Justo en momentos en que se requiere de inteligencia, profesionalismo y proyectos de vanguardia que puedan ser tratados en los principales foros internacionales, México claudica y decide manejar la diplomacia como agencia de colocación de los cuates del presidente, de su esposa y de compromisos inconfesables.
Tarjeta amarilla para López ObradorEstos son los días festivos de febrero del 2022No olvidar que entre los factores que dieron lugar a la Primera y Segunda Guerra mundial estuvo el cambio de paradigma del sector energético, cuando el petróleo sustituyó al carbón y se convirtió en el principal motor de la economía internacional, la producción de bienes y servicios y movilidad, lo que abrió paso a la industria automotriz y luego a la aeronáutica. Ahora, a principios del Siglo XXI, las energías renovables -como el petróleo hace un Siglo- las telecomunicaciones y la innovación con empresas como Uber, Amazon, Twitter, Facebook, etcétera, impulsan a una transición hacia las economías verdes.
México entró a la Segunda Guerra Mundial cuando se dijo que los alemanes hundieron al barco “Faja de Oro” que transportaba petróleo, un energético indispensable para la industria y para movilizar naves, submarinos, tanques y aviones de combate, tanto en los países del eje como de los aliados.
Tal situación puso a México en una importante posición a nivel mundial como país productor de petróleo y, gracias a la diplomacia y a un gobierno con visión de Estado, pasamos de ser una nación en pobreza y escaso desarrollo, a ser la principal economía de América Latina pese a las injusticias y retos.
En estos momentos, cuando podríamos estar en la antesala de un conflicto internacional por la disputa de los energéticos que moverán al mundo en el futuro, México tiene la fortuna de ser rico en ellos, tanto en energías renovables como de minerales como el litio, razón por la que se requiere de una diplomacia del más alto nivel.
Pero en medio de esta terrible coyuntura internacional, AMLO se hace chiquito, se atemoriza y banaliza las relaciones internacionales y la representación de México en el exterior.
Empezando por los nombramientos para las representaciones de México en el exterior, en embajadas y consulados, con personajes sin experiencia o nula capacidad consular, sin conocimiento de los principales asuntos diplomáticos ni de cómo abordarlos.
En Palacio Nacional no consideran la importancia del plano internacional ni la seriedad del servicio exterior y nombran a personajes totalmente desacreditados o con nulos conocimientos de política exterior. En Panamá con Pedro Salmerón y Jesusa Rodríguez, ambos, por cierto, no contaron con el beneplácito del gobierno panameño, antecedidos por personajes como la cónsul en Turquía, María Isabel Arvide Limón, periodista famosa por chayotera y conflictiva, como lo ha demostrado en su ejercicio en Estambul. Los exgobernadores del PRI propuestos por haberse alineado con AMLO, como la exgobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano, el de Campeche Carlos Miguel Aysa, o Alfonso Suárez del Real, actual jefe de oficina de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, que será titular en la Oficina de Enlace de México en Estrasburgo.
Otros nombramientos no explicados, como el del Embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma, quien, sin carrera diplomática, ocupa una de las posiciones más importantes para México.
Otra, en la embajada de Francia, con la exdirectora de Conagua, Blanca Jiménez Cisneros, la misma que dijo a las víctimas de las inundaciones de Tabasco: “aquí les tocó vivir”. Las razones de AMLO lo dicen todo: “Ella tiene un asunto familiar y tiene que dejar la Conagua, el país. Le tenemos mucha confianza y es una mujer preparada, de primer orden”. (Mañanera del 8 de abril de 2021).
Sobre este asunto, la exembajadora de México en Estados Unidos, una embajadora de carrera y con toda la experiencia en el servicio exterior y más aún, cercana a AMLO, ya no aguantó y señaló algo que preocupa a propios y extraños: “actualmente en México se inclina a seleccionar a personajes destacados en lugar de profesionales con carrera diplomática y recuerdo que Hugo Chávez sustituyó los perfiles profesionales del servicio exterior de Venezuela por militantes de su partido. Eso es para mí la ‘chavización’ del servicio exterior mexicano e implica un desprecio de los profesionales”.
“El cargo de embajador no se aprende en tres meses como lo creen en Palacio Nacional. Se necesitan estudios que toman años.”
MARTHA BÁRCENA
El desmantelamiento del servicio exterior de carrera demuestra que AMLO no tiene una política de Estado en materia de política exterior, que lo considera una agencia de colocación de sus cuates sin importar poner al país en riesgo soberano.
¿Qué pasará si Marcelo Ebrard se cansa de que lo esté ninguneando? O, si sabedor de que no será el candidato de Morena a la presidencia, decidiera renunciar ahora o en enero del próximo año para buscar la candidatura por otra opción.
Andrés Manuel no entiende a México mucho menos al mundo.
Columna de Manuel Díaz en SDP Noticias
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