La Junta de Gobierno del Banco de México seguramente decidirá la próxima semana detener ya el incremento de la tasa de interés objetivo.
Ocupa Puebla segundo lugar en producción automotrizInvertirá Iberdrola 5 mmdd en 6 plantas solaresEl dato de la inflación que ayer conocimos apuntala claramente esa posibilidad.
En abril hubo una leve deflación en los precios al consumidor, de 0.02 por ciento; el incremento anual fue de 6.25 por ciento, el más bajo en 18 meses; la inflación subyacente sigue más arriba, pero la trayectoria también es a la baja y alcanzó 7.67 por ciento.
Por un tiempo largo se señaló que las decisiones de Banxico no podrían ‘desacoplarse’ de las que toma la Reserva Federal pues, si en Estados Unidos hay un incremento de las tasas y en México no, esto podría afectar negativamente a la paridad del peso frente al dólar.
En las actuales circunstancias eso ya no se sostiene.
La tasa nominal de los Cetes a 28 días es actualmente de 11.39 por ciento. Con una inflación que tiene una variación anual de 6.25 por ciento, se puede calcular una tasa real de 4.8 por ciento.
En Estados Unidos, la tasa de los bonos del Tesoro a 30 días es de 5.50 por ciento mientras que la inflación es de 4.98 por ciento.
Es decir, en Estados Unidos la tasa real es de 0.5 por ciento.
Estamos hablando de un rendimiento que es apenas una décima parte de lo que se paga en México.
Esa diferencia da un margen de libertad muy amplio a la Junta de Gobierno del Banxico para que tome una decisión que no siga meramente a la de la Reserva Federal.
Veamos ahora el tema del tipo de cambio.
Ayer se cotizaba por la tarde en el mercado interbancario para grandes operaciones en niveles de 17.75 pesos.
Esto implica una apreciación de 8.8 por ciento en lo que va del año.
Como le hemos comentado en muy diversas ocasiones, un dólar muy barato puede afectar negativamente a las exportaciones mexicanas, en virtud de que hace perder competitividad a productos que para generarse requieren pagar insumos en pesos.
Adicionalmente, hace perder poder de compra a las remesas y tiende a convertir a México en un país más caro para el turismo y las inversiones.
Los beneficiarios de un dólar muy barato son los importadores a quienes se les abaratan productos y servicios… y los políticos de Morena, que logran crear la narrativa de que un dólar muy barato es un signo de fortaleza de la economía mexicana.
Bueno, hay que decir que al Banxico también le simplifica su trabajo de contención de la inflación al abaratar insumos en dólares.
Y eso se vio en el índice de precios al productor que ayer se dio a conocer. Los precios de los bienes intermedios en abril de este año fueron en promedio 1.17 por ciento más baratos que los del mismo mes del año anterior.
Tal vez se pudiera pensar que el crecimiento de la economía, en 3.8 por ciento durante el primer trimestre del año, muestra que las tasas que tiene actualmente el Banxico no están afectando negativamente a la actividad económica.
No es así. Es probable que el país estuviera creciendo a un ritmo aún más elevado si las tasas fueran más bajas y si no tuviéramos un dólar tan barato.
No se trata de buscar deliberadamente el encarecimiento del dólar. No.
De lo que se trata es de observar la trayectoria a la baja de la inflación y reconocer que, con los niveles actuales de las tasas reales de interés, México es uno de los países que aplica una política monetaria más restrictiva a nivel global. Estamos apenas atrás de Brasil y poco más arriba que Chile entre los países con tasas reales más elevadas.
Quizás aún no sea tiempo de que las tasas empiecen a bajar, tal vez haya que esperar señales más claras de que la inflación subyacente va claramente a la baja, pero es el momento en el que las tasas ya no deben subir.
Columna Coordenadas de Enrique Quintana en El Financiero
Fotografía El Financiero
clh
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