Alarma la falta de alarma de la autoridad sobre el nuevo auge de la pandemia. Alarman también los indicios de que no hay una estrategia clara para la nueva marea.
Tokio registra más de 3 mil casos de covid-19 durante Juegos OlímpicosDe bozales, literales y figuradosEl excelente reportaje de MILENIO de ayer bastaría para probar la urgencia de una intensa pedagogía pública sobre el nuevo crecimiento del covid, las medidas que las autoridades van a tomar y las conductas que deben observar los ciudadanos.
MILENIO muestra la gravedad del problema con un indicador clave: la saturación de los hospitales. La tercera ola de contagios, reporta MILENIO, ha saturado ya 103 de las 867 unidades del país dedicadas a atender el covid, entre ellas las de algunos de los más importantes hospitales públicos de Ciudad de México, Edomex, Nuevo León, Guerrero y Oaxaca.
En las últimas dos semanas, sigue el informe de Cecilia Ríos y Rafael López, “los casos activos crecieron 81 por ciento”, con “la situación más grave en Jalisco, donde el repunte fue de 198 por ciento”. Conviene recordar que el registro de contagios en México es solo de quienes presentan síntomas claros de la enfermedad. Excluye a todos los contagiados asintomáticos, que no padecen el virus, pero lo transmiten.
Las gráficas de los expertos sobre el aumento de estos contagios son serias. La curva al alza se acerca a los grandes picos de enero y febrero de este año. Las muertes son mucho menos, pero, al paso que van los contagios, el aumento es solo cuestión de tiempo, pues la cantidad de población no vacunada con dosis completa es muy alta y la variante delta, novedad de la pandemia, es la más contagiosa y la que explica el mayor número de nuevos infectados (70 por ciento en Ciudad de México).
La autoridad no habla con claridad del problema, no se apresura a vacunar (se dice que tiene 20 millones de vacunas sin aplicar), promete normalizaciones fantasiosas, como regresar a clases, y no dice con fuerza lo que va a hacer ni lo que deben hacer los ciudadanos. Esto ya lo vimos: dejar hacer y dejar pasar al bicho, no alarmar, no gastar, ni siquiera predicar con el ejemplo y ponerse cubrebocas.
Columna de Héctor Aguilar Camín
Milenio
Foto: Archivom
cdch
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