Ya en el año 2019, Barnett había dado una entrevista a la BBC, donde aseveró que “trabajadores bajo presión habían estado instalando deliberadamente piezas de calidad inferior a los aviones en la línea de producción. También dijo que había descubierto graves problemas con los sistemas de oxígeno, lo que podría significar que una de cada cuatro máscaras de respiración no funcionaría en caso de emergencia.”
No son temas menores, ya estamos hablando de negligencia deliberada por parte de Boeing, lo que es totalmente inaceptable. Los pelos se ponen de punta cuando declara a este medio inglés “en algunos casos, incluso se habían cogido piezas de mala calidad de los contenedores de chatarra y se habían instalado en aviones que se estaban construyendo para evitar retrasos en la cadena de producción.”
Yo se los había mencionado con anterioridad, el TP01 era un avión prototipo con un sinfín de fallas, ahora que veo las declaraciones de Barnett me doy cuenta del peligro que era poner a volar ese avión.
Pero ahí no queda la cosa. Boeing como San Pedro Apóstol negó todo, a pesar de que las aseveraciones hechas por Barnett a la BBC, fueron corroboradas por una auditoría de la FAA que realizó en 2017 a Boeing, así como que se dio a conocer la solicitud de la autoridad aérea norteamericana de que la fabricante corrigiera los errores, pero todo indica que los errores se siguieron dando.
Además, Barnett había comenzado una demanda contra Boeing después de su jubilación, lo que viene a abonar todavía más el terreno de las especulaciones. Boeing lamentó públicamente el fallecimiento de su exempleado, pero sin lugar a dudas le conviene más su silencio, a que siguiera ventilando todas las triquiñuelas del fabricante que conocía de primera mano.
No es gratuito que después de 6 semanas de auditorías, la FAA haya declarado la semana pasada: “se han detectado múltiples casos en los que presuntamente Boeing no había cumplido con los requisitos necesarios para el control de calidad en la fabricación de sus aviones”.
Para mi resulta inevitable recordar el caso nacional de la Ruta 100, y viene a la memoria el nombre de Polo Uscanga, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México que también se “suicidó” en 1995, al negarse a firmar órdenes de aprehensión en contra de los trabajadores de dicha empresa de transporte, y quien además ya había denunciado amenazas en su contra.
Año en que la Ciudad de México era gobernada por Oscar Espinosa Villarreal del PRI, un personaje con claroscuros que tiene en su haber el membrete de ser el último regente del entonces Departamento del Distrito Federal.
Pues algo similar pasa en el caso de Barnett, quien supuestamente se “suicidó” dentro de su camioneta en el estacionamiento de un hotel, justo a 48 horas de rendir su declaración ante las autoridades norteamericanas.
Este 2024 apenas está arrancando, y en sus pocos días transcurridos Boeing ha presentado al menos 7 incidentes con sus aviones, lo que resulta preocupante, tanto para los tripulantes que tienen que laborar a bordo de estas aeronaves, como para los pasajeros. Los problemas ya no solo se restringen a la familia MAX, aviones de otros modelos han empezado a mostrar fallos, que se salen de la “normalidad”.
Como en una novela de Agatha Christie, estamos especulando que no fue suicidio sino asesinato, y elucubrando quién pudo ser el asesino; los motivos son más que claros, había que callar al “soplón”, al costo que fuera. Como en toda novela de intriga policiaca, la historia podría dar un giro inesperado, y resultar que lo más obvio no necesariamente es la verdad.
Al final lo que nos deja, es que Boeing es el perfecto reflejo de la sociedad norteamericana, con los vicios propios de estar enfermo de poder, y obsesionados con obtener ganancias, sin importarle las vidas humanas. Como sucedió en la Roma imperial, ¿estamos viendo la caída del imperio?