Muchos aficionados nos preguntamos si la falta de contundencia de los jugadores del Tri se deriva de un oscuro rasgo cultural de los mexicanos, una suerte de fatalidad nacional que podríamos resumir en la expresión “quiero y no puedo” o, mucho más coloquialmente y recurriendo a ese habla azteca salpicada de diminutivos que acostumbramos, en el “ya merito”.
Obtiene poblano pase al Campeonato Mundial de Gimnasia 2021Si no hubiéramos visto a Bélgica en la pasada Eurocopa y en el propio Mundial podríamos pensar, en efecto, que a nuestros futbolistas les agobia la pesada carga genética del derrotismo y que por el mentado “miedo al éxito” con el que trabajan los terapeutas en sus consultorios y el consiguiente “autosabotaje” (ante la duda y en mi condición de escribidor seriamente preocupado por el uso correcto de nuestra maltratada lengua, consulté sobre el manejo de los prefijos y resulta que las palabras prefijadas se escriben juntas, sin guión ni espacio entre el prefijo y la raíz), se les arrugan los ánimos cada vez se encuentran frente a la portería del contrario. Pero, pues no. Las evidencias, justamente, nos llevan a constatar que los mexicanos no tenemos inscrito el sello del fracaso en la corteza a cerebral.
En lo que se refiere al apartado estrictamente futbolístico, la inmensa mayoría de los equipos de los países se quedan en el camino y no logran jamás título alguno. Aunque, eso sí, hay un exceso de gente haragana e irresponsable en este país y de ahí se derivan, de manera directa, otros grandes males sin mayor relación, miren ustedes, con los logros deportivos.
Y, bueno, sí hay diferencias observables entre el balompié que se juega en nuestro subcontinente —excepción hecha de la Argentina y de Brasil (cuando anda en sus buenos días)— y el fútbol que se practica en Europa: durante el pasado campeonato europeo de naciones sintonicé también la transmisión de algunos partidos de la Copa América y, caramba, el ritmo semilento y cansino de los sudamericanos resultaba de plano exasperante, aparte de aburrido, en comparación al dinámico frenetismo de las selecciones que pueblan los territorios de la UEFA. En lo que respecta al nivel de la CONCACAF, pues…
El tema es que cada vez que juega nuestra selección nos trasmutamos todos en jueces implacables de los jugadores. No había razón, en el pasado partido contra Jamaica, para pasarle encima a un equipo muy compacto y ordenado en defensa. No era un día de campo de ninguna manera. Pero, como siempre, las críticas no se hicieron esperar. Hoy, habremos de ver cómo nos va contra Costa Rica. Son muy buenos los ticos, para empezar, aunque no se encuentren ahora en los mejores momentos. En fin…
Columna de Román Revueltas Retes
Milenio
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cdch
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