Entrevistado por Miguel Ángel Velázquez, periodista de La Jornada, el canciller Marcelo Ebrard justificó su mala posición en las encuestas de preferencias electorales. Vayamos por punto por punto para entender lo que, más que un trabajo periodístico, fue un paradigmático psicoanálisis político.

1. Culpa a Claudia Sheinbaum por no renunciar ya a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México:

• Pregunta el periodista: “¿Por qué quiere que renuncien todos, por qué no renuncia usted?”.
• Respuesta de Ebrard: “No, yo puedo renunciar cualquier día, pero sé que eso va a traer muchísimas implicaciones”.
• Periodista: “¿Por qué?”.
• Ebrard: “Pues porque debería de hacerse como un ejercicio donde todos estemos en condiciones de igualdad. Es decir: no se trata de visibilizarse y ¿cuál sería el propósito de la renuncia? La idea sería que nos fuéramos todos para que haya igualdad de condiciones y eso no se va a dar, porque ellos no lo van a hacer, y eso agudiza la desigualdad”.

2. Culpa a Claudia por haber sido electa en 2018 jefa de gobierno:

• Periodista: “Ebrard está relajado, vestido de domingo, con chamarra y pantalón de algodón. Sin titubear, explica que para la contienda ‘ya hay una desigualdad estructural’, y lanza lo que podría ser una acusación”.
• Ebrard: “La Ciudad de México, y de eso estoy muy consciente, tiene un aparato gigantesco”.
• Ebrard: “Entonces la desigualdad está dada porque los recursos de cada una de las áreas de gobierno son distintos”.
• Ebrard: “Si tú vas a competir con la titular de la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, pues su aparato de publicidad son este año 2 mil millones de pesos. Nosotros cero. ¿Usted cree que eso ayuda? Si yo renunciara mañana, por decirlo así, ¿cree usted que podría ayudar a un proceso más igualitario?”.
• Periodista: “Pero me está hablando de que el dinero del presupuesto se está usando…”.
• Ebrard: “No, es que el peso de la publicidad así es. La pura presencia pública del gobierno de la Ciudad de México es enorme. Entonces sí hay una condición de desigualdad, y la única manera de remediarla es que Morena nos llame un día y nos diga: es hora de renunciar. Mira, en septiembre, ¿a poco no hay que renunciar en septiembre?”.
• Ebrard: “Si en septiembre eso va a ocurrir –las renuncias– de cualquier forma, la pregunta es: ¿por qué no lo hacemos antes?, de manera que la posibilidad de las campañas estén equilibradas y eso sea evidente”.

Que renuncie Claudia ya, exige el niño berrinches Ebrard, porque si no, él no puede:

• Periodista: “Lo importante, sentencia el canciller, es que haya condiciones equitativas, y por eso se le pregunta si, en su opinión, el que las renuncias no se den ya, ¿ahondaría en las ­desigualdades?”.
• Ebrard: “Pues sí, si el partido no resuelve eso, sí va a haber más desigualdad y hoy ya es visible. Esto de las renuncias sería lo más sensato. La verdad, yo no entiendo por qué se difieren, no lo entiendo bien y no le veo utilidad política”.

Culpa a la malosa Citlalli Hernández, secretaria general de Morena:

Periodista: “¿Diría que Morena está trabajando como si no hubiera una lucha política intensa?”.

Ebrard: “Ellos están, la dirigencia está en campaña. Citlalli, la secretaria general del partido, es la representante de Claudia en todo el país. Que no se piense que estoy molesto. Lo que estoy diciendo es que me preocupa el partido, porque la autoridad moral es la base de todo. Por eso es importante que se dé respuesta a las tres, a las cuatro o las reglas que sean y que rijan el proceso; pero ya”.

Buena entrevista, especialmente porque Ebrard vio a La Jornada como psicoanalista y sacó todas sus frustraciones electorales causadas por la no renuncia de Claudia, por el tamaño de la jefatura de gobierno de la CIudad de México y por la existencia de una mala, y más que mala, malosísima secretaria general en Morena.

Columna Federico Arreola en SDP Noticias

Foto Eduardo Díaz

clh