En Tlaxcala, en el municipio de Tenancingo la trata de personas es ya una herencia maldita que siguen practicando las nuevas generaciones.
Tenancingo es considerado el bastión de la explotación sexual y aquí los hijos o sobrinos de los tratantes o padrotes, han aprendido bien el negocio, obteniendo grandes y jugosas ganancias.
La poca acción e ineficiencia por parte de las autoridades ha permitido que este delito que afecta y lacera directamente a las mujeres, siga practicándose en otros municipios de la zona sur.
En municipios como Tenancingo, Acxotla del Monte, entre otros de la zona sur, este delito se ha normalizado como mera actividad esconóomica.
Algunos tratantes ponen a trabajar a sus madres y esposas, fungiendo ellos como sus “padrotes”.
El tema no es novedad y pareciera que esta actividad de tratantes de personas, es un manual que todos saben, incluyendo a las mismas autoridades, quienes en varias ocasiones describen su modus operandi.
Los tratantes enamoran a sus víctimas, en unos meses les dan una vida de ensueño, con todas las comodidades anheladas por ellas. Después el cuento de hadas se vuelve pesadilla ya que les piden a sus víctimas que trabajen para salir del bache económico y las prostituyen.
Algunos recurren a embarazarlas para que, una vez que nace su bebé, jamás se puedan ir de su lado, ya que los hijos serán su ancla para que nunca abandonen a sus explotadores.
La trata y explotación de niñas y adolescentes mujeres principalmente, es el negocio familiar, donde todos realizan un determinado papel.
Las madres de algunos tratantes son las que cuidan y mantienen en cautiverio a las víctimas en sus casas, las que, en la mayoría de los casos, son fortalezas para que las mujeres puedan huir, según pobladores de dicho municipio.
Mientras que el resto de la familia las traslada a otros estados para prostituirlas e incluso algunos las llevan hasta Nueva York y otros las dejan a la vista de todos, como la vía corta de Santa Ana Chiautempan-Puebla.
Colectivos y centros de ayuda en pro de la mujer, como Fray Julián Garcés, han manifestado su postura ante la inacción de las autoridades, del gobierno del estado, quienes aseguran que en la entidad la trata de personas ya no existe.
"Fueron creados órganos interinstitucionales y multidisciplinarios que coordinan trabajos y proyectos para fortalecer la política estatal de equidad de género (…) Durante septiembre de 2021 se conformó el Consejo Estatal contra la Trata de Personas, sus integrantes fueron los responsables de crear el Programa Estatal contra la Trata de Personas con Fines de Explotación Sexual en Niñas y Mujeres 2022-2027”.
Las organizaciones y colectivos piden al gobierno del estado, primero reconocer el problema, ya que negándolo no se erradicará.
"La gobernadora y su gabinete deben reconocer la gravedad de la trata de mujeres y niñas en la entidad. Empero, ha ocurrido lo contrario: la procuradora general de Justicia, Ernestina Carro Roldán, en su comparecencia ante el Congreso del estado en enero pasado, hizo aseveraciones que mostraron la reducida visión del gobierno sobre la problemática, además de proporcionar datos confusos sobre la atención del delito”, manifestó el Centro Fray Julián Garcés.
Cuando las víctimas han logrado escapar de sus explotadores y los han denunciado, el proceso no ha sido fácil, ya que la justicia tiene tiempos muy largos y acciones muy lentas.
Historias sobran para contar, tal es el caso de Rubí, quien logró escapar del explotador.
Sin embargo, la familia del tratante tenía a sus hijos y ella sabía que después de escapar el siguiente paso sería recuperarlos.
Rubí pidió apoyo de la Procuraduría General de Justicia del Estado para recuperarlos y, a su vez, siguiera el proceso, ya que ella denunció a la familia del tratante, incluida su madre, quien era la encargada de cuidar a las víctimas de explotación sexual.
La Procuraduría de Justicia de Tlaxcala recuperó a los hijos de Rubí, luego de una negociación que hizo con la familia del tratante para que les entregaran a los niños y en esta entrega no hubo ninguna detención por parte de los cómplices de trata de personas.
Foto: Cultura Colectiva
LSM
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