Domingo, 22 de Diciembre de 2024 10:10 | Municipios Puebla

Sin maíz no hay país

De acuerdo con las reglas del pacto comercial, México tiene 45 días a partir del 20 de diciembre para adecuar las políticas sobre el maíz transgénico, lo que implica dar marcha atrás al decreto de febrero de 2023

Ya se sabía que sería una disputa estéril la que México habría de sostener en el tema del maíz transgénico. Y también se podía advertir que no habría posibilidad de que saliera triunfante. Pero aún así se determinó ir a un juicio donde el panel de solución de controversias establecido bajo el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) emitió el pasado viernes una resolución en sentido no favorable para el gobierno de Claudia Sheinbaum.

No obstante, es de mencionar que no fue la novel presidenta de México quien inició el conflicto sino que se trata de uno más de los problemas heredados por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien, como en otros muchos asuntos, se empecinó con una idea y contra todo la llevó a término.

El exmandatario tabasqueño está convencido que el maíz transgénico es dañino para la salud de los mexicanos y en esa creencia tomó medidas que consideró convenientes para salvar el problema; es decir, emitió un par de decretos presidenciales para prohibir el uso de semillas de maíz transgénico para siembras agrícolas.

El primer decreto fue emitido el 31 de diciembre de 2020, y el segundo, el 13 de febrero de 2023. Ambos restringen el uso de maíz transgénico en la industria de la masa y la tortilla. Sin embargo, el decreto de 2023 encendió las alarmas en Estados Unidos, luego que instruyó a las autoridades mexicanas a revocar aprobaciones existentes y abstenerse de autorizar maíz transgénico destinado al consumo humano.

México, ha venido insistiendo en que el maíz transgénico amenaza la salud humana, en tanto que las semillas modificadas amenazan las tradiciones agrícolas y la identidad cultural del país.

A México le preocupa que el maíz modificado genéticamente suponga un riesgo de contaminación genética ya que los genes del maíz estadounidense tienen un historial de cruzar la frontera y de introducirse en las variedades mexicanas. El polen de los cultivos transgénicos puede viajar distancias considerables y cruzarse con las variedades nativas, alterando potencialmente su composición genética y, en algunos casos, haciéndolas menos adecuadas para las condiciones específicas para las que fueron cultivadas.

En Estados Unidos, la mayor parte del maíz se cultiva con semillas producidas por grandes empresas, que crean sólo un puñado de variedades de maíz genéticamente idénticas cultivadas a gran escala. En México, sin embargo, las semillas proceden de milpas que comparten semillas, lo que facilita una mayor diversidad y permite a los agricultores cultivar maíz de colores y tamaños muy variados.

No hay pruebas de que los alimentos modificados genéticamente perjudiquen la salud humana, según la Agencia de Alimentación estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés). Y Estados Unidos ha acusado a México de violar el USMCA, alegando la falta de pruebas científicas de que el maíz transgénico sea perjudicial para la salud y el medio ambiente. Las autoridades mexicanas afirman que EE. UU ni ha querido colaborar en la investigación de las implicaciones del maíz transgénico para la salud.

A las autoridades mexicanas también les preocupa que las explotaciones de maíz modificado genéticamente requieran el uso de glifosato, un herbicida que los tribunales estadounidenses han declarado probablemente cancerígeno. México planea prohibir el glifosato y ha realizado estudios que han encontrado niveles nocivos en niños que no habían tenido contacto directo con él”. (National Geographic 28/02/24).

El asunto es que la respuesta no se hizo esperar. Tras el segundo decreto, el Congreso de Estados Unidos destacó que las políticas mexicanas no estaban basadas en evidencia científica y advirtió que podrían causar graves daños económicos a agricultores estadounidenses y productores ganaderos mexicanos al perturbar miles de millones de dólares en comercio agrícola.

Enseguida los agricultores estadounidenses presionaron y tras un par de consultas técnicas solicitadas por Estados Unidos y celebradas sin éxito, finalmente, en agosto de 2023, el gobierno de la Casa Blanca solicitó el establecimiento de un panel para examinar las medidas biotecnológicas de México sobre el maíz transgénico y determinar si violaban las disposiciones del T-MEC. En este proceso, Canadá participó como tercero interesado, y tanto México como Canadá presentaron sus argumentos durante 2024.

Como ya se dijo al inicio, el panel concedió la razón a Estados Unidos y Canadá, y México perdió, toda vez que se concluyó que las medidas que puso en práctica la autoridad mexicana en 2023 sobre el grano genéticamente modificado violan el acuerdo comercial al no sustentarse en bases científicas.

La Oficina de la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) indicó que el grupo de expertos estuvo de acuerdo con las siete reclamaciones legales, por lo que concluyó que las medidas de México no se basan en la ciencia y socavan el acceso al mercado que México acordó proporcionar en el T-MEC.

Según la resolución del panel, las medidas de México contradecían décadas de evidencia que demostraban la seguridad de la biotecnología agrícola, respaldada por sistemas de revisión regulatoria basados en la ciencia y el riesgo.

De acuerdo con las reglas del pacto comercial, México tiene 45 días a partir del 20 de diciembre para adecuar las políticas sobre el maíz transgénico, lo que implica dar marcha atrás al decreto emitido en febrero de 2023.

La Secretaría de Economía dijo que aunque el gobierno no comparte la determinación del panel, la respetará, ya que el sistema de solución de controversias del T-MEC es una pieza clave de dicho tratado, como quedó demostrado en el caso sobre Reglas de Origen del sector automotriz que resultó favorable para México.

La USTR apuntó que la resolución garantiza que los productores y exportadores estadounidenses seguirán teniendo acceso pleno y justo al mercado mexicano, y es una victoria para el comercio justo, abierto y basado en la ciencia y en las normas, que sirve como base del T-MEC, tal como fue acordado por todas las partes.

Las exportaciones de Estados Unidos a México de maíz rebasan los 5 mil millones de dólares.

La presidenta Claudia Sheinbaum, dijo ayer que buscará dar la vuelta a la resolución de Estados Unidos prohibiendo la siembra del maíz transgénico, “El Congreso de México, aquí con la ayuda de las y los senadores, de las y los diputados, vamos a darle la vuelta a esta resolución porque muy pronto, en febrero, van a legislar, estoy segura, que no se puede sembrar maíz transgénico y hay que proteger la biodiversidad de México en nuestro país”, sostuvo la mandataria federal.

“Sin maíz no hay país”, afirmó Sheinbaum tras anunciar su nueva estrategia, es decir, la prohibición de sembrar maíz transgénico. Ahora habrá que esperar respuestas del otro lado de la frontera norte.

 

Columna de Salvador Cosío en SDP Noticias

Opinión.salcosga23@gmail.com

@salvadorcosio1

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