Los mexicanos sabemos de eso. Una vez que a un presidente le entregan la mayoría del Congreso, puede cambiar las reglas que desee. Donald Trump parece haberse llevado todo.
Hay una pregunta común: ¿Qué cambios puede hacer? Los que quiera; percibo una más relevante: ¿Qué costo tendrán esos cambios para su gente? Ahí están los límites.
La relación con los vecinos cambiará, no hay duda. Los ajustes más duros serán los relacionados con la migración y el tráfico de drogas.
En ese ámbito, los beneficios que Trump y su gobierno pueden recoger son grandes y los costos, mínimos. ¿Qué puede pasar si cierra la frontera al tránsito de personas el primer día de su mandato, como lo prometió? No mucho.
Ya ocurrió durante la pandemia y lo más grave afectó a comerciantes del sur de Texas, una zona de ‘shopping’ para los mexicanos, que tristemente rara vez voltean a ver desde Nueva York o Washington; quizás también desde metrópolis del mismo estado, como Houston.
El más influyente asesor del futuro presidente, Elon Musk, vio el fenómeno migratorio de cerca.
Protegido por unas gafas negras y un sombrero vaquero, recorrió a pie parte de esa región hace poco más de un año, durante los días de septiembre en los que cientos de personas de muchas nacionalidades eran detenidas al entrar a Estados Unidos por autoridades que intentaban infructuosamente contener a otros miles que sí se colaban hacia el norte, corriendo entre ranchos y las pocas casas de la zona.
El líder de Tesla y Spacex cogió esa campaña y no la soltó. Exigió acciones del gobierno de Joe Bien y después apoyó la necesidad de un muro fronterizo, luego apoyó la campaña exitosa de Trump; el año entrante podría aportar toda la tecnología necesaria para contener a las personas que quieran cruzar. A costa del erario de los vecinos, probablemente.
¿Podría el próximo presidente cerrar la frontera incluso para camiones de carga y todas las exportaciones? Sí podría. Pero ahí es en donde empiezan los costos.
La Universidad de Arizona dio cuenta de las consecuencias de los cierres de fábricas en México en días de confinamiento:
“Cuando llegó el Covid-19, la administración Trump presionó a México para que mantuviera en funcionamiento las fábricas que abastecen a Estados Unidos durante la pandemia de coronavirus, incluso cuando los brotes arrasaron las empresas, lo que puso de relieve la relación única entre las naciones”.
Casi todo aquello que es poco visible, faltó en los centros de producción estadounidenses: electrónicos y partes de computación, amén de aparatos y componentes eléctricos. Su producción y exportación cayó a la mitad por esta causa, justo cuando era más necesaria, pues la gente comenzó a comprar electrónicos para comunicarse, trabajar o tomar clases en línea.
Entorpecer el flujo de productos entre las dos naciones no parece rentable políticamente. A la falta de proveeduría sigue la baja de ventas y luego el despido de potenciales votantes.
Pero, en efecto, Trump puede hacer lo que quiera. ¿Es útil ser incluso optimista?
En materia económica y para México, sí lo es a decir de un experto en atracción de inversiones que ayer me explicó un punto de vista poco atendido:
Que la confirmación de la victoria de Trump podría consolidar una estrategia del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien pretende sustituir importaciones asiáticas en México.
Trump quiere lo mismo. Que las productoras de automóviles regresen sus centros de producción a Estados Unidos, pero a decir de quien le ha contactado, sin desconectarse de la cadena de suministro de autopartes proveniente de México.
Este año debe cerrar con un total de 2 mil 200 millones de dólares de inversiones al cierre de 2024 sólo de la industria nacional de autopartes, de acuerdo con fuentes del sector.
Recuerden también el reciente anuncio de la china SAIC, a través de su marca MG, para reunir una inversión de mil 050 millones de dólares en una nueva planta en México. Esa empresa, junto con Foxconn, GM, Lenovo, Ford y Apple, representan aproximadamente el 68 por ciento de las importaciones de China en México, de acuerdo con la Secretaría de Economía.
Ayer el índice S&P del mercado de valores alcanzó un récord.