Se mueren relaciones, se rompen amistades, se fracturan amores después de amarse tanto. Nunca he entendido esto a ciencia cierta, pero sí lo he experimentado: Amigas que eran entrañables ya no están en mis entrañas; gente que he visto frente a mí que decían amarme y hoy ya no están.
Después de este empalagoso párrafo, entraré en Materia: Las acusaciones entre el muy atractivo Adán Augusto y el siempre galán Ricardo Monreal. Ambos legisladores. Terrible tenerlos como funcionarios públicos.
Adán Augusto acusa a Monreal de tener “negocitos” turbios.
Pues, literalmente, le dijo “ladrón”, al también acusarlo de malos manejos del presupuesto que Claudia Sheinbaum ha autorizado.
Ricardo Monreal desde la comodidad de su casa y hablando como párroco de iglesia, dijo que él es bueno y que todo es un show político donde los malos “habrán de caer”.
Yo, distante y lejana de ellos, porque no les interesó y con nada se benefician por mí, solo veo a este par de caballeros pelearse por sus melenas y sus huesos, mientras yo, sigo buscando trabajo con la esperanza de encontrarlo porque cada vez alcanza para menos.
Me da rabia y coraje pensar que estos hombres tengan trabajo y sustento siendo de la calaña que son, mientras que otros que buscan trabajo con entera honradez, no encuentran puertas abiertas.
Este encontronazo no hubiera ocurrido si López Obrador hubiese fungido como presidente.
Es evidente que Claudia Sheinbaum no está teniendo la fuerza o el carácter para poner orden y los alumnos guerrosos del salón de clases se están saliendo del “guacal”. Nadie parece poner orden en Morena y se nota.
Luisa María Alcalde en su dulce espera en lo último que piensa es en el partido, así que las cosas se están saliendo de control.
Mal para los morenistas, que seguramente aterrados vieron el pleito ayer entre estos dos caballeros, porque esto no solo impacta en ellos dos sino en toda la bancada.
Bien para la oposición, que alegres ven como entre ellos se despedazan pero no por el bien de la ciudadanía o del pueblo como nos llaman, sino por sus intereses.
La presidenta tendrá que recibir nuevas y fuertes instrucciones de su exjefe y amado López Obrador, porque frente a sus ojos se los están sacando otros sin que ella intervenga.
Y es que tanto Adán como Ricardo, o Ricardo como Adán, están peleando por prevalecer sus privilegios, sus dineros y su poder.
Nada más les importa y ya nos lo hicieron saber.
La gente ya está despertando, y si por algo Monreal habría pensado que podía subir de escaño, hoy sus sueños se desmoronan.
Pero lo mismo pasa con Adán Augusto. Ambos se van a la coladera, donde deben de estar. No pasarán de ser un par de montoneros, rapaces y sin vergüenzas.
Así, aunque Monreal hable como padre de iglesia…
Así, aunque Adán Augusto imite la forma de hablar de su compadre tabasqueño para ver si así cae bien.
Qué osadía de ambos.
Es cuanto.
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Columna de Claudia Santillana en SDP Noticias
Foto Especial
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