Huauchinango, Pue.- “Simplemente despareceríamos todos los que estamos aquí. Nos morimos todos. Eso ténganlo por seguro”, admitió el gerente de supervisión de la empresa Gasomex, Francisco García Montera, al ser cuestionado sobre lo que pasaría en caso de ocurrir un accidente en la estación de bombeo de gas ubicada a 200 metros de la junta auxiliar de Cuacuila en Huauchinango.
Pide Conanp sanción para Gasomex por daños en propiedad federalClausuran indígenas obras de Gasomex en inmediaciones de CuacuilaLo anterior en una reunión informal realizada la mañana de este martes, con seis habitantes de la comunidad y autoridades locales, luego de que en una asamblea comunitaria realizada la noche del lunes los asistentes acordaran demandar “la cancelación definitiva del gasoducto”.
La exigencia de la comunidad radica en que una vez en funcionamiento las instalaciones de Gasomex pondrían en riesgo sus vidas, además de que durante las obras se han violado sus derechos como pueblo indígena.
Tras la “clausura” simbólica de las obras por parte de habitantes de la junta auxiliar asentada en el cerro Cuicoya (alrededor del río) en demanda de la realización de una consulta en términos del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, la empresa Gasomex propuso llevar a cabo una reunión con “algunos representantes del pueblo, porque con todos no nos vamos a entender”.
Por ello, la mañana de este martes arribaron al lugar los representantes de la empresa gasera: Francisco García Montera y Sergio Ávila, de Biosfera Ingeniería Ambiental, encargada de justificar la viabilidad ecológica de la obra; sin embargo, únicamente se entrevistaron con el presidente auxiliar Rodolfo Lechuga Ahuacatitla y algunos pobladores, debido a que la comunidad rechazó la reunión en los términos planteados por Gasomex.
A la oficina de la autoridad comunitaria llegó una comisión de tres jóvenes mujeres para informar el acuerdo tomado la tarde anterior y se convino en posponer la reunión para el domingo 10 de noviembre a las 17:00 horas, a reserva de que pudiera cambiar la hora.
Antes de llegar a este acuerdo, el gerente de supervisión de Gasomex manifestó su inconformidad debido a que los trabajos estarán suspendidos por lo menos hasta esa fecha y aseguró que la empresa perderá “mucho dinero por tener la maquinaría y el personal parado, sólo porque a un grupo de personas se les ocurrió que se debe de hacer una consulta ciudadana que no contempla la ley. En todo caso, la tendría que hacer el ayuntamiento para informarle a la gente de los que se tratan los permisos que se nos extendieron”.
Los cuacuileños le dijeron entonces que la reunión se podría haber llevado a cabo este domingo 3 de noviembre, pero el representante de Gasomex dijo que ni él, ni otros trabajadores podrían, porque “al menos yo me tengo que ir a ver a mis muertos a mi tierra, porque no soy de aquí”.
Fue en el intercambio con las autoridades comunitarias y un poblador de Cuacuila dedicado al comercio, que cuestionó al ejecutivo de Gasomex sobre lo que pasaría si hubiera un accidente en la estación de bombeo, cuando Francisco García Montera admitió textualmente: “si hay un accidente, que quede claro: simplemente despareceríamos todos los que estamos aquí. Nos morimos todos. Eso ténganlo por seguro”.
Detrás de las lapidarias frases, en representación del gobierno de Huauchinango que encabeza Omar Martínez Amador, el coordinador municipal de ruta rural de la Dirección de Atención a Comunidades, Jaime González Olivares, señaló que la gente de Cuacuila debe respetar los permisos que obtuvo Gasomex y la decisión de las personas que vendieron el derecho de vía, además de apegarse a la legalidad y no tratar de cambiar algo que está apegado a Derecho.
Gasomex es la empresa encargada de instalar el ducto que llevará gas LP del Puerto de Tuxpan, Veracruz a Atotonilco de Tula, Hidalgo, pasando por Puebla, en donde fue modificado el trazo del proyecto debido a que el derecho de vía fue absorbido por la autopista México-Tuxpan y quedó a escasos 200 metros del pueblo de Cuacuila. De ahí el temor e inconformidad de los pobladores.
La “bomba asesina”
La resistencia a la construcción del gasoducto al que han bautizado como “la bomba asesina”, se ha convertido en un elemento cohesionador de los pobladores de la “Tierra del Gusano de Seda”, apuntó René Esteban Trinidad en un texto difundido en las redes sociales en el que asegura que al querer realizar el proyecto energético en este lugar, los empresarios y los gobernantes “se equivocaron de pueblo, de cultura, de historia”.
Llegaron a un pueblo que “ha resistido, desde la época de las encomiendas en 1571, un pueblo que nunca fue conquistado y la lengua, la cultura, la historia ¡Viven!”
El lingüista Esteban Trinidad aseguró que detener la construcción del gasoducto en esta comunidad ubicada a escasos 5 kilómetros de Huauchinango es un reto “como pueblo, como hermanos y hermanas indígenas, como originarios de Cuacuila, lugar donde abunda el pensamiento, la organización, la vida comunitaria, la faena y el téquitl, la facilidad de organizarnos de movernos y de gritar: ¡No al gasoducto!, ¡No a los proyectos de muerte”, refiere el texto.
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