El consumo de metanfetaminas y fentanilo aumentó en México en lo que va de esta década, con 518 casos atendidos el año pasado, en comparación con sólo un caso en 2016, según el Informe Mundial sobre las Drogas 2023 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc).
También, el informe destaca un incremento en el uso recreativo de jarabes para la tos y ketamina, afectando a aproximadamente el 12% de la población atendida en los Centros de Integración Juvenil (CIJ).
Sinaloa, Baja California, Durango, Chihuahua, Guanajuato, Michoacán, Jalisco y Estado de México son las entidades con mayor consumo de drogas sintéticas y solicitudes de tratamiento.
Grandes decomisos
Los datos muestran que las metanfetaminas fueron la sustancia más decomisada en los últimos años, con un total de 271 mil 034 toneladas y la desmantelación de 2 mil 020 laboratorios clandestinos.
En un caso reciente, se desmanteló un importante laboratorio en Sonora donde se confiscó más de 45 toneladas de precursores químicos, con un valor estimado de 700 millones de dólares.
Estados Unidos ha sido el principal receptor de estas drogas sintéticas, responsables de miles de muertes por sobredosis anuales.
Sin embargo, el consumo de estas sustancias también está aumentando en México.
Gady Zabicky Sirot, comisionado nacional contra las adicciones, reportó que la metanfetamina, conocida como "cristal", se vende a menos de 100 pesos por gramo y está disponible en todo el país.
Entre 2013 y 2023, el consumo de Estimulantes de Tipo Anfetamínico (ETA), como metanfetaminas y éxtasis, aumentó un alarmante 416%.
En el último año, 179 mil 342 personas solicitaron tratamiento por consumo de sustancias psicoactivas, con un promedio de edad de 30 años.
El informe revela que hay un promedio de cinco años entre la experimentación con la droga y la necesidad de tratamiento, lo que evidencia la rápida afectación a la salud de los usuarios.
Epidemia de drogas
Autoridades mexicanas vinculan el crecimiento de las drogas sintéticas en los últimos 20 años con una "epidemia de drogas sin precedentes" a nivel mundial.
La Unodc estima que más de 296 millones de personas consumieron drogas en 2021, lo que representa un aumento del 23% respecto a la década anterior.
Este incremento está asociado a la facilidad y bajo costo de producción de drogas sintéticas, en contraste con las tradicionales, que requieren condiciones climáticas específicas para su cultivo.
La Administración de Control de Drogas (DEA) y el organismo Insight Crime destacan que la producción de metanfetaminas y fentanilo en laboratorios clandestinos ha hecho de estas sustancias una opción más accesible para los traficantes.
Crisis de salud
Nadia Robles, directora del Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas (Conasama), advirtió sobre la crisis de salud generada por la mezcla de sustancias, especialmente en el norte del país, donde la xilacina, un potente sedante, no puede ser tratada con naloxona, un antídoto para sobredosis de opioides.
El consumo de cannabis también sigue siendo prevalente (marihuana), con un 49% de la población reportando haber recibido ofertas y un 26.9% afirmando haberlo consumido. El alcohol y el tabaco continúan siendo preocupaciones significativas para la salud pública.
La Encuesta Nacional de Adicciones (Encodat) de 2016-2017 reveló que el 14.5% de los jóvenes de entre 18 y 34 años habían consumido drogas ilegales en algún momento.
Sin embargo, la cancelación de esta encuesta por problemas presupuestarios ha dejado un vacío en la recopilación de datos actualizados sobre el consumo de drogas.
Aumentan accidentes viales
El consumo de sustancias también ha repercutido en la seguridad vial. Conducir bajo la influencia de drogas y alcohol es una de las principales causas de siniestros de tránsito, con más de 32 mil personas adquiriendo discapacidades permanentes cada año en México, según la Alianza Nacional para la Seguridad Vial.
Esto genera un costo humano, emocional y económico significativo, abarcando gastos médicos y pérdidas de productividad.
A nivel global, los siniestros de tránsito pueden costar hasta el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) anual en países de ingresos bajos y medios, destacando la magnitud del problema.
Las aseguradoras suelen limitar la cobertura en casos de conducción bajo influencia de sustancias, complicando aún más la situación.
La combinación de costos médicos, pérdidas económicas y las implicaciones para la vida resaltan la necesidad urgente de medidas preventivas y educativas.
La seguridad vial debe ser una prioridad, y el compromiso con la responsabilidad al volante es fundamental para abordar esta grave problemática.
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Foto: Especial
mvv