¿Hay algún escenario en el cuál el resultado de la elección del 2 de junio pudiera afectar la estabilidad financiera del país?
Garantiza INE operación del PREP; afirma que es imposible que lo vulnerenDebate entre Armenta, Rivera y Morales lo transmitirán 45 medios de comunicaciónAntes de responder a esta pregunta, permítame dar contexto.
De acuerdo con los datos de la mayoría de las encuestas, se perfila un triunfo de la candidata de la coalición “Sigamos Haciendo Historia’, Claudia Sheinbaum.
Es cierto, como siempre le he comentado, que las encuestas son ejercicios que operan sobre la base de las probabilidades más que de las certezas.
Esto significa que lo que puede afirmarse es que Sheinbaum tiene más probabilidades de ganar que Gálvez, de acuerdo con lo que refieren los estudios de opinión pública.
Sobre esta base es que sí existen un par de escenarios que podrían alterar la estabilidad financiera del país.
El primero sería un triunfo muy apretado de cualquiera de las candidatas, particularmente de Gálvez; el segundo, un triunfo muy holgado de Claudia Sheinbaum y de la coalición en cabeza, tan holgado que le permitiera obtener la mayoría calificada en las dos cámaras del Congreso.
Me explico por qué razón es que percibo que se trata de los dos escenarios que generarían inquietud financiera.
En otros países, independientemente de que la diferencia entre el primero y segundo lugar sean mínimas, el perdedor inmediatamente reconoce el resultado.
En México, no ha sido así.
Con frecuencia, cuando la distancia entre el ganador y quien le sigue, es muy pequeña, el perdedor impugna judicial y políticamente.
El caso más notorio en la elección presidencial fue el del año 2006, cuyo resultado sigue sin ser reconocido por el presidente López Obrador, y sobre el cuál ha construido la narrativa del fraude.
Para tratar de evitar la llegada al poder de Felipe Calderón, López Obrador encabezó una intensa movilización que se expresó en los plantones en el Zócalo y Reforma, de la capital del país, por varias semanas.
Incluso el día 1 de diciembre, fecha en la que asumiría Calderón la presidencia, se desplegaron opositores para tratar de evitar que el presidente electo llegara a tomar posesión.
Calderón ha narrado en diferentes ocasiones, las peripecias que tuvo que pasar para poder llegar a hacer el juramento como Presidente constitucional.
En el caso de que la candidata perdedora por escaso margen fuera Sheinbaum, la perspectiva de que se gestara una crisis política en México, sería considerable porque no sería fácil que el partido en el poder lo aceptara, lo que abriría la puerta a una crisis constitucional.
El otro escenario que puede producir incertidumbre está el otro extremo.
El presidente Obrador anunció el pasado 5 de febrero un conjunto de reformas constitucionales que de facto, remodelarían al Estado Mexicano.
Quizás la más profunda de todas ellas es la que conduciría a cambiar la integración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a establecer la elección directa de ministros y magistrados como el método para integrar a los miembros de las cúpulas del Poder Judicial.
Pero además, se plantean reformas para modificar la autoridad electoral, el INE, así. como el propio Tribunal Electoral, que es el máximo órgano judicial en la materia y toda la estructura de órganos autónomos que existen en el país, con excepción del Banco de México.
Se trata de una reforma que cambiaría profundamente los balances de poder en el país y conduciría a la concentración de la autoridad en el Poder Ejecutivo, en particular en la presidenta o presidente de la República.
Bajo esas condiciones, es probable que muchos inversionistas y empresarios consideraran que esta situación produciría indefensión para los ciudadanos, por lo cual se generaría una falta de certeza jurídica, que, eventualmente conduciría a una salida de capitales, en búsqueda de lugares donde se presenten condiciones de mayor certidumbre.
Hay que recordar que para que se logre aprobar una reforma constitucional, se necesitan dos terceras partes más uno de los votos de las dos cámaras del Congreso así como la aprobación de más de la mitad de los congresos estatales.
En el sexenio de López Obrador solamente durante los tres primeros años de su gobierno, una de las cámaras, la de diputados, logró tener una mayoría calificada de Morena y sus aliados.
Aunque hay el consenso de que la obtención de los porcentajes de votaciones necesarios para llegar a esa mayoría constitucional no es el escenario más probable, también debe tomarse en cuenta que no es imposible.
Si el día de la votación, Morena y sus aliados lograran una extraordinaria movilización de sus partidarios o los opositores carecieran del músculo político para lograr que la gente que no simpatiza con el gobierno actual saliera a votar, tal vez se pudiera darse esa circunstancia.
Los dos escenarios que describimos no son los escenarios base, esto es, no es lo que probablemente suceda. Sin embargo, se encuentran dentro de lo que es posible. Es decir, no se pueden descartar por entero.
Pero si no ocurre algunos de ellos creo que el proceso electoral del 2 de junio, por lo menos en el corto plazo, no traerá consigo sobresaltos a los mercados financieros.
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Columna Coordenadas de Enrique Quintana en El Financiero
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