Puebla, Pue. - Puebla, un estado destacado por su vasta riqueza cultural, no solo es reconocido mundialmente por sitios emblemáticos como Cholula o Yohualichan, sino también por una serie de zonas arqueológicas menos concurridas, que a pesar de su bajo perfil, conservan una fascinante historia y patrimonio que invitan a los viajeros a descubrir el México prehispánico de una forma más íntima y auténtica.
Entre estos lugares, Tepapayeca se destaca como uno de los más aislados, situado en el municipio de Tlapanalá. Aunque en gran parte su territorio está cubierto por viviendas, el sitio alberga una gran relevancia histórica.
El nombre Tepapayeca, que proviene del náhuatl y significa "suelo cercado de las tapias de piedra", hace referencia a su construcción sobre rocas. Esta zona fue un centro ceremonial importante durante el Posclásico Tardío, entre los años 1200 y 1521. A pesar de la falta de infraestructura turística, su acceso libre y su tranquilidad lo convierten en un lugar perfecto para los turistas en busca de paz y reflexión, alejado del bullicio de los sitios más conocidos.
A menos de dos horas de la capital poblana, en Tepexi El Viejo, también se puede encontrar una rica historia. Este sitio arqueológico fue una de las principales cabeceras del señorío Popoloca y jugó un papel clave en la defensa contra la invasión azteca.
Aunque no cuenta con una amplia oferta turística, las ruinas bien conservadas son testigos de una rica historia que se remonta a tiempos prehispánicos. Además, el municipio alberga otros atractivos como inmuebles religiosos y canteras de mármol, lo que convierte a este destino en una excelente opción para los más curiosos.
En el municipio de San Martín Texmelucan, se encuentra San Cristóbal Tepatlaxco, otra de las joyas menos conocidas de Puebla. Esta zona arqueológica, que ofrece una serie de estructuras representativas de las culturas prehispánicas, permite a los visitantes sumergirse en la historia de los pueblos que habitaron la región. Aunque el sitio no ha alcanzado la popularidad de otros, su exploración ofrece una conexión profunda con el pasado y un mejor entendimiento de los orígenes de Puebla.
En el corazón de Tlacotepec, Teteles de Santo Nombre es un asentamiento que data del periodo Clásico y cuya pirámide de 22 metros de altura, orientada hacia el Popocatépetl, hace que este lugar sea verdaderamente impresionante.
A solo 90 kilómetros de Puebla y 40 kilómetros de Tehuacán, Teteles conecta las culturas del Centro, el Golfo y Oaxaca, convirtiéndolo en un sitio arqueológico de relevancia histórica y cultural. El paisaje, la historia y la magnitud de las pirámides lo convierten en un destino indispensable para los viajeros interesados en los enigmas de la Mesoamérica antigua.
Por último, Tehuacán Viejo, ubicado en el Valle de Tehuacán, es otro sitio arqueológico que, aunque menos visitado, guarda una importancia histórica invaluable. Durante el periodo Posclásico, Tehuacán Viejo fue un centro político y religioso clave en la región, y aún conserva vestigios de templos como el Templo de Fuego Nuevo. Aunque su afluencia turística no es alta, aquellos que se aventuran a visitarlo son recompensados con una experiencia auténtica que transporta al viajero a una época fascinante.
Estas zonas arqueológicas menos visitadas de Puebla ofrecen una oportunidad única para explorar la riqueza prehispánica del estado. Lejos de las multitudes, cada uno de estos sitios invita a los viajeros a descubrir y comprender la historia que sigue viva en la tierra poblana. Si buscas una experiencia auténtica y profunda, alejada del turismo masivo, Puebla tiene mucho que ofrecer más allá de los lugares más conocidos.
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xmh