El 17 de enero, un juez en Bolivia ordeno la aprehensión del expresidente de ese país, Evo Morales, después de que este no se presentara por segunda ocasión a la audiencia en la que se le acusaba por un presunto caso de trata de una menor durante su mandato.
La Fiscalía de Bolivia, organismo que acuso formalmente al exmandatario por el delito de trata de menores, ya había emitido una orden de aprehensión en su contra el año pasado, con el fin de que el hombre se presentara a declarar ante el Ministerio Público.
Con esta nueva orden de aprehensión, el juez encargado del caso busca que Morales sea conducido a los tribunales lo quiera o no. Debido a su ausencia, tanto el juez como la fiscal encargada del caso, tacharon de “rebelde” al político sudamericano, por lo que se le congelaron sus bienes.
De acuerdo a la defensa del político, activista y pensador, este no se pudo presentar ya que supuestamente tuvo complicaciones de la salud referentes a un diagnóstico de bronconeumonía y bradicardia. El juez y la fiscalía consideraron esta evidencia como incompleta.
En cuanto a las especificaciones del caso, según la fiscalía a Morales se le esta juzgando por haber sostenido una relación sexual con una menor de 15 años, en el 2015, cuando aun era presidente de la Republica de Bolivia.
Los expedientes señalan que, la niña fue vendida al mandatario por sus padres, quienes pretendían escalar políticamente y obtener beneficios económicos. Hasta la fecha el exmandatario niega las acusaciones y argumenta que estas fueron comprobadas como falsas en el 2020.
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Foto: Especial
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