Luego del freno que le puso el presidente Andrés Manuel López Obrador para evitar que fuera parte del gabinete estatal, Ardelio Vargas Fosado ha optado por buscar una participación política de bajo perfil y por esa razón, ha empezado a recorrer diariamente el territorio de Xicotepec de Juárez para intentar convertirse en el próximo candidato del PRI a la alcaldía de ese municipio. O mejor dicho, pretende conseguir la cuarta presidencia que ostente su familia.
Aunque si logra ser postulado, difícilmente podría ser una contienda que pase desapercibida.
Todo indica que acabaría siendo “un choque de trenes”, o visto de otra manera: “un choque de cacicazgos”, de figuras que ya fueron ediles de ese municipio y ahora tienen un desbordado afán, como nunca se había visto, de disputarse el ayuntamiento de Xicotepec de Juárez.
Un conocedor de la región advierte: “Van a ser ríos de dinero” en la lucha por comprar votos y ganar el poder político en esa región de la Sierra Norte.
Y es que el escenario es el siguiente: quieren controlar la presidencia de Xicotepec de Juárez en el próximo trienio Carlos Barragán Amador, que ya fue alcalde dos veces; Juan Carlos Valderrábano Vázquez, que lleva dos trienios como presidente municipal; y la familia Vargas Fosado, que juntos llevan tres ayuntamientos. Todos ellos han gobernado dicha demarcación casi 23 años.
Lo que ahí se vive no es una alternancia del poder, es “una guerra política de caciques”, que ya se enfrentaron abiertamente en 2021 y ahora se preparan para volver a pelear en la arena electoral.
Se quedó sin candidatura a diputado
Se dice que antes de intentar ser parte del gabinete estatal, Ardelio Vargas tenía como proyecto volver a ser diputado federal, por el PRI o por Morena.
Desde hace varios meses habría tocado varias puertas de esos partidos y al parecer logró la promesa, de que estaba en las “listas de aspirantes”.
Siempre su ofrecimiento ha sido el mismo: vende la idea de que no solamente puede obtener una mayoría de votos en su distrito, el de Xicotepec de Juárez, sino contribuir a hacer ganar a favor de una fuerza política la mayor parte de la Sierra Norte, usando sus relaciones con ganaderos, empresarios y sacerdotes de esa vasta zona geográfica.
Por eso quiso exhibir su fuerza, en meses anteriores, cuando encabezó dos desalojos de indígenas a favor de los ganaderos de la región. Sin ostentar un cargo público controló todo lo relacionado con esos episodios, incluido el manejo de corporaciones policiacas federal, estatal y de varios municipios.
Esos planes se toparon con pared –el pasado 3 de julio– cuando recién había sido nombrado subsecretario de Desarrollo Político del gobierno estatal, con la sentencia del presidente Andrés Manuel López Obrador de que Ardelio Vargas fue parte del círculo –del ahora—impresentable Genaro García Luna, preso en Estados Unidos por dar protección al Cártel de Sinaloa, lo que llevó al exedil de Xicotepec de Juárez a renunciar o que “lo renunciaran” de ese cargo.
Luego de ello, al parecer, Vargas entendió que también se le cerraron las puertas de todos los partidos a donde quería buscar una diputación.
A los pocos días de que desapareció de la opinión pública de la ciudad de Puebla, posterior va su defenestración, apareció en Xicotepec de Juárez realizando actividades diarias, cuando antes únicamente se le vía los fines de semana. Se le ha observado muy activo recorriendo muchas de las 10 juntas auxiliares, 18 rancherías y 101 pequeñas localidades que tiene el municipio.
Y es que ya está en campaña para buscar ser, de manera muy peculiar, el sucesor de su propia hija, Laura Guadalupe Vargas Vargas, quien ha sido presidenta municipal en el periodo 2018-2021, y ahora está por concluir el trienio 2021-2024. Es decir, la familia quiere estar nueve años continuos al frente del ayuntamiento, sin importar que Ardelio Vargas ya fue edil entre 1987 y 1990.
La situación no es tan fácil. El primer trienio de Guadalupe Vargas decepcionó mucho que, para nadie es un secreto, que logró la reelección en 2021 por la alianza que su padre construyó con el ex alcalde panista Juan Carlos Valderrábano Vázquez, quien les habría aportado unos 4 mil votos.
El resultado final fue de película: Carlos Barragán Amador, como candidato independiente, sin contar con el apoyo de un partido político, igualó la cifra de 12 mil votos a los 12 mil sufragios que obtuvo Guadalupe Vargas, con el apoyo de Valderrábano.
La elección se resolvió por una diferencia de apenas 435 votos, lo que acabó exhibiendo la debilidad de la familia Vargas Fosado.
Valderrábano tiene mucha influencia en las juntas auxiliares, rancherías y comunidades, debido a que es el principal introductor en la región de materiales de la construcción. Esa actividad comercial la ha sabido combinar exitosamente con la política.
Lo que movió al panista a hacer alianza con Guadalupe Vargas, en 2021, es la extendida rivalidad personal que ha vivido con Carlos Barragán Amador, un líder político que tiene mucho arrastre entre la población y ahora está en Morena.
La fuerza de Barragán es su populismo, que lo lleva a organizar torneos de futbol, mega-fiestas, reparto de despensas y grandes cabalgatas, sin contar que siendo alcalde construyó un enorme nicho religioso.
Barragán fue alcalde priista entre 2005 y 2008; luego lo sucedió el panista Valderrábano entre los años 2008 y 2014; Barragán regresó y ganó la siguiente elección, que le permitió encabezar el ayuntamiento de 2011 a 2014; y vino el segundo retorno de Valderrábano, que gobernó de 2014 a 2018. Y luego se rompió esa continuidad, con las dos administraciones de la hija de Ardelio Vargas.
Todos esos personajes se vieron la cara en 2021: Barragán casi derrota a Guadalupe Vargas, cuya candidatura estuvo respaldad por Ardelio Vargas y Valderrábano, que se unió al PRI para impedir el triunfo de su acérrimo rival.
Para el proceso electoral de 2024, si no cambia el panorama, los mismos actores regresan a disputarse el ayuntamiento.
Columna Cuitlatlán de Fermín Alejandro García en La Jornada de Oriente
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