En México, dos de cada 10 mujeres desarrollan depresión durante el embarazo y durante el primer año tras el parto, y 75 por ciento de ellas no son diagnosticadas, no reciben el tratamiento ni la atención adecuada, Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INPRFM).
Poblanas podrían ampararse para interrumpir su embarazo en PueblaLa falta de atención afecta el desarrollo emocional, cognitivo y social de la o el bebé, así como el apego madre-hijo, madre-hija. Esta situación causa sufrimiento a las mujeres, quienes lo ocultan por desconocimiento y por temor a ser estigmatizadas
Existen factores que aumentan el riesgo de desencadenar depresión como el bajo nivel de escolaridad, desempleo, abortos previos, miedo al parto, embarazo no deseado, ser madre sola, mala relación de pareja, violencia de género, prenatal u obstétrica, o eventos estresantes en los últimos seis meses.
Otra causa de que las mujeres desarrollen depresión es enterarse de que tendrá una niña, cuando el deseo por parte de la mamá, del papá o de ambos es que fuese hombre o, por el contrario, porque desearan una niña y es un niño.
Los síntomas de la depresión tienen que ver con tristeza, pérdida de interés en cosas que antes realizaban, aumento o disminución del apetito y de las horas de sueño, sentimientos de culpa, dificultad para tomar decisiones o la idea de que su bebé podría estar mejor sin ella.
Estas mujeres comúnmente sienten desesperanza, ansiedad, que las circunstancias las rebasan, que son incapaces de ocuparse de las necesidades de su bebé o que sus tareas son agobiantes. A veces experimentan sentimientos negativos por quienes les rodean, incluida a su hija e hijo.
La depresión en el embarazo ocasiona que no acudan a las citas médicas prenatales y no se alimenten de forma adecuada; esto afectará el peso del bebé, puede provocar parto prematuro y dificultad en el proceso de crianza con consecuencias como diarrea, fiebre, problemas en el desarrollo motor, cognitivo, de lenguaje y social.
La depresión es un estado complejo que se puede presentar desde el segundo o tercer trimestre del embarazo; se caracteriza por reacciones emocionales, físicas y cambios en el comportamiento.
Durante los primeros 15 días después del parto es normal que la mamá sienta tristeza debido a los cambios hormonales, y esta sensación desaparece de forma paulatina; pero si los síntomas persisten seis meses después del parto, se debe solicitar ayuda profesional para el diagnóstico de la enfermedad.
El tratamiento consiste en la prescripción de medicamentos y psicoterapia; por lo general después de seis meses de atención especializada se regulan las conexiones neuronales que están alteradas y la paciente se siente mejor.
Es fundamental el apoyo de la pareja, la familia u otras mujeres cercanas a la mamá para el cuidado de la persona recién nacida, la preparación de alimentos, compras y quehaceres domésticos. Asimismo, es indispensable que descanse, reorganice prioridades, coma y duerma durante el periodo posparto.
Es importante crear conciencia y visibilizar los diversos trastornos mentales que pueden afectar a las madres, como depresión, ansiedad, psicosis posparto y trastornos por estrés postraumático, en cualquier caso es indispensable solicitar atención médica especializada.
La Secretaría de Salud cuenta con una red de hospitales federales y regionales e institutos de especialidad donde las personas sin seguridad social pueden tener acceso a servicios de especialidad con un equipo multidisciplinario que brinda atención integral.
Foto: Cortesía
cdch
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