En la frontera norte de México, un peculiar ferry sigue siendo una pieza clave para la conexión entre México y Estados Unidos, a pesar de la modernidad que caracteriza la región.
Este ferry, conocido como "El Chalán", es una embarcación privada que atraviesa el Río Bravo, uniendo el municipio de Díaz Ordaz, en Tamaulipas, con la pequeña localidad texana de Los Ébanos. Aunque su funcionamiento es a la vieja usanza, sin un motor y operado por la fuerza de hombres que jalan una cuerda, "El Chalán" continúa siendo una alternativa para miles de personas que cruzan diariamente de un lado al otro de la frontera.
Un cruce a la vieja escuela
A diferencia de las grandes embarcaciones modernas que operan en otros puntos de la frontera, "El Chalán" es único en su tipo. Su funcionamiento es tan simple como ingenioso: no tiene motor y se desliza sobre las aguas del Río Bravo gracias al esfuerzo de un grupo de hombres que jala una cuerda para guiar la embarcación.
Aunque parece una tradición de antaño, esta forma de transporte sigue siendo eficiente para los habitantes de la región, quienes la utilizan como un medio cotidiano para cruzar a Estados Unidos.
Viaje económico y práctico
Los pasajeros que cuenten con una visa americana pueden abordar "El Chalán" por tan solo un dólar, lo que lo convierte en una opción económica para cruzar la frontera. Pero no solo personas se trasladan en este ferry: también se pueden cruzar vehículos, aunque el costo por un automóvil ronda los 10 dólares.
Esto lo hace una alternativa interesante para quienes necesitan llevar consigo algún tipo de carga o simplemente prefieren evitar las largas filas en los puentes internacionales.
La importancia de "El Chalán" en la comunidad local
Para los habitantes de los municipios cercanos, "El Chalán" no es solo un medio de transporte, sino una herramienta esencial para su vida cotidiana. Al llegar a Estados Unidos, los pasajeros deben pasar por la oficina de Migración y Aduanas, lo que garantiza que, a pesar de la informalidad de la embarcación, los cruces se realizan de acuerdo con las normativas migratorias.
A pesar de los cambios políticos y las fluctuaciones en las relaciones entre México y Estados Unidos, este ferry sigue funcionando sin interrupciones, lo que refleja la importancia que tiene en la vida de quienes habitan las comunidades fronterizas. La embarcación, que opera sin grandes celebraciones ni protocolos, es un recordatorio de cómo las tradiciones y las necesidades locales se adaptan a los tiempos modernos.
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Foto cortesía
xmh