Durante el primer año de la pandemia, la vacunación contra el VPH disminuyó en al menos un 40% en relación con 2019, mientras que para 2021 la baja rebasó el 90%, de acuerdo con los datos abiertos sobre aplicación de vacunas de la Secretaría de Salud federal.
Los bajos niveles de vacunación contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) durante la pandemia por COVID-19 provocarán un repunte en la transmisión de este virus —causante del cáncer cervicouterino—, prevén especialistas.
Cabe mencionar que ocho de cada 10 personas lo adquirirán en algún momento de la vida.
Los años más duros de la pandemia, 2020 y 2021, trajeron un retraso en la aplicación de dosis de vacunas contra el VPH, lo que coloca a niñas y adolescentes en una situación más vulnerable
Durante el año 2022 las campañas de vacunación contra este virus adquirieron un mayor impulso y se anunció la aplicación de poco más de 600 mil vacunas entre noviembre y diciembre, sin embargo, esto no será suficiente para que las niñas y adolescentes que debían ser vacunadas antes de iniciar su vida sexual puedan estar protegidas.
Ricardo Lúa-Alvarado, especialista en ginecología y obstetricia advirtió:
“Los recursos se acabaron en el sentido de que la gente no iba a tomarse los estudios, no se pudo vacunar por la pandemia en todo el mundo, se suspendió la revisión, el papanicolaou, las pruebas PCR, se suspendió la revisión de pacientes que tuvieran síntomas… Entonces, viene un repunte, un repunte de mujeres enfermas, mujeres con infección (de VPH) y mujeres con cáncer cervicouterino”.
A nivel mundial, tras los años más críticos de la pandemia, 2020 y 2021, se perdió más de una cuarta parte de la vacunación contra VPH que se había alcanzado en 2019, de acuerdo con la OMS.
Hoy, la cobertura es solo del 15% a nivel global. Aunque inicialmente se esperaba una recuperación en 2021, la vacunación cayó a un nivel más bajo. Ese año, México se ubicó en el lugar 27 en la cobertura de la vacuna en la región de las Américas.
La posibilidad de detectar oportunamente los efectos del virus se encuentra en las revisiones anuales y las pruebas de detección temprana del cáncer cervicouterino.Al mismo tiempo, es indispensable generar mayor información en torno al cáncer ocasionado por el VPH, así como en relación con una educación sexual y una cultura de la prevención y el autocuidado, lo que incluye chequeos generales y visitas periódicas al ginecólogo.
Hasta el 50% de las mujeres sexualmente activas están infectadas con algún tipo de VPH en este momento. De acuerdo con los especialistas y la OMS, la mejor manera de prevenirlo es vacunarse antes de empezar la vida sexual, informaron la doctora Elsa Díaz López, directora general del Grupo Especializado en Salud Femenina (Gesfem) y el médico Rogelio Aguado, miembro de la mesa directiva del Colegio Mexicano de Ginecólogos dedicados a la Colposcopia (Comegic).
Cuando se inició el esquema de vacunación era de tres dosis, recordó Díaz López, de los 11 a los 14 años en los planes nacionales. A partir de 2018, se modificó a dos dosis hasta antes de los 14 años. Actualmente, en México, la campaña que inició a finales de 2022 contempla una sola dosis a las niñas de entre 11 y 14 años. Los organismos internacionales, sin embargo, no han modificado sus esquemas; siguen recomendando al menos dos dosis.
“Ahora, ¿qué pasa con esa paciente de 18 años que no alcanzó la vacunación por la pandemia? Se aplica la dosis, pero ya no va a existir en el sector salud para ella esa posibilidad (de segunda dosis). Tendrá que conseguirla. ¿Dónde se puede conseguir? En consultorios particulares, o bien, en laboratorios donde hay existencia de la vacuna”, explicó Díaz López.
Es importante considerar los esquemas prolongados. Estos refieren a las niñas que quizá alcanzaron una sola dosis durante la pandemia, pero ya pasó un año o más. La recomendación, aun así, es terminar el esquema. Incluso, si se trata de una mujer de mayor edad, que hace dos, tres o cuatro años, se aplicó una o dos dosis, es recomendable terminar un esquema hasta una tercera.
“Hay que terminar los esquemas. ¿Qué pasó si a mí me la aplicaron antes de los 14 años y no me apliqué más que una? Termina el esquema, donde te toque, pero termina el esquema de dos dosis antes de los 14 años”, subrayó Díaz López.
La infección por VPH es una de las infecciones de transmisión sexual más comunes en el mundo, de acuerdo con la OMS.
El virus incluso puede ser transmitido con el uso de condones o en relaciones monogámicas.
Durante años, se ha dicho que el hombre es el principal transmisor, pero se calcula que el 85% de las mujeres con una sola pareja sexual antes de los 50 años han estado infectadas con VPH, mientras que el 91% de los hombres también lo están, especificó Díaz López.
Esto quiere decir que todas las personas sexualmente activas tienen riesgo de infectarse por VPH.
Las mujeres tienen más posibilidad de infectarse en la juventud, entre los 20 y los 35 años; sin embargo, existe un segundo pico posterior a los 45.Cuando a esta edad existe una nueva pareja sexual, hay 17 veces más probabilidades de adquirir una infección por VPH.
En cuatro de cada 100 mil casos, además, se transmite de madre a bebé durante el nacimiento.
Estamos hablando de un problema de salud pública, por lo que cualquier adolescente que va a iniciar su vida sexual debe saber que puede transmitirlo o adquirirlo desde la educación sexual.
Son más de 200 tipos de VPH los que existen, 14 tienen la posibilidad de causar cáncer; sin embargo, la mayoría de los cánceres son provocados por dos, pero solo un tipo es el origen del 70% de los cánceres cervicouterinos.
Se calcula que en el mundo se detectan 604 mil casos de cáncer cervicouterino por día.
En México, hay 9 mil casos y tres mil muertes al año. Una de cada 10 mujeres que mueren por cáncer es debido al cervicouterino. En suma, en México una mujer muere por este tipo de cáncer cada dos horas aproximadamente.
“Tenemos mamás de más de 30 años que ya debieron haber estado vacunadas y no se vacunaron. Cuando estamos hablando de una muerte cada dos horas por cáncer cervicouterino, estamos ante una problemática de salud pública, y qué está sucediendo en nuestro país con los programas, con las aptitudes, con la educación en la población, con las estrategias, que cuando se detecta en un papanicolaou algo anormal, a nivel institucional solo la mitad de esas pacientes llega a una colposcopia (el procedimiento para examinar más detalladamente el cuello uterino)” aseguró Díaz López.
Debido a que la infección por VPH no produce síntomas hasta que sobreviene el cáncer, pueden pasar años antes de su desarrollo, y la falta de revisiones puede derivar en que no exista una detección oportuna.
El cáncer cervicouterino no debería agravarse a su estado más avanzado, porque es 100% tratable. De ahí la importancia de los chequeos periódicos acompañados por especialistas.
“La forma de detectar una infección por VPH no es el papanicolaou, ni es la colposcopia ni es la revisión ginecológica. Es una prueba molecular de PCR muy parecida a la de COVID; de hecho, es igual, nada más que la prueba de COVID detecta un virus; la prueba de VPH detecta 14, los más agresivos. La única diferencia es la toma de la muestra. El cáncer cervicouterino o las lesiones precancerígenas, ahí sí entra el papel del papanicolaou, la colposcopia, la revisión con especialistas… pero primero es la prueba de VPH; si sale positiva, no quiere decir que la mujer tenga cáncer, sino que tiene más riesgo que otras de desarrollarlo”, explicó Lúa-Alvarado.
La recomendación de la OMS para prevenir el cáncer cervicouterino es que todas las mujeres de 30 a 49 años sean examinadas por un médico al menos una vez, incluso si han sido vacunadas previamente contra el VPH. Con ello, pueden detectarse previamente cambios precancerosos en el cérvix, que además pueden ser tratados antes de convertirse en cáncer.
Díaz López destacó la importancia de tratar también el aspecto emocional que conlleva la angustia en las pacientes de que un resultado positivo a VPH pueda convertirse en cáncer, el riesgo de que lo hayan transmitido a parejas o en el embarazo, y si en el momento no existe cáncer, la duda en torno a en cuánto tiempo podría desarrollarse.
“Tenemos una serie de cambios emocionales y psicológicos, donde hoy tenemos esta alternativa en la que podemos apoyar a la paciente manteniéndola en vigilancia, pero eso no quiere decir que nos vayamos solamente hacia la zona genital. Es muy común que las pacientes tengamos diabetes, artritis, estemos tomando medicamentos, y que haya otros factores que vayan a funcionar como inmunosupresión; la edad es otro factor… Todos estos factores tienen que ser vistos por un médico en forma integral y no solamente dirigirnos a la parte física o genital”, concluyó.
Foto: Gaceta UNAM
LSM
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