El papa Francisco dijo, durante la audiencia general, que los ancianos “no son material de descarte”, sino “un don para la sociedad” y recordó que fueron ellos los que pagaron el precio más alto durante la pandemia, pues “ya eran la parte más débil y descuidada”.
Nada que temer ante alzas de precios de combustibles por conflicto Rusia-Ucrania: AMLO SCJN frena juicios de amparos contra Reforma Eléctrica"Los mirábamos demasiado en vida y ni siquiera los vimos morir”, aseguró el pontífice, que inició hoy una serie de catequesis dedicadas a los ancianos durante la audiencia general celebrada en el aula Pablo VI.
El papa lamentó que cada vez sea más frecuente considerar a los ancianos como “un peso” y añadió que “junto a las migraciones, la vejez es una de las cuestiones más urgentes que la familia humana está llamada a afrontar en este tiempo”.
Aseveró que “la exaltación de la juventud como única edad digna de encarnar el ideal humano, unida al desprecio de la vejez vista como fragilidad, degradación, discapacidad, ha sido el icono dominante de los totalitarismos del siglo XX”.
“La juventud es hermosa, pero la eterna juventud es una alucinación muy peligrosa. Ser ancianos es tan importante, y hermoso, como ser jóvenes”, reflexionó el papa, que destacó que “la alianza entre las generaciones, que devuelve al ser humano todas las edades de la vida, es nuestro don perdido” y “tiene que ser encontrado”.
Y al respecto afirmó que “si los abuelos se repliegan en sus melancolías, los jóvenes se encorvarán aún más sobre sus smartphones”.
El objetivo de estas catequesis, añadió el pontífice argentino, “es animar a todos a invertir pensamientos y afectos en los dones que esta lleva consigo y a las otras edades” y “discernir el sentido y el valor de la vejez”, concluyó.
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