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Jueves, 25 de Abril de 2024

Los tamales de Doña Mari en Izúcar llegan hasta EU

Desde muy pequeña, doña Mari se desarrolló en el ambiente de la preparación y venta de tamales
Domingo, 19 de Junio de 2022 11:38
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Lidchy Cano

Izúcar de Matamoros, Pue.-  Maricela Bahena Coria, mejor conocía como doña Mari, tiene 62 años de edad y lleva 27 años de su vida conservando la tradición familiar de hacer tamales en Izúcar de Matamoros. Ella se levanta todos los días a las 4 de la mañana para hacer estas delicias que las comercializa en el mercado Miguel Cástulo de Alatriste.  

En la región de Izúcar los mototaxis podrían ser regularizados En Jolalpan sigue la búsqueda de dos mujeres desaparecidas desde hace 4 meses Bahena Coria comentó que todos los días se levanta a dicha hora para preparar los tamales, los cuales son del día, actualmente ella es la única de 11 hermanos que aun realiza tamales, y es que todos ellos aprendieron de su madre a realizar este exquisito platillo mexicano.  

Desde muy pequeña, doña Mari se desarrolló en el ambiente de la preparación y venta de tamales, una tradición que fue heredada de generación en generación, ya que su mamá la llevaba a ella y a sus 11 hermanos a la venta de los productos, por lo que siempre vio cómo se preparaban.  

Maricela Bahena Coria estudio la carrera de secretaria, área en la cual trabajo durante 15 años, hasta que una computadora se convirtió en su reemplazo y fue despedida en 1995, a partir de ahí ella buscó la manera de sacar adelante a su familia, dándose cuenta que su solución era la herencia familiar que es la elaboración y venta de tamales.  

Detalló que los tamales que comercializa se caracterizan por la técnica que le han heredado las mujeres de su familia, así como también la calidad de las materias primas, para que tenga una buena consistencia y buen sabor, sin olvidar que también tiene a dos mujeres que emplea en sus dos comercios done vende tamales de rajas, dulce, mole y verdes, así como atoles de arroz, granillo y champurrado.  

Añadió que en promedio al día ella comercializa 180 tamales, más los atoles, sus tamales son llevados hasta Estados Unidos congelados por personas que los envían para los migrantes que radican en ese país, y buscan comer un rico tamal de su tierra.  

Indicó que sus hijas también han aprendido el oficio, además de que se enorgullece saber que sus nietos también se interesan por aprender lo que hace su abuelita.  

Uno de los momentos que ha puesto a prueba a doña Mari y su negocio y tradición de sus tamales fue cuando sus 3 hijas iniciaron la universidad, pues al tenerlas en escuelas privadas sabía que los gastos eran mucho mayores; fue ahí cuando comenzó a vender por las noches en el tianguillo y en las mañanas en la puerta de su casa, trabajando todo el día, sin comer a sus horas, ni dormir bien, eso la llevó a una depresión en donde el doctor le dijo que tenía que cambiar su ritmo de vida o algo peor podría pasarle.  

Otro episodio difícil para doña Mari fue la pandemia por Covid-19, pues como muchos, sus ventas disminuyeron en un 50 por ciento, también dejo de vender en su casa debido a las bajas ventas "fue difícil, afortunadamente nadie de nosotros nos enfermamos y por eso no nos rendimos, seguimos luchando y gracias a Dios aquí estamos de pie siguiendo con el oficio y la tradición".  

Foto: Lidchy Cano  

cdch

 

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