Es la empresa que fabrica los Chevrolet, la Suburban y coches tan populares como el Aveo. ¿Cuánto gana Mary Barra, directora de GM? ¿Cuánto, el director de su competencia, Ford Motor Company, Jim Farley?
La primera, más del equivalente a 43 millones de pesos mexicanos, de acuerdo con sus ingresos del año pasado, unas 45 Cheyenne al mes, vaya. El segundo, unos 31.5 millones de pesos mensuales, que significan unas 25 camionetas Lobo. Los datos vienen de documentos que revelan cada año estas empresas.
Puntualmente, fueron 28 millones 979 mil 570 millones de dólares en todo 2022 para Barra, y 20 millones 996 mil 146 dólares anuales, en el caso de Farley. Eso es asunto de ellos y de sus jefes, que son los accionistas de cada una de esas compañías, quienes están dispuestos a pagarles.
¿Por qué es relevante el asunto para ustedes y el resto de la comunidad que desayuna huevos rancheros? Porque esas cifras están en el centro de la discusión de un pleito, y justo en una de las industrias más importantes para México. Es el negocio que provocó el enriquecimiento de ciudades como Saltillo, Guanajuato, Querétaro, y en buena medida, Monterrey.
Empleados de Ford, GM y la fabricante de Dodge, Stellantis, abandonaron fábricas estadounidenses en demanda de alzas salariales equivalentes al 40 por ciento, además de exigir la reducción de las horas laborales semanales.
De este lado de la frontera, la Industria Nacional de Autopartes (INA) podría perder más de 10 millones de dólares diarios por pedidos pospuestos o cancelados para plantas que no operan. Hasta ayer parecía que este conflicto podría extenderse a más fábricas.
¿Qué argumentan los trabajadores? Entre otras razones está el incremento del 34 por ciento en las percepciones de la CEO de GM durante los últimos 4 años. Cuestionada al respecto, dijo que no solo ella, sino toda la compañía se beneficia económicamente cuando hay buenos resultados. Parece que un lado de la balanza va ganando, a decir de los datos que entregan al mercado de valores:
En 2022, Barra cobró 362 veces la compensación de un empleado promedio de GM. Cuatro años antes, “solamente” el equivalente a 281 veces. En Ford, Farley avanzó de 276 veces el salario de un empleado promedio en 2018, a 281 veces en 2022.
Es una larga discusión y posiblemente estéril, la de plantear si una directora o un director deben de ganar cientos de veces más que el resto de los empleados.
Lo que no parece tener defensa es que la brecha entre unos y otros creció precisamente cuando el mundo enfrentó una pandemia que enlutó familias y provocó una crisis económica que además, dejó como lastre una inflación de la que todavía no sale la gente.
Pensar que ese desbalance no tendría consecuencias luce como un error estratégico y habla mal del liderazgo de las compañías el no contemplar que los trabajadores en algún momento habrían de notarlo, particularmente en empresas públicas que por ley, transparentan su información.
La falta de tacto de Mary Barra para explicar el aumento en sus percepciones personales durante una entrevista con CNN es comparable con la del director global de Stellantis, Carlos Tavares, cuyos ingresos anuales son de 20.9 millones de dólares.
Durante pláticas con el líder del sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, Tavares se quejó de lo que llamó la “brutalidad” de las regulaciones sobre emisiones que dejan a la empresa sin otra opción que recortar costos para afrontar la transición a los vehículos eléctricos.
“Usó la palabra brutalidad probablemente 40 veces en nuestra conversación”, dijo Fain más tarde en una entrevista con Bloomberg. “A nuestros trabajadores se les ha impuesto una brutalidad durante los últimos 40 años: cerrar plantas y tener que desarraigar sus vidas”.
El verano ha mostrado una avalancha de actividad sindical no vista en Estados Unidos en décadas, que incluye las huelgas de actores y escritores en Hollywood y los trabajadores de United Parcel Service.
Lejos de negociar, la US Chamber of Commerce, que representa a las empresas, ha reaccionado confrontativa. Todos parecen jugar con fuego en la casota de al lado. Volveremos al asunto.
Columna Parteaguas de Jonathan Ruiz en El Financiero
Foto El Financiero
clh