México.- Las evidencias científicas demuestran que fumar reduce la esperanza de vida alrededor de 10 años. La dependencia a la nicotina que contienen los cigarrillos causa que los vasos sanguíneos se estrechen, la circulación de la sangre sea lenta y el corazón trabaje de manera forzada. Otras consecuencias de su consumo son: envejecimiento prematuro de la piel, daños a la dentadura, mal aliento, manchas en las uñas de los dedos, así como úlceras gástricas y duodenales. Junto con otras sustancias tóxicas que tiene el cigarro, puede ocasionar cáncer de pulmón, boca, laringe, esófago, riñón, vejiga y páncreas, entre otros, así como asma, bronquitis y enfisema pulmonar. Las enfermedades y complicaciones derivadas del tabaquismo dejan al menos 40,000 muertos al año en México (según el gobierno federal son hasta 51,000), lo que arroja un promedio de 110 muertes diarias (139 de acuerdo con estimación gubernamental) y esto equivale a los pasajeros que pudieran morir por un accidente en un avión comercial.
El tabaquismo está asociado con más de 50 padecimientos diferentes debido a la inhalación de las sustancias químicas que se generan al momento de la combustión del cigarrillo, entre las que se encuentran diferentes tipos de cáncer, enfermedades pulmonares como bronquitis y enfisema, además de males cardiovasculares, como hipertensión, infarto y accidentes cerebrovasculares. Dichas afectaciones a la salud no sólo las ocasiona el consumo de cigarrillos también se producen al fumar tabaco en pipa, narguile, shishas, hookah, goma de mascar e inclusive el cigarro electrónico y vapeadores.
Incluso las personas que fuman poco o aquellas que no fuman, pero que inhalan el humo de otras personas, pueden sufrir de alguna enfermedad relacionada con este hábito.
Ocho principales males causados por este hábito
Enfermedades respiratorias. La bronquitis, el enfisema pulmonar y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) se deben a la inflamación en los tejidos que revisten las vías respiratorias producida por el humo del cigarro y causan lesiones permanentes que reducen la capacidad respiratoria del pulmón lo que causa que el intercambio gaseoso no ocurra de modo eficiente. Los principales síntomas que surgen en este tipo de enfermedad son falta de aire, tos crónica y casos de neumonía frecuente. La falta de aire, inicialmente, surge al realizar esfuerzos, pero a medida que la enfermedad se agrava, puede aparecer estando en reposo, además de ocasionar complicaciones como hipertensión pulmonar e infección respiratoria.
Infarto al miocardio y accidente cerebro vascular (ACV). El humo del cigarro produce alteraciones cardiovasculares, acelera los latidos cardíacos, contrae las principales arterias, altera el ritmo normal de los latidos del corazón y aumenta la presión arterial, lo que puede causar infarto, angina de pecho, ACV o aneurisma. La persona que fuma presenta mayor probabilidad de acumular placas de grasa en las arterias, lo que aumenta el riesgo de sufrir dichas enfermedades.
Impotencia sexual. El tabaquismo también puede ocasionar impotencia en los hombres, especialmente menores de 50 años, altera la liberación de hormonas importantes para el contacto íntimo e inhibe el flujo sanguíneo hacia el pene, lo que es indispensable para mantener la erección. Sin embargo, dejar de fumar suele revertir parcial o totalmente esta situación.
Efectos secundarios para quienes usan anticonceptivos hormonales. Toda fumadora que toma anticonceptivos hormonales tiene mayor riesgo de padecer problemas cardiovasculares ya sea hipertensión, hipercolesterolemia, tromboembolismo, angina de pecho o infarto, pues se suman y potencian los efectos de ambos productos.
Enfermedades reumáticas. El tabaquismo aumenta el riesgo de desarrollar artritis reumatoide, cuyos síntomas son dolor, inflamación y enrojecimiento en las articulaciones, principalmente de las manos, incrementa la gravedad y dificulta su tratamiento, ya que disminuye la eficacia de los medicamentos. Asimismo, fumar aumenta el riesgo de desarrollar otros padecimientos reumáticos y autoinmunes como la espondilitis anquilosante, el lupus y la artritis psoriásica.
Úlceras gástricas. El cigarrillo aumenta cuatro veces la probabilidad de desarrollar una úlcera gástrica, así como otras enfermedades del tracto gastrointestinal como gastritis, reflujo y enfermedad inflamatoria intestinal. También favorece el surgimiento de nuevas úlceras, retrasa su cicatrización, interfiere en la efectividad del tratamiento para erradicarlas y aumenta las complicaciones relacionadas con las úlceras. Por esto, es común que las personas que fuman tengan más síntomas como dolor de estómago, ardor, gases, indigestión y alteraciones en el tránsito intestinal.
Cambios visuales. Las sustancias que contiene el humo de cigarrillo también aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades oculares como cataratas y degeneración macular. Las primeras causan visión empañada o borrosa, por lo que dificultan la capacidad visual principalmente por las noches. La segunda, se manifiesta con alteraciones en la visión central y aguda, dificultando la lectura y los detalles finos.
Cáncer de pulmón. Cuando las sustancias que se producen por la combustión del cigarrillo entran en contacto con los tejidos pulmonares que hacen el intercambio respiratorio, aumenta el riesgo de que se produzca cáncer. Sus principales síntomas son falta de aire, tos excesiva o con sangre y pérdida de peso. Sin embargo, muchas veces los síntomas se presentan hasta un estado muy avanzado.
Otros tipos de cáncer asociados al consumo de tabaco son de boca, laringe, nariz y senos paranasales, así como de garganta, esófago, estómago, vejiga, riñón, páncreas, cuello uterino, colon y recto.
El consumo de tabaco también puede tener efectos en el producto de mujeres embarazadas. Cuando las embarazadas fuman o inhalan el humo del cigarrillo, las toxinas pueden provocar diversas complicaciones como aborto espontáneo, retardo en el crecimiento del producto, nacimiento prematuro o muerte.
Cuando es pasivo
También los fumadores pasivos (que han estado expuestos a humo de segunda mano por estar en ambientes donde con frecuencia existe humo de cigarro) o de tercera mano (el que se impregna en los muebles, textiles y otros objetos) tienen más probabilidades de padecer este tipo de afecciones:
- Ataques cardíacos y enfermedades cardíacas.
- Cáncer de pulmón.
- Reacciones súbitas y graves, incluso en los ojos, la nariz, la garganta y las vías respiratorias bajas.
Los bebés y los niños que a menudo están expuestos al humo indirecto del cigarrillo están en riesgo para:
Ataques de asma (los niños que tienen esta enfermedad y viven con un fumador son mucho más propensos a visitar el servicio de urgencias).
- Infecciones de la boca, garganta, senos paranasales, oídos y pulmones.
- Daño pulmonar (funcionamiento pulmonar deficiente).
- Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).
- Como cualquier adicción, dejar el tabaco es difícil, particularmente si se está haciendo solo.
Cómo evitar esos padecimientos
La única forma de evitar estas enfermedades es dejando de fumar. A pesar de que es difícil abandonar esta adicción, se debe tener en cuenta la importancia de esta actitud para la salud y dar el primer paso.
En caso que sea difícil conseguirlo por sí solo, hay tratamientos prescritos por un profesional de la salud, los cuales pueden ayudar a dejar este hábito, además de la posibilidad de frecuentar grupos de apoyo o acudir a terapia psicológica. Al dejar de fumar, disminuye el riesgo de desarrollar padecimientos asociados al consumo del cigarro.
CIFRAS
El consumo de tabaco es la causa de muerte más prevenible en el mundo actual, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, sin embargo, “mata a casi un millón de personas en la región de las Américas cada año, ya sea por consumo directo o por exposición al humo de tabaco ajeno”.
Las cifras divulgadas por el organismo internacional en el boletín México: el largo camino hacia el control del tabaco, subrayan que el uso de productos derivados del tabaco es responsable del 15 % de las muertes por enfermedades cardiovasculares, del 24 % de las muertes por cáncer y del 45 % de fallecimientos por enfermedades respiratorias crónicas en América Latina.
Anualmente, de acuerdo con números divulgados por la Secretaría de Salud (https://www.gob.mx/salud/prensa/251-oms-reconoce-a-mexico-por-acciones-de-control-del-tabaco), más de 51,000 personas pierden la vida en México por enfermedades atribuibles al tabaquismo, lo que equivale a cerca de 139 consumidores por día. La prevalencia global de consumo en adolescentes es de 5.7 por ciento; esto representa 1 millón 304,100 fumadores.
“El tabaquismo es el principal factor de riesgo de complicaciones por enfermedades como cáncer, diabetes, padecimientos cardiovasculares y la Covid-19, entre otras”, puntualizó la Secretaría en el comunicado mencionado.
Alrededor del mundo las cosas no son muy distintas, de acuerdo con la OMS: cada año, más de 8 millones de personas fallecen a causa del tabaco. Más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo de tabaco y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno.
Asimismo, más del 80 % de los 1,300 millones de consumidores de tabaco que hay en el planeta se ubican en naciones de ingresos medianos o bajos. En 2020, el 22.3 % de la población mundial consumía tabaco, concretamente el 36.7 % de todos los hombres y el 7.8 % de las mujeres del mundo, afirma el organismo.
Y la OMS alerta también: “se han identificado más de 4,000 sustancias químicas en el humo del tabaco, y no existe un nivel seguro de exposición al humo de tabaco ajeno”.
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