Al nuevo acto de misoginia, lo hizo acompañar de una nueva burla. Una muestra más de que, para López Obrador, los pobres sirven a una estrategia política, como él mismo dijo a principios de año. Pertrechado en el atril de su mañanera, lanzó una ofensa al pueblo de México; nulo entendimiento de lo que hoy por hoy es —más aún, LO QUE PODRÍA LLEGAR A SER— el país que dice gobernar.
Las razones de la ‘Xochitlmanía’No frenar a las corcholatas de AMLO es un precedente peligroso, adviertenPudo ser presidente y prefirió ser el chistoso de Palacio; el aniquilador del progreso y de la autoestima de un país. Así su mofa de Xóchitl Gálvez, quien en ocasiones se traslada en bicicleta. La ¿interpretación? del mandatario sobre el manejo de ese medio de transporte: el triciclo de los tamales, incluido el estribillo de quien los vende…
Sarcasmos repartidos a la senadora, a quienes venden ese producto y, con ello, a los que tratan de ganarse el diario sustento de forma honrada.
Una vez más, la sustancia de lo que está hecho su amor y su orgullo por el pueblo bueno —ese supuesto orgullo que pavonea frente al gobierno español para exigirle una disculpa oficial— quedó patente al mostrar desprecio a la primera oportunidad. Gran desprecio.
Irracional, incongruente, desmemoriado, hasta miserable. Siendo jefe de gobierno en 2004 López Obrador fue quien inició la construcción de ciclovías en la Ciudad de México; una capital más amigable con el ciclista, aprovechando que es un magnífico medio de transporte no contaminante y su uso mejora la salud. Ahora resulta ser el primero en defenestrar a los que usan bici. Me pregunto si la idea de las ciclovías no fue de él y sí de algún enamorado del ciclismo…
Pudo haber aprovechado el viaje de Xóchitl para presumir que ella usaba las ciclovías que él inicio, pero su odio —y la escondida amenaza que ella le significa— lo ciegan.
Hasta allí la lectura política del penoso comentario vertido por Andrés Manuel. López Obrador está equivocado. No es necesario decir mucho más.
A continuación una serie de datos y material informativo que sustenta lo que antes digo:
Los Países Bajos tienen el mayor porcentaje de usuarios frecuentes de bicicletas a nivel mundial; el 53% de su población recorre en promedio poco más de 7.5 Km al menos tres días a la semana. Teniendo una población de 17 millones de habitantes, hay 23 millones de bicicletas. De hecho, en Ámsterdam, el 32% de su población las utiliza diariamente, mientras que en Copenhague (Dinamarca) es el 29% de la población (Bicycle Cities Index, 2022).
Por cuanto a América Latina, en Sao Paulo (Brasil) más del 5% de sus habitantes circulan en bicicleta, en Bogotá (Colombia) el 4% y en nuestra capital, solo el 0.8%. Mismo con lo anterior, la CDMX se considera mejor acondicionado que Bogotá para andar en bici (México en el 80º lugar y Bogotá en el 81º). La capital ya cuenta con 380.72 km. de ciclopistas.
El uso de la bicicleta en los Países Bajos salva vidas y ahorra dinero. Se calcula que cada holandés pedalea un promedio anual de 880 km. Como país invierten en infraestructura bicicletera 600 millones de dólares al año, lo que se traduce en ahorros para la economía de más de 22 mil millones de dólares en ese mismo periodo (menor uso energías fósiles, mejores condiciones de salud, menos accidentes por consumo de alcohol, etc.).
No por algo el culto a la bicicleta en Francia (Tour de France) y en Italia (El Giro), razones de salud, de medio ambiente, de unión, de diversión. De conquistar cimas con todo el esfuerzo que ello requiere; de trabajo en equipo y una tesón constante para alcanzar la meta. Algunos seguidores del Tour consideran que la vida es como una vuelta ciclista; que incluso, para entender la existencia, se tiene que ver al menos dos o tres etapas del Tour.
Pero no es necesario irse tan lejos… la llegada de Xóchitl en bicicleta recuerda al ex primer ministro de Inglaterra Boris Johnson, a la primer ministra de Dinamarca o al pasado primer ministro de Holanda llegando a sus oficinas en bicicleta. Porque esa es la belleza de este medio de transporte: puede ser para ejercitarse, para contaminar menos, para estar en mejores condiciones físicas, por comodidad, para ser usada —con equipo de protección— prácticamente en todos lados (distancias cortas, claro está, a menos que se sea un profesional del deporte).
Por último, en épocas de ‘los otros datos’, copio estos de la página oficial del gobierno federal de nuestro país (datos actualizados 2020: Bicicleta. Salud y medioambiente sobre ruedas | Procuraduría Federal del Consumidor | Gobierno | gob.mx (www.gob.mx) Ojalá alguien tenga el valor de leérselos —y hacérselos entender— a López Obrador. Suerte. El mandatario descubriría que, en lugar de pitorrearse de Xóchitl por llegar en bicicleta, sería algo que mismo él debiera intentar más seguido.
• Pedalear reduce el riesgo de infarto en un 50% toda vez que el ritmo cardiaco máximo aumenta y la presión arterial disminuye, haciendo que el corazón trabaje a un ritmo más eficiente.
• Reduce el colesterol ‘malo’ y aumenta el bueno gracias a que la flexibilidad de los vasos sanguíneos se incrementa y el riesgo de calcificación disminuye.
• Fortalece el sistema inmunológico, siempre y cuando se modere la intensidad (pues un esfuerzo desmesurado debilitará y podría generar el efecto contrario).
• Mejora la postura y, con ella, los dolores de espalda se reducen. Fortalece los músculos del torso gracias a la tensión del ejercicio.
• Libera de la mente pensamientos negativos, el cerebro se oxigena, se facilita el proceso mental, las preocupaciones disminuyen y se descargan tensiones, evitando el riesgo de caer en depresiones.
• También la felicidad está ligada a las dos ruedas, porque pedalear genera endorfinas.
• Hace que las rodillas funcionen mejor. En esta actividad no hay golpeteo porque el 75% del peso del cuerpo recae sobre el sillín, evitando que las rodillas soporten pesadas cargas.
•Se trabaja la parte superior del cuerpo, fomentando el equilibrio y la coordinación motora.
• Es una forma de perder peso de manera saludable, mientras paralelamente apoya ponerse en forma.
• Este deporte no tiene edad. Es recomendable tanto para niños como para jóvenes, adultos o personas mayores.
Columna de Verónica Malo Guzmán
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