En medio de la inauguración del AIFA, donde hubo de todo, desde tlacoyos y aclamaciones al presidente, hasta la banda de los niños de Tlaxiaco, Oaxaca, está el pleito que protagonizan tres funcionarios del círculo íntimo del presidente: el Fiscal Gertz Manero, la exsecretaria de gobernación y presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero y el exconsejero Jurídico, Julio Scherer, al que AMLO llamó “su hermano”.
Scherer publicó en la más reciente edición de la revista Proceso una severa y contundente acusación en contra de sus excompañeros de Gabinete. Denunció al fiscal general y a la exsecretaria de Gobernación de presuntos delitos como uso indebido del servicio público, abuso de poder, tráfico de influencias, omisión de responsabilidades y de una persecución en su contra.
En un largo escrito publicado por el semanario Proceso, Scherer advierte peligro de tener una fiscalía en manos de Gertz: ”el país no podrá cambiar del todo mientras la justicia sea rehén de hombres como Gertz Manero” y en clara alusión al hecho que AMLO está quitando todos los contrapesos y organismos autónomos para acumular poder, dijo: “su fiscalía no tiene contrapesos constitucionales y hoy es un peligro. No voy a cesar en la denuncia de sus atropellos”.
Ese a quien que le gusta victimizarse de que todo el mundo está en contra de AMLO y su proyecto, que no es Calderón, ni Fox, ni Salinas quien hace las acusaciones, esta maraña de corrupción está dentro del círculo más cercano al presidente, son ellos mismos, son sus más allegados quienes se están dando hasta con la cubeta.
El AIFA
Aunque AMLO y su gobierno pasan por un bache del que no han podido salir, se llevó a cabo la inauguración del Aeropuerto Felipe Ángeles al más puro estilo del viejo priismo populista.
El evento se dio en medio de un contexto totalmente adverso al presidente López Obrador -y no por las acusaciones o descalificaciones de personajes de la oposición que, dicho sea de paso, ni se ven ni se sienten- sino por la descomposición del gobierno y de la propia figura presidencial, una descomposición que tiene su origen en ellos mismos, en Morena, en sus legisladores, en sus aliados, en los integrantes del gabinete, en el círculo más cercano al presidente y hasta en su familia.
La improvisación y la opacidad
No estaban listos para la inauguración del AIFA y todo se hizo al vapor, al “chilazo”, pues, como muchas cosas en este gobierno. No estaban concluidas obras necesarias para el funcionamiento óptimo del aeropuerto, vaya, ni el hotel en el que pernoctaría el presidente. Las vías de acceso, vialidades, carreteras ni ampliaciones, ninguna está terminada, tampoco el Tren Ligero que saldrá de Buenavista, a ese “solo” le faltan 12 km, informó AMLO.
En cuanto a la obra en general, de acuerdo con los resultados de la Auditoria Superior de la Federación, no está nada claro, contratos sin licitar (la característica de este gobierno), empresas de reciente creación a las que se les adjudicaron contratos muy altos, y proveedores vinculados a “factureros”.
Pero las cosas van más allá, una investigación de Mexicanos contra la Corrupción revela, por ejemplo, que un empresario ligado a una compañía fantasma que envío toneladas de leche a Venezuela a través de un presunto testaferro de Nicolás Maduro, obtuvo dos contratos hasta por 184.5 millones de pesos para vender acero. (Reforma).
Pleitos y más pleitos
A lo anterior hay que sumar la serie de pleitos y denuncias de todo el grupo de Morena y del presidente, en el partido, entre Yeidckol Polevnsky, aliada de los hijos de AMLO, particularmente de Andy, contra el también exdirigente partidista Alfonso Ramírez Cuéllar, aliado de Beatriz Gutiérrez, que terminó en tribunales electorales y ministeriales por el mal uso 395 millones de pesos, recursos que presuntamente se aplicaron en arrendamientos, pago de obras de remodelación y mantenimiento de inmuebles del partido que nunca se llevaron a cabo.
Otro pleito que evidencia lo que realmente son AMLO, Morena y los suyos, fue el terrible enfrentamiento entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum por el trágico colapso de la Línea 12 del Metro, que dejó un saldo de 26 personas fallecidas.
Otro más entre Sheinbaum y Monreal, por la falta de acarreados en la elección intermedia de 2021, donde Morena perdió más de la mitad de las alcaldías de CDMX. El pleito entre Monreal y el gobernador de Veracruz que, entre otras cosas, ha provocado que se recrudezca la violencia en ambas entidades.
Están también los pleitos entre la secretaria de seguridad Pública Rosa Ícela Rodríguez y el secretario de Marina Rafael Ojeda. Las acusaciones que han surgido a partir de las renuncias de los secretarios de Medio Ambiente, Hacienda y del Instituto para devolver al Pueblo lo Robado.
Todo indica que los pleitos en el Olimpo -o mejor dicho entre los cortesanos del inquilino de Palacio- muestran de cuerpo entero la descomposición del gobierno de AMLO, un gobierno corrupto, sin control y donde la polarización empieza entre ellos mismos y esto solo es posible cuando no hay proyecto de gobierno, cuando predomina la visión personal y los intereses de unos pocos.
Lo mejor que podemos esperar es que cuando AMLO concluya su mandato sea llamado a rendir cuentas de todo lo que está sucediendo, porque hasta hoy, por evidente que sea, utiliza todo su poder para tratar de ocultarlo.