La tragedia reciente en Acapulco ha sacudido profundamente a la opinión pública nacional. Mientras un creciente número de líderes de la oposición y de comentaristas han alzado la voz para clamar un llamado por la unidad, otros políticos irresponsables se han dado a la tarea –fieles a su costumbre – de utilizar la narrativa del suceso para avanzar sus agendas.
Desafortunadamente uno de ellos es el presidente AMLO. Como político natural, el jefe del Estado ha sido históricamente reconocido como un especialista en el arte de la polarización y en la desviación de la atención pública. Mientras muchos mexicanos creen – aún- en la veracidad de la información desplegada en la mañanera, la evidencia apunta hacia hechos contrarios.
Tras el golpe de Otis en Acapulco, se ha documentado con testimonios y vídeos el caos que reina en el puerto; donde bandas de criminales roban, saquean y cometen todo tipo de actos delictivos en un lugar devastado por las fuerzas de la naturaleza.
Guerrero, uno de los estados más pobres del país, ha estado carcomido por el crimen organizado. El gobierno local, encabezado por Evelyn Salgado (el lector seguramente recordará la historia del ascenso de la hija del polémico Félix Salgado Macedonio) ha sido incapaz de resolver el tema de la inseguridad. Ello ha derivado tanto de factores estructurales como la debilidad de la entidad para forjarse un destino propio, como de razones de corte coyuntural como la propia incapacidad de la gobernadora y de los funcionarios que integran la administración de Chilpancingo.
Mientras estos sucesos tienen lugar en Acapulco, lo que ha afectado severamente los esfuerzos de ayuda llegados desde otras ciudades del país, AMLO ha dedicado buena parte de sus espacios mañaneros a hacer política; descalificando tanto a líderes de opinión como a expresidentes, incluido el despistado Fox.
Se ha verificado, a la vez, un número insuficiente de miembros de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Nacional en las actividades de socorro a las víctimas del huracán. Ello se ha traducido en el recrudecimiento de la tragedia y en un estado de pesimismo colectivo en los acapulqueños.
Como bien se cuestiona Héctor Aguilar Camín en su más reciente columna de Milenio: ¿dónde está el resto de los miembros de la Guardia Nacional? Seguramente, como especula el escritor, se encuentran persiguiendo migrantes centroamericanos que se preparan para cruzar ilegalmente hacia Estados Unidos. ¿Qué será más importante para AMLO, atender las exigencias del gobierno de Estados Unidos o socorrer a las víctimas de Otis?
En todo caso, el presidente AMLO debería utilizar las mañaneras para informar con imparcialidad lo que sucede en el puerto, y dejar a un lado, al menos en momentos de una crisis nacional, su estrategia electoral hacia 2024.
Columna de José Miguel Calderón
Foto: Especial
cdch