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Viernes, 20 de Septiembre de 2024

Nadie merece desaparecer

Los estigmas sociales que pesan sobre las personas desaparecidas y sus familias han sido documentados en un diagnóstico del CUDJ del ITESO
Jueves, 25 de Agosto de 2022 15:51
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Municipios Puebla

Hay un par de tenis blancos al pie de una silla. En el respaldo, un papel: “En algo andaba”. Allá se ven unas sandalias, unos zapatos, otros tenis, unas pantuflas. Más papeles: “Señora, hay que cuidar a los hijos”, “¿Quién le manda estar trabajando a esa hora?”, “Todo por no trabajar en algo decente”, “Esto nomás le pasa a gente que anda en malos pasos”. Calzado y papeles están en el auditorio M del ITESO, son símbolos de una realidad doblemente dolorosa: los zapatos simbolizan a las personas desaparecidas; los papeles, los señalamientos que deben soportar quienes les buscan. Estos señalamientos fueron documentados en Nadie merece desaparecer, diagnóstico sobre la estigmatización social que padecen las víctimas de desaparición y sus familias, que fue presentado por la universidad jesuita de Guadalajara.

Dos años después, Yehualtepec sigue esperando a los desaparecidos…Madres de migrantes desaparecidos buscan ayuda en Puebla y TlaxcalaLa publicación del diagnóstico corrió por cuenta del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ (CUDJ), del ITESO, con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés). La investigación fue coordinada por la antropóloga Concepción Sánchez. La académica explicó que la investigación deja ver que la estigmatización “no es un proceso casual, sino que es sistemática, sobre todo desde las autoridades, que ponen el foco en la víctima y no en el delito como una excusa para evadir la búsqueda y alentar la no denuncia”. La investigadora también afirmó que este discurso, que culpabiliza a las víctimas y a sus familiares, “contribuye a un alejamiento entre quienes no han sufrido una desaparición y quienes ha sido víctimas. Es un relato generado con el objetivo de invisibilizar”.

En 135 páginas, el diagnóstico enmarca teóricamente el problema de la desaparición y los discursos oficiales en torno a este delito, pero sobre todo da voz a las familias que buscan a sus seres queridos, siendo las madres las encargadas principales de llevar a cabo las búsquedas.

“Se trata de una investigación que es una reflexión y un llamado a la acción, una investigación puesta a disposición de los actores en esta problemática, porque la estigmatización afecta en todos los ámbitos, pero tiene consecuencia en el actuar de las autoridades”, dijo Alejandra Nuño, directora del CUDJ del ITESO. Señaló que la presentación del diagnóstico se enmarca en la jornada de reflexión impulsada por el Sistema Universitario Jesuita, así como en el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada —30 de agosto—; el aniversario de la toma de la catedral metropolitana de Ciudad de México a manos del Comité Eureka —el primero en alzar la voz para exigir el regreso de sus desaparecidos— en agosto de 1978, y el aniversario del CUDJ, creado en agosto de 2019.

Para Andrés Marcelo Díaz, quien acudió en representación de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Nadie merece desaparecer es un documento importante porque “hacía falta la vinculación de la academia con las familias, los activistas, la sociedad civil. Es una muestra de una buena práctica de lo que hay que hacer desde la academia”. El funcionario del organismo internacional dijo que la estigmatización no es nueva, sino que se puede rastrear hasta los días de la llamada guerra sucia en los setenta, y afirmó que obedece a “un modo de operar anclado a las estructuras de poder y al modelo punitivista que sigue la lógica del castigo y de la culpa”.

Por su parte, Camilo Ovalle, de la Dirección General de Estrategias para la Atención de los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, dijo que el estigma social es un componente del discurso de la violencia, la hace viable y la justifica. “Los discursos de la violencia buscan legitimizarla socialmente, por lo que debemos cuestionar los discursos que siguen permitiendo el ejercicio de la violencia”. Sobre el documento, lo describió como “un excelente punto de partida que merece una difusión y una discusión amplias”.

“No existe estigma que nos detenga”

La presentación del diagnóstico contó con la presencia y participación de tres mujeres que buscan a sus seres queridos. Martha García Cruz fue enfática en afirmar que “nadie merece desaparecer, eso es algo que nos debemos meter en la cabeza”. Ella busca a César Ulises, su hijo, quien desapareció en 2017 mientras viajaba hacia Ocotlán.

Al compartir su historia, Martha García contó cómo, a consecuencia de los repetidos mensajes de las autoridades, llegó a preguntarse cuánto conocía a su hijo y si había una faceta de él que ella ignoraba. “Nadie merece desaparecer. Si una persona hizo algo, como dicen, debe ser juzgado por las autoridades correspondientes, pero nadie merece desaparecer”, apuntó, y dijo que “todos tenemos derecho a ser atendidos con dignidad y con respeto”. Finalmente, agregó que el estigma social no sólo lo viven de parte de las autoridades, sino de los círculos cercanos que prefieren alejarse de ellas hasta que “nos vamos quedando solas”. También agradeció el trabajo hecho con el diagnóstico ya que visibiliza su lucha.

Esperanza Chávez, del colectivo Por Amor a Ellxs, dijo que “quienes buscamos no sólo padecemos el dolor por la ausencia y la indolencia de las autoridades, sino que también padecemos el estigma social”. Ella busca a Miguel Ángel, su hermano, desaparecido en 2014 en López Mateos y avenida México, a unas cuadras de Casa Jalisco. Señaló que uno de los efectos del estigma es la falta de empatía y de solidaridad de la sociedad civil. “Resulta fácil juzgar cuando no se tiene este dolor, pero nuestros desaparecidos no son lo que se dice de ellos ni nosotras somos las apestadas. No existe estigma que nos detenga: sabemos quiénes son los nuestros y sabemos quiénes somos nosotras”, concluyó.

“Mi hija no se fue con el novio, no andaba en algo, no vestía provocativa. Es una hija, una tía, una hermana, una amiga maravillosa”. Con estas palabras, Leticia Vázquez presentó a Érika, su hija, cuyo paradero desconoce desde noviembre de 2014. Integrante del Comité de Latinoamérica y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer​ (Cladem), Leticia Vázquez invitó a las y los asistentes a ser empáticos y no esperar a que les suceda algo similar. También hizo un llamado para exigir ciudades seguras y a no seguir escuchando los discursos del gobernador y del presidente, quienes insisten en afirmar que los delitos van a la baja. “Es una burla”, dijo, considerando que en el país hay más de 100 mil desaparecidos con denuncia, “pero sabemos que son el doble”.

Subrayó que es una ironía que sean las mismas autoridades quienes les atacan y criminalizan, “cuando esas instituciones fueron creadas para buscar, y no lo hacen”. Concluyó sentenciando que “si las autoridades le apuestan a que nos vamos a cansar de buscar, ya se dieron cuenta de que no va a pasar”.

Foto Especial

clh

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