Y pues sí, y resultó que algún buen ciudadano captó a nuestra simpática Liz Vilchis (alias Elizabeth García Vilchis) con su esposo René Sanchez Galindo quien es, como lo dice su biografía de Twitter, “director general de Instrumentos y Asuntos Internacionales en la Consejería Jurídica de Presidencia”, es decir, que en pocas palabras quién sabe qué haga dentro del gobierno pero de que está dentro del presupuesto, lo está. Pues les decía, los cacharon a ambos haciendo una cosa típicamente mexicana que es “brincarse la fila” para no tener que formarse para votar en una casilla instalada para las elecciones internas del partido Morena.
¿Quién es quién…? La historia de “Liz” VilchisAna García Vilchis, retrato de un fracasoAhí ambos, Liz y su distinguido esposo, cual reyes de España o de Inglaterra, llegaron queriendo entrar por la salida lateral, para no tener que formarse porque, pues ya saben, el sol es muy molesto y esas cosas.
El tema es que al haber hecho esto Liz Vilchis, quien osa pararse todos los miércoles en las mañaneras para burlarse de quienes atacan o contradicen al presidente AMLO, pues lo único que hizo fue quemar más a su jefe.
Ya en una ocasión, en público y en cadena nacional, el presidente humilló y regañó a Liz Vilchis por su mala dicción que provocaba las burlas de todos y eso a AMLO francamente le habrá dado risa en un momento dado, pero después ya no.
Ahora con esto, Liz Vilchis pierde toda calidad moral para plantarse a hablar de otros e intentar defender al presidente. Ya no le va a ayudar a Obrador tenerla cerca.
Y en tanto un expresidente de México, Felipe Calderón, comentó acerca de este penoso evento haciendo énfasis en la bolsa que portaba nuestra Liz adorada, de la marca Bimba y Lola. Una marca que si bien no es de las que usa la gente rica pues cuesta alrededor de $4,400 (hay bolsas Hermès por arriba del millón de pesos), sí es un artículo absolutamente aspiracionista.
Liz Vilchis tiene con qué pagársela (al parecer gana 90 mil pesos al mes), el problema no es que se la compre, está en todo su derecho, le alcanza para esa y varias más. El tema es, otra vez, que alguien cercano al presidente actúa contra el discurso de la pobreza franciscana que tanto reza López Obrador todos los días.
Liz Vilchis quiere “actuar” como una persona que comulga con el pensar del presidente y se ha atrevido a ser una fiel aplaudidora de todo este discurso de austeridad y pobreza. Pero es eso lo que hace Liz: solo “actúa” y nada más. Para actriz de la Rosa de Guadalupe no estaría nada mal.
Y ahí en medio de esta evidencia que grabó el buen hombre ciudadano, pues también otro error y grave de Liz Vilchis y su distinguido esposo: que la justificación por haberse saltado la fila era que traían a su hijo pequeño, y pues resulta que en las filas para las casillas electorales no está indicado que por traer niños te tengas que brincar la fila, te formas porque te formas. Solamente personas discapacitadas pueden hacerlo.
Entonces aquí tenemos a un niño al que usan para este fin, y como madre me pregunto: ¿Qué ejemplos y valores le están dando al pequeño con esto?
Conclusión: Todos nos dimos cuenta de que Liz Vilchis es bastante tramposa, pero además es aspiracionista porque le gustan las bolsas que cuestan arriba de mil pesos. Y no está mal ser aspiracionista, pero el presidente ha usado el término “aspiracionista” para catalogarlo como un defecto y no lo es. Así que Liz Vilchis es aspiracionista porque se le da la gana comprarse una bolsa, porque puede y porque quiere, bolsa que sí podemos catalogar como fifí (digo, no todas tenemos para comprarnos una bolsa de 4 mil 500 pesos) porque Liz Vilchis nos enseña que claro que se vale aspirar a algo mejor, pero a su vez la propia Liz Vilchis, yo diría, ya no debería estar trabajando en la empresa “Pobrezas Franciscanas ACME- OBRADOR” porque rompe con los estatutos de la misma y no comulga con los códigos que la compañía dicta.
Quizá mañana, en la mañanera, nos encontraremos a un Presidente que a lo mejor ahora invita a cantar a los de Magneto, por no tener cara para defender no nada más a Liz Vilchis, sino a los golpes y trancazos, y sillas voladoras que hubo en las elecciones internas de Morena.Ya veremos.
Es cuánto.
Columna de Claudia Santillana de SDP Noticias
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