmisible es el ataque al hijo del presidente, como inadmisible que miles de niños sean reclutados por el crimen organizado o haberles quitado la protección de las estancias infantiles o las escuelas de tiempo completo. ¿Quién del gabinete defendió a todos estos menores? Ciertamente no Delfina Gómez, la delincuente que tenemos como cabeza de la Educación pública —delincuente sí, juzgada por magistrados electorales—.
Terrible unidad exhibió la feligresía amloísta (empezando por las corcholatas; olvidaron diferencias y se cuadraron ante el jefe mediante un mensaje solidario de cada uno de ellos, pero que más bien parecieron un machote).
Muy predecible y despreciable el libreto: el hijo les dio un pretexto para reverenciar a AMLO. Todos a estar con él. Solo con él. Siempre con él.
Es vergonzoso utilizar a un adolescente con motivos políticos, y eso hicieron al orquestarse para adular al presidente. Especialidades de la casa son sobar el lomo presidencial y generar cortinas de humo, pero ahora utilizar a un menor cobra una nueva y terrorífica dimensión. No lo merecía el hijo de Andrés Manuel y Beatriz, pero los lambiscones del gabinete, Morena y la corte hicieron crecer las agresiones contra el menor. Ahí están los culpables.
Pero nada de lo que hagan oculta que los lopezobradoristas han sembrado odio, división, encono, han permitido las peores atrocidades, ofreciendo abrazos a los delincuentes y desdén a las víctimas. Son estas las razones por las que López Obrador deberá ser juzgado al terminar su sexenio.
Columna Verónica Malo en SDP Noticias
Foto FB
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