Fuentes de primer nivel nos dicen que a la exsecretaria de Gobernación le ofrecieron la Secretaría del Trabajo. La rechazó. La de Medio Ambiente. La rechazó. La exministra tenía otros planes. Es senadora con licencia. Le pidió al Presidente que la ayudara a regresar a la Cámara alta, pero no a cualquier escaño. Sabía que era el turno de una mujer en la presidencia de la Mesa Directiva y lo aprovechó.
La revancha de Alonso AnciraEmpresas de la 4TSenadores de la mayoría la eligen hoy para proponerla al pleno. Ricardo Monreal trabajaba ayer a marchas forzadas para planchar el asunto. El proceso se hará en urna, con voto secreto y ante notario, para que no haya duda de que hay democracia y división de Poderes en México.
Cuestión de guardar las apariencias.
Con las ganas de presidir la Mesa se quedaron las senadoras morenistas Marybel Villegas, Ana Lilia Rivera, Imelda Castro y Bertha Caraveo. Llevaban meses en el cabildeo con sus compañeros de bancada para ganar voluntades. En 24 horas se esfumaron esos esfuerzos. Oficialmente reaccionaron con “generosidad” a esa “democracia” de un sólo hombre que se practica en la 4T. En realidad estaban molestas, frustradas, desilusionadas. Pero como buenas morenistas acataron la voluntad del jefe máximo. No protestaron, al menos públicamente.
Otra damnificada es Jesusa Rodríguez. Llegó a su escaño como suplente de Sánchez Cordero. A medio camino la regresan al teatro, de donde nunca debió de haber salido.
Su causa en la Cámara alta fue la legalización de la marihuana. Llegó a meter plantas de cannabis al recinto parlamentario. No faltó alguna legisladora que celebrara su salida. “Habrá menos circo y menos mariguana en el Senado”, escribió Lilly Téllez, del grupo panista.
Sánchez Cordero deja Bucareli sin pena ni gloria. Apenas hace unos días, doña Olga se congratulaba por el hecho de que López Obrador le diera poderes plenos para negociar con el Congreso. Poco faltó para que le dijeran a Monreal “hazte a un lado”. La entonces titular de la Segob citó a los coordinadores parlamentarios en un hotel frente al Senado. Se negociaba el periodo extraordinario de sesiones para la ley secundaria de revocación de mandato.
A ese cónclave sólo asistieron los de la coalición Juntos Haremos Historia. El resultado se vio en la votación. El llamado bloque de contención (PAN-PRI-PRD-MC) no le dio los votos para alcanzar la mayoría calificada que se requería para convocar el periodo.
La tarea de consensuar con la oposición no se improvisa ni se da por decreto, aunque sea presidencial.
Corrió la versión de que la llegada de Sánchez Cordero significaba un golpe a Ricardo Monreal. Nada más ajeno a la realidad. Es cierto que las grillas del grupo de Claudia Sheinbaum lo habían alejado de Palacio Nacional después de las elecciones.
Lo acusaron no sólo de haber operado la derrota de Dolores Padierna en la alcaldía Cuauhtémoc, sino también la de Eduardo Santillán, en Álvaro Obregón, y la de Francisco Saldívar, en Cuajimalpa.
El tema de la pérdida de confianza había avanzado tanto que circuló una carta entre los senadores de Morena para saber si estaban con Monreal. Lo tenemos confirmado.
La sonrisa del zacatecano, ayer, contrastaba con los gestos rígidos de los días anteriores. Reflejaba su buen estado de ánimo. No sólo recuperó la interlocución con el Presidente, sino que éste le encargó operar el regreso Sánchez Cordero a la Cámara alta y su nombramiento como presidenta de la Mesa Directiva.
Todo caminaba sobre ruedas. A las 19:45 horas de ayer la exministra estaba de nuevo en el Senado.
Finalmente Ricardo Anaya sí compareció ante el juez para responder a las acusaciones que le hace la FGR de recibir sobornos por 6 millones 800 mil pesos, a cambio de votar la reforma energética. Lo hizo vía Zoom, desde su exilio.
La audiencia fue pospuesta por el juez Gustavo Aquiles Villaseñor, para el 4 de octubre próximo, en virtud de que el compareciente desconocía la carpeta de investigación donde aparecen como “nuevas pruebas” dos casas donadas por la mamá y la suegra de Ricardo, en los noventas.
Le pedimos al excandidato presidencial su opinión sobre la comparecencia. Respondió : “La Fiscalía hizo el ridículo porque quedó claro que no querían darme acceso a la carpeta porque va a estar llena de “joyas”, como las de las casas de hoy. Fue un gran paso que un juez les ordenara darnos acceso a la carpeta. Estaban furiosos”, nos dijo.
Columna de Francisco Garfias
Excélsior
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