Desde inicios de año, Guadalupe Cristalinas Kaulitz, una artesana originaria de San Andrés Mixquic, se dedica a crear fascinantes esqueletos que adornan su elaborada ofrenda, un homenaje a sus difuntos.
Su hogar, ubicado a pocos pasos del famoso panteón de Mixquic, se convierte en un lugar de conmemoración y reverencia. A sus 49 años, Guadalupe ha convertido la planta baja de su casa en un vibrante altar que refleja su profundo amor y respeto por aquellos que han partido.
“Esta ofrenda es un tributo que realizo para mis muertos; es una tradición familiar que aprendí de mi madre, quien a su vez la heredó de su padre”, explica con nostalgia. “Empiezo a trabajar en ella con anticipación, ya que aquí recibo a muchos muertos, como podrán ver”.
El altar destaca por su gran cantidad de figuras esqueléticas y personajes de la vida cotidiana, rodeados de veladoras que, según Guadalupe, representan las almas que la visitan. “Hay más veladoras que cualquier otra cosa en el altar, porque cada una simboliza un difunto que honro”.
La creación de este altar no es una tarea sencilla. Guadalupe dedica casi seis meses a los preparativos, comenzando en abril. “Tengo más de 100 esqueletos y 77 veladoras colgadas en mi casa. Cada año, la cantidad aumenta”.
La pandemia de Covid-19 marcó un antes y un después en su ofrenda; durante ese tiempo, perdió a más de 40 seres queridos. “La situación me llevó a expandir el número de personajes en el altar, para recordar a todos aquellos que se fueron”.
Además de los difuntos familiares, Guadalupe se asegura de incluir a los reporteros y camarógrafos que han fallecido. “Mi casa ha sido visitada por muchos reporteros, tanto de medios nacionales como internacionales. Aquí en Mixquic, nos consideran un punto de interés”.
Sus amigos y familiares juegan un papel fundamental en la creación del altar. “No lo hago sola; tengo un grupo de amigas y amigos que me apoyan. Juntos aportamos ideas y conseguimos los elementos, casi todo en miniatura”.
Durante el Día de Muertos, su casa se llena de vida y recuerdos. “Por dos días, compartimos con los espíritus, pero poco a poco regresan al Mictlán, dejándome hasta el próximo año”.
“Conservamos el altar hasta que se apaga la última veladora. Los muertos pueden llegar juntos, pero no todos se van al mismo tiempo”.
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xmh