Contenerse las ganas de ir al baño puede conllevar una serie de problemas de salud a largo plazo, que va desde una infección hasta daños más severos, los cuales pueden poner en riesgo la vida de las personas.
La retención de la orina, de acuerdo a los médicos especialistas, genera enfermedades en el Tracto Urinario, debido a que las bacterias tienen más tiempo desarrollarse en esta parte del cuerpo y extenderse.
También provoca el debilitamiento de los músculos de la vejiga, que conforme pasen los años causa incontinencia o dificultad para hacer “pipí” de manera correcta.
Algunas de las afectaciones irreversible que desencadena este mal hábito es insuficiencia renal en casos extremos, ya que aumenta la presión en los riñones si es que no se alcanza a ir al baño en el momento adecuado.
Por último, las piedras en este órgano tienden a formarse por la acumulación de una gran cantidad de minerales que, al retener la orina, contribuyen a que se puedan crear estos cálculos que son complicados de atender.
¿En qué afecta no defecar?
Algo similar pasa cuando las personas se aguantan las ganas de defecar, pero los daños se sitúan en otras partes del cuerpo humano, que continúan siendo peligrosas de igual manera si es que no se atienden.
Un padecimiento común suele ser el estreñimiento, derivado de heces fecales endurecidas y difíciles de evacuar. Esto podría avanzar hasta una impactación fecal, dado que la retención crónica se convierte en una condición dolorosa al quedarse atrapadas en del colón o en el recto.
Las hemorroides o fisuras anales también son consecuencia de no acudir al baño a tiempo, pues en el primer caso se generan por el esfuerzo adicional para evacuar, en donde hinchan las venas del área rectal.
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Foto: Especial
AV